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Coronavirus COVID-19: el respiro que necesitaba el planeta (IMÁGENES)

Ecosistemas

Por: Jimena O. - 03/18/2020

Una de las consecuencias de la pandemia del COVID-19 no esperada, aunque perfectamente lógica, es el respiro que como humanos le hemos dado a la Tierra
*Este artículo se publicó el 3 de marzo de 2020. La información fue actualizada el 8 de abril de 2020.

Debido al brote del coronavirus COVID-19, en proceso de contagio desde finales de enero, muchos países han tomado medidas para frenar el contagio a su población. En China, por ejemplo, se paralizó el sector industrial, se redujo el número de vuelos y el tráfico vehicular, mucho de lo cual estuvo relacionado con el aislamiento impuesto a la población del país (una medida que se tomó también en países europeos como Italia, España y Francia).

Asombrosamente (pero también con toda lógica), todo esto ha hecho que las emisiones de gases de efecto invernadero hayan bajado un 25% en este país, lo que representa el 6% de las emisiones mundiales totales. 

Estas imágenes captadas por los satélites de la NASA comparan las emisiones de dióxido de nitrógeno de febrero 2019 y febrero de 2020. Como puede observarse, muestran el impacto de la disminución en la actividad industrial, de transporte y comercial. 

comparación contaminación

Otra de las medidas que adoptó el gobierno chino fue la prohibición temporal del comercio de fauna silvestre. Esto se ha convertido en la salvación para muchos animales que están en constante amenaza por considerarse especies exóticas. 

Por otra parte, en Italia se ha comprobado que el nivel de las emisiones de dióxido de nitrógeno también ha disminuido. 

Así lo muestran los nuevos datos del satélite Copernicus Sentinel-5P. El siguiente video revela la disminución de la contaminación atmosférica, específicamente las emisiones de dióxido de nitrógeno. Esta reducción es particularmente visible en el norte de Italia, que coincide con su cierre nacional para prevenir la propagación del COVID-19.

Sin embargo, una de las preocupaciones a nivel medioambiental, es que una vez superada la crisis por el COVID-19, los gobiernos se centrarán en reiniciar sus respectivas economías.

En la mayoría de las grandes ciudades del mundo, la contaminación del aire ha superado los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud. 

La suspensión de las actividades industriales y de transporte como medidas para frenar el contagio del COVID-19 nos ha mostrado el necesario respiro de nuestro planeta. También ha reafirmado la necesidad de impulsar cambios a mediano y largo plazo para proteger al planeta, pero también para mejorar la calidad de vida de los humanos. 

El Breakthrough Institute, en Oakland, California, también ha proyectado una caída en las emisiones globales de CO2 de entre 0,5 y 2,2 por ciento como consecuencia de la pandemia de coronavirus. Pero esto es apenas una muy pequeña grieta en el gran panorama de esta situación. Sobre todo porque en el informe de la ONU del pasado noviembre, se advirtió que para alcanzar el objetivo del Acuerdo de París en el que para disminuir por lo menos un 1,5°C de de la temperatura global para el 2030, las emisiones deben disminuir un 7,6% al año durante la próxima década.

Guardando toda proporción, la pausa en las actividades económicas es una buena oportunidad para reflexionar qué tipo de actividades son de verdad obligatorias para la producción de un país. Además, ha puesto en perspectiva la urgencia de activar las economías locales: negocios pequeños, comerciantes independientes. 

También nos ha hecho preguntarnos, para aquellos que tenemos la oportunidad por el tipo de trabajo que realizamos, si de verdad es indispensable el traslado de nuestras casas a oficinas, haciendo un gasto económico, de tiempo y de energía. 

Sin duda la aparición y propagación de este nuevo virus nos ha puesto a pensar sobre nuestro lugar como humanidad en el planeta, el tipo de manera en la que nos relacionamos con los otros y con el planeta mismo. 

Por lo pronto, la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático COP26, que se estaba prevista para llevarse a cabo a finales de este año, se ha pospuesto hasta el 2021. Esta noticia ha sido bien recibida por los científicos que dicen que esto va a permitir a los gobiernos centrarse en la lucha contra la pandemia COVID-19 y permitirá que las problemáticas a tratar en la cumbre recibas la atención que merecen.

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