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El día en el que la luz y la oscuridad entran en un equilibrio casi perfecto

Este 22 de septiembre a las 19:21 (tiempo universal) ocurrirá el equinoccio de otoño en el hemisferio norte y el equinoccio de primavera en el hemisferio sur. El equinoccio marca el cambio de temporada. En el hemisferio norte esto significa un continuo declive en la luminosidad hasta el punto más oscuro del año en el solsticio de invierno; en el sur implica un progresivo incremento de la luminosidad, hasta que esta tendencia se revierta en el solsticio de verano. 

La palabra “equinoccio” proviene del latín y etimológicamente significa “noche igual”, una referencia al máximo acercamiento al total equilibrio de la luz y la oscuridad que sucede en esta fecha. Comúnmente se cree que en esta fecha la noche y el día duran exactamente lo mismo, pero esto es solo una aproximación.

En ciudades como Nueva York el día durará 12 horas y 8 minutos, mientras que en Melbourne durará 12 horas y 6 minutos. Incluso en las ciudades ubicadas en los extremos, el día y la noche tendrán una duración similar. Por otra parte, en las ciudades ubicadas cerca del ecuador casi no existe diferencia y no hay estaciones muy marcadas. Sin embargo, en el ecuador el día siempre dura un poco más debido a que la refracción hace que la parte superior del disco solar sea vista minutos antes de que emerja del horizonte.

Este año el equinoccio casi coincide con la luna llena que ocurrió hace un par de días. La luna de este mes suele ser llamada "luna de la cosecha" o "luna de maíz".

El tema de la cosecha aparece en diversas culturas tradicionales relacionado con el equinoccio y el otoño. Particularmente la cultura china hace énfasis en la necesidad de un recogimiento y una toma de provisiones tanto materiales como mentales o espirituales para enfrentar el invierno, una temporada vinculada a la muerte y la pérdida de energía.

Como siempre, los equinoccios y los solsticios son los puntos en los que los cuatros ejes del año se hacen visibles, y motivan a tener conciencia de las diferencias que traen las estaciones. Esto puede pasar desapercibido para las personas que viven en ciudades, en ambientes altamente controlados y en los que los alimentos son casi los mismos cualquier día del año. Al poner atención a los equinoccios y los solsticios se puede mantener un cierto sentido de conexión con la naturaleza y el tiempo y concebirse a uno mismo como un ser rítmico que vive en interdependencia con los procesos naturales o cósmicos. El sentido de celebrar estas fechas, que tradicionalmente han sido objeto de numerosas fiestas religiosas, es justamente que dan sentido a la vida.


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Imagen de portada: Wikimedia Commons