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Descubrimiento arqueológico revela que las mujeres prehistóricas también eran grandes cazadoras

Ciencia

Por: Jimena O. - 11/06/2020

Este descubrimiento pone en entredicho la idea de que, en las sociedades prehistóricas, únicamente los hombres salían a cazar

Los arqueólogos han identificado a una cazadora que fue enterrada hace unos ocho mil años en la Cordillera de los Andes, en América del Sur. 

Este descubrimiento los llevó a la conclusión de que un gran número de entierros antiguos de cazadores en toda la América prehistórica eran probablemente de mujeres. Eso significaría que la idea comúnmente aceptada de que sólo los hombres cazaban mientras que las mujeres se dedicaban a la recolección, es equivocada.

Todo comenzó en 2018 cuando un equipo de arqueólogos realizaba excavaciones en Wilamaya Patjxa, en el distrito de Puno, en medio de los Andes peruanos. Dicho equipo fue coordinado por Randy Haas, miembro del Departamento de Antropología de la Universidad de California. 

Hasta ese momento se habían descubierto varios entierros. Sin embargo, el más interesante fue el del Individuo 6. Se trata de una mujer de entre 17 y 19 años de edad que fue enterrada con un juego de herramientas de caza de gran tamaño que incluye puntas afiladas usadas en venablos (puntas lanzadas por un tubo), escamas de piedra afiladas para carnicería, un posible cuchillo de piedra escamada, herramientas para raspar pieles y ocre rojo, que además de como pigmento, servía para curar pieles animales. 

Cuando los arqueólogos se encuentran con huesos humanos lo primero que hacen es observar la estructura ósea, ya que las mediciones de ciertos huesos determinan el sexo. Esto sólo funciona cuando los huesos están bien conservados. En este caso sólo quedaba el cráneo, la dentadura, fragmentos del fémur y una tibia. La extracción de colágeno de los huesos fue lo que determinó la fecha de su muerte: ocho mil ocho años, con un margen de dieciséis años de diferencia. El desarrollo de la dentadura indicaba la edad: entre 17 y 19 años, pero no había suficientes pistas para determinar el sexo. 

Uno de los arqueólogos del equipo, James Watson, se especializó en el estudio de los huesos en la Universidad de Arizona. Fue gracias a él que se usó una técnica biomolecular desarrollada el año pasado: análisis de amelogenina. La amelogenina es una proteína que está presente en el esmalte dental y que está relacionada con el sexo. Es posible estimar con mucha precisión el sexo mediante la presencia de esta proteína. 

A partir del descubrimiento de esta cazadora, el equipo de Haas realizó este mismo estudio en otros ciento siete enterramientos americanos, los cuales contenían cuatrocientos veintinueve individuos de entre doce mil setecientos y siete mil ochocientos años. De estos cuatrocientos veintinueve, veintisiete estaban enterrados con sus herramientas de caza. Y once de los individuos eran mujeres. Esto quiere decir que más de un tercio de los cazadores en todo el continente americano eran mujeres. 

Esto no es un descubrimiento menor. La teoría más aceptada es que los grupos y comunidades prehistóricas tenían una división sexual del trabajo muy bien definida, es decir, los hombres cazaban y las mujeres hacían las tareas de recolección. 

Es muy importante considerar que esta teoría no está confirmada a través de datos recolectados por la arqueología, sino que fue desarrollada a través de datos etnográficos (una rama fundamental en la Antropología). De acuerdo con Kathleen Sterling, profesora de Antropología de la Universidad de Binghamton en Nueva York, la caza ha sido considerada como una actividad mucho más prestigiosa, peligrosa y demandante que la recolección, por lo que se le ha asociado de manera estereotípica como una actividad realizada exclusivamente por hombres. Al respecto explica Haas:

Me sorprendió bastante. Estaba operando bajo el modelo que creo que la mayoría de los estudiosos siguen -que los cazadores en las sociedades de cazadores-recolectores tienden a ser hombres-. Por lo tanto, esperaba observar que la mayoría de las herramientas de caza asociadas al entierro estarían en gran medida asociadas a los individuos masculinos. Pero no fue así.

Y agrega:

Los utensilios de caza sí que se producían con individuos masculinos, pero era igual de probable que se observaran también con individuos femeninos. No creo que fuera un error trabajar a partir de la hipótesis original. Después de todo, la división sexual del trabajo de subsistencia es pronunciada en las sociedades de cazadores-recolectores más recientes. Pero los arqueólogos aprendieron hace mucho tiempo a comprobar sus suposiciones con pruebas arqueológicas cuando era posible. Y las pruebas aquí no coincidían con el modelo.

Algunos trabajos arqueológicos recientes han puesto en duda las antiguas visiones de la división sexual del trabajo en el mundo antiguo. A principios de este año en Rusia, por ejemplo, un equipo de investigadores desenterró una tropa de antiguas mujeres escitas enterradas hace unos dos mil años junto a docenas de armas y tocados ornamentados, lo que les llevó a creer que una vez fueron guerreras. 

Steven Kuhn, antropólogo de la Universidad de Arizona, afirma que lo que creíamos saber sobre la división sexual del trabajo está basado en gran medida en lo que como sociedad creemos que es ideal, y en este caso, lo que creemos que idealmente un hombre y una mujer pueden o no hacer. 

 

El artículo de esta investigación fue publicado en la revista Science Advances. Lo puedes encontrar completo aquí.


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Imagen de portada: Universidad de California