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Desigualdad, pobreza y discriminación: las verdaderas causas de los trastornos mentales

Salud

Por: Jimena O. - 11/24/2019

Esta es la relación entre el bienestar psicológico y las condiciones materiales de existencia

Desde el desarrollo de la epigenética, el estudio de los mecanismos que regulan la expresión de un fenotipo debido a la influencia tanto genética como ambiental, la perspectiva de la salud mental se ha revolucionado. Ahora se sabe que no basta con esforzarse el doble para sentirse feliz y que el consumo exacerbado de tratamientos farmacológicos no es la única solución al problema de la salud mental. Por ello, como menciona el principal vocero de la salud de la ONU, el doctor Dainius Pūras, es necesario prestar atención a los factores ambientales que influyen en la salud mental de las poblaciones. 

Enfocando su atención en la desigualdad y discriminación sociales, Pūras reflexiona sobre cómo el trabajo en torno a estos dos factores permitiría implementar medidas más efectivas para combatir las enfermedades mentales. A diferencia del enfoque en donde se privilegia la terapia psicológica y los tratamientos farmacológicos, el que propone Pūras resalta la influencia nociva de la austeridad, la desigualdad y la inseguridad laboral pese al esfuerzo de las terapias citadas. 

 

La influencia de la crisis financiera de 2008 en la salud mental de las personas

Pūras reflexiona sobre cómo las políticas que se dieron como consecuencia de la crisis financiera de 2008 acentuaron diversas situaciones de riesgo para las sociedades: la división, la desigualdad y el aislamiento social. Según Pūras: “Las medidas de austeridad no contribuyeron positivamente a la buena salud mental. Las personas se sienten inseguras, se sienten ansiosas, no disfrutan de un buen bienestar emocional debido a esta situación de inseguridad”.

En otras palabras, no sólo la inestabilidad económica y laboral incrementa las dosis de angustia sino también la creciente tendencia al individualismo sin una red de apoyo. Ante un trabajo que requiere más de 40 horas a la semana y la constante inseguridad social, la cotidianidad de muchas personas (principalmente los niños) es el aislamiento. Frente a ello, Pūras menciona que, en cambio: “La mejor manera de invertir en la salud mental de las personas es crear un ambiente de apoyo en todos los entornos, en la familia, el lugar de trabajo. Luego, por supuesto, se necesitan servicios [terapéuticos], pero no deben basarse en un modelo biomédico excesivo”.

 

La “buena medicina” es la que contempla los factores sociales que causan el trastorno mental

Pūras afirma que si se contemplaran los factores sociales que causan (e incluso contribuyen a) los trastornos mentales, éstos se reducirían. Inclusive, él considera que “sería la mejor ‘vacuna’ contra las enfermedades mentales, siendo mucho mejor que el excesivo uso de medicamentos psicotrópicos que se registra actualmente”.

Esto se debe a que, de acuerdo con Pūras, no se pueden curar enfermedades mentales como si fueran enfermedades físicas, sin contemplar los factores sociales. La venta y consumo exacerbado de fármacos psicotrópicos son respuestas inadecuadas, ya que “la salud mental de la población general mejorará cuando los gobiernos tomen en serio cuestiones como la desigualdad, pobreza y discriminación”. Además, añade:

La desigualdad es un obstáculo clave para la salud mental a nivel mundial. Muchos factores de riesgo para una pobre salud mental están estrechamente asociados con las desigualdades en las condiciones de la vida diaria. Muchos factores de riesgo también están relacionados con el impacto corrosivo de ver la vida como algo injusto.

 

Programas para prevenir la desigualdad, la pobreza y la discriminación

Contemplando que “la desigualdad es un obstáculo clave para la salud mental a nivel mundial”, para garantizar una mejor salud mental se requiere reducir la desigualdad y la exclusión social. Los programas para primera infancia y escuela, las intervenciones rápidas para individuos que han experimentado eventos traumáticos o adversos infantiles y una mejor sindicalización de fuerza laboral y bienestar social, son alternativas que las sociedades actuales requieren cada vez más para garantizar una salud física y mental plena. 

 

¿Bastaría entonces con que los gobiernos se motiven para prevenir las enfermedades mentales, en lugar de enfocar toda su atención en las curas biomédicas?

 

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