Científicos aseguran que es poco probable que vacunas causen efectos a largo plazo
Ciencia
Por: Luis Alberto Hara - 08/18/2021
Por: Luis Alberto Hara - 08/18/2021
La incertidumbre que manifiestan algunas personas ante la vacunación es una de las razones por las cuales la pandemia podría alargarse mucho más. Países como Estados Unidos están viviendo una nueva ola de contagios y hospitalizaciones por covid-19 que se exacerban en los lugares en los que hay menos personas vacunadas.
Según la revista National Geographic, en Estados Unidos el 10% de los adultos dicen estar nerviosos con respecto a la vacunación y prefieren esperar. Sin embargo, los especialistas aseguran que estas personas pueden estar tranquilas y confiar en que las vacunas no tendrán efectos secundarios graves a la larga -salvo en casos estadísticamente menores-.
Otro de los argumentos que se esgrimen afirma que los efectos secundarios y las complicaciones tardan en aparecer y en ser registrados, pero las primeras pruebas fueron realizadas hace ya más de un año y no se ha encontrado una persistencia de síntomas negativos como consecuencia de las vacunas. Es cierto que se han detectado casos de Guillain-Barré e inflamación cardíaca, pero estos son muy raros y están contemplados en las listas oficiales.
Lo que científicos como John Grabenstein, de la Immunization Action Coalition, quieren hacer entender es que históricamente las vacunas han funcionado y no han producido efectos graves retardados o a largo plazo. La información que tenemos actualmente es suficiente para sentirse seguros de esto. El lapso común para los efectos secundarios es de dos semanas y estos pueden llegar a durar hasta seis semanas, pero es raro. Aunque no es imposible que los efectos secundarios aparezcan después de este periodo o superen las seis semanas, es "improbable" que así suceda. Aquí "improbable" es un término técnico que significa que no es estadísticamente significativo, lo cual debe ser determinante al tomar una decisión racional, según el paradigma científico actual.
El temor que se tiene con las vacunas de Pfizer y Moderna, que emplean moléculas ARNm, es infundado. Según Onyema Ogbuagu, especialista de Yale, son especialmente efímeras, pues "en un día, más o menos, ya están fuera del cuerpo". Después de ser eliminadas, el sistema inmune sigue trabajando y memoriza el virus -del cual ha recibido una especie de imagen o copia- para poder desplegar una respuesta rápida en caso de volverlo a encontrar. Este proceso en total tarda cerca de seis semanas, lo cual marca la duración de efectos secundarios que se puede esperar.
En los casos históricos de vacunas que sí han producido efectos secundarios graves siempre se han hecho patentes desde el principio, dentro del periodo de asimilación inmune de seis semanas.
Actualmente, la expansión de la variante delta ha obligado a muchos países a prolongar más de lo esperado su lucha contra la covid-19. La naturaleza altamente infecciosa de esta variante hace que, pese a todo lo avanzado, en este momento el mundo se encuentre en uno de los peores momentos de la pandemia. Si bien las vacunas no son una garantía total contra una infección de covid-19, existe información contundente de que reducen el riesgo de enfermedad grave, hospitalización y muerte. Es poco probable que se alcance la llamada "inmunidad de rebaño", justamente debido a mutaciones como la delta, pero también por el gran número de personas que se niegan a recibir la vacuna. Las vacunas siguen siendo nuestra mejor herramienta contra la pandemia.