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Aun cuando el aceite de coco tiene múltiples beneficios para la salud humana, su producción pone en riesgo el equilibrio ambiental de las regiones de donde proviene

El aceite de coco se ha hecho famoso en los últimos años por sus múltiples beneficios, tanto para cocinar como en el ámbito del cuidado personal en cabello, piel y dientes; en ambos casos, el aceite de coco se presenta como una alternativa más saludable en comparación con otras materias grasas o productos industrializados. En algunos casos, incluso se asegura que el aceite de coco es menos contaminante.

Sin embargo, aunque su consumo se nos presente de esa manera, la producción de aceite de coco está relacionada con el peligro de extinción de al menos sesenta y seis especies de plantas y animales. 

En muchas partes del mundo se cultiva coco, pero la mayor parte de la producción mundial se lleva a cabo en pequeñas granjas productoras ubicadas en Indonesia y Filipinas. 

De acuerdo con un estudio hecho por Erik Meijaard, a nivel mundial las granjas de coco ocupan menos espacio que otros cultivos para la fabricación de aceite. A pesar de esto, se tienen datos para asegurar que el cultivo de coco afecta a veintinueve animales vertebrados, siete artrópodos, dos moluscos y veintiocho especies de plantas. 

Se cree que la extinción del anteojitos de la Marianne (Zosterops semiflavus), un pequeño pájaro que tenía su hábitat en la zona del país insular de Seychelles, fue consecuencia de la producción de aceite de coco. 

Anteojitos de la Marianne (Zosterops semiflavus): una especie extinta a causa del cultivo de aceite de coco

Anteojitos de la Marianne (Zosterops semiflavus) según una ilustración de Henrik Grönvold (1900)

La investigación de Meijaard se enfoca sólo en la producción del aceite de coco, aunque hace mención de otros aceites que también tienen impactos negativos en el medioambiente. Es el caso del aceite de oliva, cuya producción está asociada con la muerte anual de 2.6 millones de pájaros en la región de Andalucía. 

Este estudio no busca crearle mala fama al aceite de coco, ya que como se mencionó, tiene muchos usos y beneficios. No obstante, sí busca dar más información sólida sobre las consecuencias negativas que tiene su producción. Muchos activistas han puesto su atención en este tema y dedicado campañas a boicotear la industria del aceite de palma, que afecta el hábitat de miles de orangutanes. Pero Meijaard hace una importante acotación: si el llamado de los activistas es a boicotear esta industria, también se debería boicotear la producción de café, maíz, chocolate o cualquier otro producto que provenga de la agricultura. 

Como consumidores, es importante tomar conciencia de que todos los productos que provienen de la agricultura tiene impactos negativos en el medioambiente. Ello no significa dejar de consumirlos, sino que la comunidad científica y quienes difunden su producción necesitan hacer más accesible la información que se obtiene de este tipo de estudios para que podamos ser conscientes tanto de los impactos medioambientales como de las distintas maneras de producción que pueden beneficiar a productores locales y, así, podamos consumir productos más saludables y socialmente responsables. 

 

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