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Los viejos hábitos sí pueden morir; sólo es cuestión de entender la ciencia que hay detrás de ellos

“Amar repetir es de una manera sentir la tierra”, decía Gertrude Stein; y, si lo pensamos por un momento, tiene mucho de verdad. Pero también es verdad que algunos hábitos nos van convirtiendo día a día en autómatas, en cúmulos de rutinas que plastifican nuestra experiencia. Es preciso re-encantar el mundo en la medida de lo posible, aunque sea por el simple hecho de no atravesar esta vida meramente por la superficie.

Una razón por la cual las resoluciones de Año Nuevo se olvidan antes de que acabe enero es precisamente porque usualmente requieren un cambio de hábitos, y eso es lo más difícil de sortear. Ya es un hábito –valga la paradoja– decir que “los viejos hábitos nunca mueren”, pero un psicólogo llamado Jeremy Dean parece haber encontrado las matemáticas exactas para desmentir este dicho. En su libro Making Habits, Breaking Habits: Why We Do Things, Why We Don’t, and How to Make Any Change Stick, Dean explora la ciencia de los hábitos a través de la evidencia empírica de su formación. Para empezar, el psicólogo investigó cuánto tiempo nos lleva formar un hábito (que para él es aquel que nos lleva a “actuar sin pensar”, conocido científicamente como “automaticidad”).

De acuerdo con los resultados de su investigación un hábito toma, en promedio, 66 días en formarse; aunque por supuesto hay hábitos que se forman más rápido que otros. Tomar un vaso de agua después del desayuno, por ejemplo, tarda 20 días en convertirse en hábito, mientras que hacer ejercicio en las mañanas tarda aproximadamente 84. Pero, ¿cómo podemos romper un hábito automatizado? De acuerdo a Dean, siguiendo los siguientes pasos:

 

1. Piensa en cosas pequeñas

Haz cambios modestos, no cambios hiperbólicos que estén, por definición, fuera de tus manos. Divide tu hábito en pedazos manejables. Por ejemplo, no cambies tu dieta por completo; sólo trata de cambiar tu snack mañanero de una galleta a una manzana.

 

2. Contraste mental

Escoger qué cambiar de ti y mantenerte firme en tu decisión es difícil. Pero Dean propone un método: lo que los psicólogos llaman “contraste mental”, que se trata de sopesar los aspectos positivos que tu prospecto de cambio con las barreras y dificultades que enfrentarás. Esto te ayuda a pensar en cómo sobrellevar obstáculos inevitables y te hace más realista acerca de lo que es posible. Investigaciones muestran que este contraste hace que las personas renuncien a ciertos planes que no son realistas pero que también se comprometan con más fuerza y más energía a los planes que pueden hacer.

 

3. Repite

Como escribimos arriba, la repetición diaria de ciertas acciones acaba por formar un hábito nuevo. Elige qué hábito quieres formar y repítelo.

 

4. No suprimas

Suprimir pensamientos sólo los hace más fuertes; lo mismo con los hábitos: si tratas de enterrar el pensamiento de un pastel, de pronto estará en todas partes.

 

5. En lugar de ello, reemplaza…

Romper hábitos se trata mucho de reemplazarlos por otra cosa, no de destruirlos. Por ello es buena idea pensar en un nuevo y fresco hábito que te hará bien y con él, enterrar el pasado. Por ejemplo, si te preocupa morderte las uñas, entonces, cuando te preocupes, haz algo más con tus manos, como preparar un té.

 

6. Pre-comprométete

Es difícil renunciar a un viejo hábito cuando tenemos hambre o estamos cansados. Así que pre-comprométete a tu nuevo hábito cuando tu autocontrol esté en forma. Cuida de ti para ayudarte a cambiar.

 

7. Reafirma

Otro truco para disparar tu autocontrol es la reafirmación. Ello solamente implica pensar acerca de algo que es importante para ti y recordarlo siempre, ante todo.

 

¿Qué te parece? ¿Cuál es tu experiencia cambiando hábitos en tu vida? No dejes de compartirnos tu opinión en la sección de comentarios de esta nota o a través de nuestros perfiles en redes sociales.

 

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