*

Sentirse solo afecta la expresión genética del sistema inmune. Esto es particularmente un problema que asola a los ancianos, pero puedes hacer una diferencia muy fácilmente

Sentirse solo puede ser uno de los principales factores que contribuyen a una salud deficiente. Esto ha sido reforzado por diversos estudios, uno muy popular realizado por la Universidad de Harvard mostró que las personas que tenían conexiones íntimas a lo largo del tiempo vivían más años. Más recientemente, un equipo de investigadores de las Universidades de California y de Chicago estudiaron a 141 personas para correlacionar sus niveles autopercibidos de aislamiento social y la expresión de más de 400 genes del sistema inmune.

Las personas que reportaron sentirse más aisladas mostraron tener más actividad en los genes responsables de la inflamación, mientras que los genes relacionados con la defensa de infecciones virales estaban menos activos. Esto claramente indica una correlación entre personas que sufren de aislamiento social y la propensión a la inflamación y un sistema de defensa más bajo, lo que coincide con observaciones previas sobre la mayor tendencia en personas de la tercera edad que viven solas a reportar enfermedades que van desde la gripe hasta la demencia senil y que se traduce en mayores indices de mortalidad. Queda claro que el ser humano es un animal social, y la salud no está desconectada de los aspectos emocionales y psicológicos de cómo se perciben las personas. La conexión humana es el mejor placebo.

Psicólogos como Viktor Frankl o Carl Jung, entre otros, han enfatizado la importancia que tiene el significado en la vida del ser humano, y una persona aislada, sin conexiones íntimas con las demás, difícilmente puede encontrar significado en sí misma, especialmente cuando sus facultades disminuyen y pierde capacidad de trabajar (y encontrar un propósito existencial en el trabajo).

El estudio en cuestión se reforzó con una observación similar en macacos Rhesus. Un grupo de estos monos fue aislado y otro fue expuesto a nuevas relaciones sociales. Los macacos que tuvieron una vida social más rica también manifestaron una mayor circulación sanguínea de monocitos, células inmunes de primera importancia en el sistema de defensa. 

Existe un creciente consenso científico en el que, a diferencia de lo que se pensaba hace algunos años, el sistema inmune está modulado por factores sociales y emocionales y esto debe de tomarse en cuenta en el diseño de planes de salud. The Atlantic narra el caso de un plan de apoyo social, en el que ancianos en asilos no sólo reciben de voluntarios verduras y frutas crecidas localmente, sino que al entregar la comida se pasa un tiempo con ellos, compartiendo alimentos o té. Este detalle de pasar el tiempo, conversar y atender a personas de la tercera edad puede hacer toda la diferencia en su salud. Y esto es algo que todos nosotros podemos hacer, sin que nos cueste mucho tiempo ni trabajo: elegir a alguien que esté muy sólo y simplemente acompañarlo y tratar de crear una conexión empática con él. Eso es algo real y fácil de hacer con lo que podemos ayudar a alguien (y con ello nos estaremos ayudando a nosotros mismos, según enseñan el budismo y otras religiones, ya que la compasión es una forma de purificar nuestra mente y de generar mérito y virtud).

 

También en Pijama Surf: Cómo mantenerte sano incluso si comes chatarra, fumas, no haces ejercicio y bebes