El pasado 6 de enero, el Día de los Reyes Magos, se cumplieron 100 años del nacimiento de Alan Watts (1915-1973), el filósofo y teólogo británico que popularizó en Occidente antiguas ideas espirituales encontradas en las tradiciones del budismo zen o del taoísmo. Aunque a veces clasificado dentro de la literatura de autosuperación y new age (y es que el acto de forzosamente tener que encasillar crea estos predicamentos), Watts escribió sobre temas diversos --incluyendo la tecnología, los psicodélicos y por supuesto todo tipo de religiones-- y siempre con una enorme lucidez --quizás su capacidad de hacer las cosas sencillas y quitarles su aparatosidad es lo que hace que algunas personas piensen que la filosofía pop de Watts no tiene el nivel de otros filósofos más abstrusos. De cualquier manera, Watts legó una serie de libros, platicas, conferencias y conversaciones que siguen contribuyendo a enriquecer el alma del mundo --podemos ver en Watts a una especie de Carl Sagan de la filosofía y de la religión, una persona que nos enseñó a disfrutar del conocimiento y maravillarnos del misterio de la existencia. Sus palabras tienen ese efecto de "galvanizar mentes", altamente contagioso, pero sin exigirnos una fe o un dogma.
Compartimos aquí algunas citas (satori en bits) y algunos links a manera de introducción al pensamiento de Watts:
La mayor parte de la actividad humana está diseñada para hacer permanente aquellas experiencias y alegrías que sólo son deseables porque son cambiantes.
El zen no intenta confundir la espiritualidad con pensar sobre Dios mientras se pelan las patatas. La espiritualidad zen es sólo pelar las patatas.
Si te das cuenta que el "Yo", en el sentido de la persona, el frente, el ego, realmente no existe. Entonces... no se te subirá a la cabeza demasiado cuando te despiertes y descubras que eres Dios.
Una persona que piensa todo el tiempo no tiene otra cosa en qué pensar más que pensamientos. Por eso pierde la noción de la realidad, vive en un mundo ilusorio.
Eres una función de lo que el universo está haciendo.
Tratar de definirte a ti mismo es como tratar de morder tus propios dientes.
Para descubrir a Dios es necesario dejar de pensar completamente.
Dios también gusta de jugar a las escondidillas, pero como no hay nada fuera de Dios, no tiene nadie con quien jugar más que él mismo. Pero supera esta dificultad fingiendo que no es él mismo. Esta es una forma de esconderse de sí mismo. Finge que es tú y yo y todas las personas del mundo, todos los animales, todas las plantas, todas las piedras y todas las estrellas. De esta forma vive extrañas y maravillosas aventuras, algunas de las cuales son terribles y atemorizantes. Pero estas son sólo como pesadillas, porque cuando se despierta desaparecen.
La sabiduría zen de Alan Watts ilustrada por los creadores de South Park
El juego de escondidillas cósmico
Alan Watts predice en 1966 el internet, la supervigilancia y el transhumanismo
Si el dinero no fuera importante, ¿buscarías lo que realmente deseas?