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10 películas asiáticas: un atisbo a la compleja realidad cultural de países como Japón, China y Corea

Arte

Por: José Robles - 08/05/2021

El cine es un excelente medio para acercarnos a la realidad compleja de las culturas asiáticas

Países como Japón, Corea o China tienen un lugar muy particular en el imaginario occidental. Incluso en tiempos de globalización y telecomunicaciones instantáneas, lo asiático es todavía sinónimo de exotismo y quizá incluso de excentricidad. Lo oriental se nos aparece como algo a lo que quizá nos podemos acercar sin entenderlo nunca del todo, a veces ni siquiera superficialmente.

Las películas que compartimos a continuación son un atisbo a eso que podríamos denominar “lo asiático”. Dicha denominación que se revela muy pronto imprecisa, pues no existe una manera correcta de sintetizar realidades tan complejas como las de las culturas japonesa, coreana o china, tan entrecruzadas por un pasado milenario y una historia moderna llena de conflictos y contradicciones. 

La lista no es exhaustiva, pero sí pretende ser una especie de exposición de dicha diversidad. Veamos.

 

Parásitos, Bong Joon-ho (2019)

Parásitos cuenta la historia de una familia surcoreana que, viviendo en condiciones de pobreza y marginación, encuentra la manera de aprovecharse de la riqueza de una familia acaudalada a través de una especie de “plan maestro” basado en engaños, mentiras y tretas. Eventualmente, las artimañas se salen de control.

Parásitos está disponible en Netflix

 

El bosque del amor, Sion Sono (2019)

Sion Sono es considerado uno de los maestros contemporáneos del género del terror. En 2019 dirigió una cinta para Netflix, El bosque del amor, basada en los asesinatos cometidos por Futoshi Matsunaga entre 1996 y 1998 en la ciudad de Kitakyūshū, de tal atrocidad que en su momento los medios se negaron a contar los detalles.

El bosque del amor está disponible en Netflix

 

Las estaciones de la vida, Kim Ki-duk (2003)

Ambientada en un monasterio budista situado en medio de un lago, esta bella cinta de Kim Ki-duk es protagonizada por un monje anciano y un niño que a lo largo de la película se convierte en un joven y un monje. Su título original en coreano, Primavera, verano, otoño, invierno… y primavera, hace alusión al ánimo contemplativo y reflexivo de la cinta a propósito del transcurrir de la vida y del tiempo.

 

Vivir, Akira Kurosawa (1952)

Un burócrata se enfrenta al fin de su vida por causa de una enfermedad terminal, razón más que suficiente para intentar entender qué ha hecho de su existencia y si esta tiene algún sentido.

 

Thirst, Park Chan-wook (2009)

Las cintas de Park Chan-wook tienen casi todas un elemento común: la venganza. A manera de motivo central, el cineasta surcoreano ha construido una filmografía que explora la venganza como motivación en distintas situaciones.

Basada en la novela Thérèse Raquin del francés Émile Zolá, Thirst cuenta la historia de un sacerdote que luego de ofrecerse como voluntario en un experimento médico para encontrar la cura a un peligroso virus, resulta infectado y muere. Una transfusión misteriosa de sangre lo devuelve a la vida, pero como un vampiro.

Thirst está disponible en Mubi


Deseando amar, Wong Kar-wai (2001)

Esta cinta de Wong Kar-wai, sin duda la más bella de su filmografía, cuenta una historia de infidelidad y amor inesperado que ocurre en Hong Kong en 1962. La trama inicia cuando un hombre y una mujer que son vecinos se dan cuenta de que sus respectivos cónyuges tienen una relación.

Deseando amar está disponible en Mubi

 

Despedidas, Yōjirō Takita (2008)

Esta película sigue la historia de Daigo, un chelista que pierde su empleo en una orquesta local japonesa y tiene que mudarse a su ciudad natal para economizar gastos. Ahí, sin embargo, no puede conseguir trabajo como músico y, por un equívoco, termina trabajando en una funeraria. 

La cinta (también distribuida como Violines en el cielo) explora el tabú cultural que la sociedad japonesa mantiene hasta la fecha frente a la muerte y particularmente los entierros y todo trato con un cadáver, acto que, según se cree, contamina el espíritu. 

 

Paprika, Satoshi Kon (2006)

Esta cinta animada de Satoshi Kon cuenta la historia de un invento que permite a una persona “entrar” a los sueños de otra. Los problemas comienzan cuando alguien roba el aparato y comienza a usarlo con fines perversos.

Además de su trama ingeniosa y la manera tan creativa de tratarlo, esta cinta es uno de sus mejores trabajos en edición cinematográfica, habilidad en la que adquirió una maestría pocas veces vista (aquí un video al respecto).

Paprika está disponible en Apple TV

 

La princesa Mononoke, Hayao MIyazaki (1997)

Es difícil elegir una sola cinta de Hayao Miyazaki como recomendación. Sin embargo, La princesa Mononoke es una cinta que contiene varios de los motivos más característicos en la filmografía del japonés. 

La película cuenta la historia de Ashitaka, un joven príncipe atormentado por una maldición que consume su cuerpo. En su búsqueda de una cura, Ashitaka se encuentra con San, una joven criada por lobos que lucha junto a estos y otros dioses animales para proteger su hogar, un bosque amenazado por la expansión semindustrial de una señora feudal.

La princesa Mononoke está disponible en Netflix

 

Ciudad doliente, Hou Hsiao-hsien (1989)

Esta cinta de época retrata los abusos del Kuomintang (mejor conocido como KMT, un partido político de corte nacionalista surgido en la China continental) cometidos en Taiwán en la década de 1940. Entre otros sucesos, la cinta retoma la masacre del 28 de febrero de 1947, cuando una manifestación popular en contra del gobierno fue reprimida brutalmente, derivando en la muerte de cerca de treinta mil personas.

 

BONUS: Mishima: una vida en cuatro capítulos, Paul Schrader (1985)

Si bien no se trata de una cinta asiática en sentido estricto, esta película de Paul Schrader recorre la vida de Yukio Mishima, uno de los escritores japoneses más celebrados del siglo XX. Entre otros aspectos, la cinta aborda la homosexualidad de Mishima, su inclinación al nacionalismo japonés y los hechos que culminaron en su polémico suicidio (cometido a través de un ritual samurái asociado con la idea de honor, el seppuku o harakiri).

Además de por su guion y su cinematografía poco convencionales, la película es atractiva por sus adaptaciones de algunos fragmentos de novelas de Mishima.

 

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Imagen de portada: Deseando amar (2001), Wong Kar-wai