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Autoridades europeas ceden y aseguran que el glifosato no es peligroso para la salud ni para el medioambiente

Ecosistemas

Por: Patricia Ruiz - 06/06/2022

A pesar de toda la evidencia científica que comprueba que el glifosato es dañino para la salud, la Unión Europea sigue sin reconocerlo

El mensaje de la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA, por sus siglas en inglés) es muy claro: la evidencia científica no justifica la condena de uno de los herbicidas más utilizados y con mayor potencial cancerígeno.

A pesar de que se ha comprobado que el glifosato causa daño ocular y es tóxico para la vida acuática, sigue siendo el herbicida que más se usa en el mundo. 

En un comunicado, la ECHA afirmó que: "Basado en una amplia revisión de la evidencia científica, el comité concluye nuevamente que clasificar el glifosato como cancerígeno no está justificado". El glifosato tiene autorización de uso hasta el 15 de diciembre, y después de esta fecha la comisión analizará si renueva el permiso.

En marzo de 2015 el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud clasificó al glifosato como "probablemente cancerígeno para los humanos".

Gracias a la evidencia científica sobre el daño que provoca el glifosato, estos países prohibieron su uso: Austria, Canadá, Inglaterra, Escocia, España, Australia, Nueva Zelanda, Malta, Eslovenia, Suiza y algunos estados de Estados Unidos. En otros países su uso está limitado, como por ejemplo en Francia, Bélgica, Dinamarca, Portugal y los Países Bajos. Alemania lo prohibirá a partir de 2023. A través de un decreto presidencial emitido el 31 de diciembre de 2020, México planea la prohibición del glifosato para 2024.

Los daños a la salud que provoca el glifosato llevaron a Bayer-Monsanto a pagar indemnizaciones de 10 mil millones de euros tan sólo en EEUU, gracias a una serie de denuncias en las que se detallan las afectaciones a más de 125 mil personas. Evidentemente, la Unión Europa decidió hacer caso omiso a toda evidencia científica que prueba lo dañino y peligroso que es este herbicida. Entre los daños que produce están los relacionados con todo tipo de problemas de fertilidad, malformaciones y cáncer. 

Pero no sólo provoca daños a la salud de los humanos. De acuerdo con una nota de Teresa de Miguel, periodista de El País, entre 2011 y 2012 murieron más del 70% de las abejas de los apicultores de Hopelchén, Campeche. La muerte de las abejas coincidió con la llegada de Bayer-Monsanto (en ese entonces sólo Monsanto) a los cultivos de soya transgénica en la península de Yucatán. Cabe destacar que las semillas Bayer-Monsanto están genéticamente modificadas para resistir al glifosato, que acaba con plagas en los cultivos pero mata a las abejas (nada extraordinario si consideramos que desde 1974 Bayer-Monsanto es quien lo produce). Al mismo tiempo que produce glifosato, el gigante agroindustrial modifica genéticamente semillas para que sean resistentes a este y a otros tipos de herbicidas. 

En muchos de los pueblos indígenas y campesinos de la península de Yucatán el glifosato también tiene presencia en otros ámbitos de la vida, pues se le ha encontrado en muestras de orina, en agua embotellada y en los pozos de agua de los que se abastecen las comunidades.

¿Por qué si hay tanta evidencia de lo dañino que es el glifosato, y a pesar de las decisiones de otros países, la Unión Europea ha extendido el permiso de uso de este herbicida? Sabemos que hay intereses políticos y económicos detrás de una decisión tan grande. ¿Qué hace falta para prohibir su uso en los cultivos de los alimentos que consumimos? 

Prohibir este herbicida también es proteger nuestra autonomía alimentaria.


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Imagen de portada: Pixahive