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En el fondo, tal vez todos queremos oír campanas

Por: Jimena O. - 10/23/2014

Entre el inconmensurable lienzo de sonidos que conforman nuestra historia perceptiva, el sonido de la campana es uno de los más epifánicos y entrañables

5620727846_14f7c39723_zEntre el inconmensurable lienzo de sonidos que conforman nuestra historia perceptiva, hay algunos que alcanzan una jerarquía arquetípica. La frecuencia de sus apariciones, su poligamia contextual y su identidad atemporal, se cuentan entre las cualidades que presentan estas manifestaciones.

El sonido de la campana ha cobijado a la humanidad durante milenios. Su reverberación acompaña lo mismo ritos cotidianos que trascendentes rituales. Desde el pragmatismo de la comunicación comunitaria, por ejemplo en el caso de los campanarios de las iglesias, hasta su uso como vehículo de reencantamiento o hipnosis, el sonido que emanan las incontables versiones de este instrumento ha sido compañía fundamental durante el recorrido de nuestra especie.

“El llamado de las campanas”. La ominosa naturaleza de estos instrumentos está contenida en esa frase; la campana es mensajera. Su sonido casi rúnico anuncia casamientos, funerales, toques de queda; adorna el sombrero del bufón y alerta que llegó el camión de la basura. Y nos llama, pero no sólo por medio de un sonido que viaja y se expande; la sutil vibración de las campanas, en efecto, se siente con todo el cuerpo. Llevan el tiempo como llevamos el pulso, y quizá es de ahí que su doblar pueda llegar a poseernos.

La campana es una suerte de brújula, tanto geográfica como temporal. Un lúcido catalizador para encausar una intención sonora y desdoblarla –como la flor explícita de un secreto hasta entonces contenido, o simplemente la propagación de una voluntad puntual–. Pero parte de la delicia de este "contenedor" es que durante su trayecto se va diluyendo en favor de la atmósfera que navega, la permea y así se funde con todo aquello que lo percibe. Y es que no puedes escuchar el sonido de una campana y evitar ser el sonido de esa campana.   

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Es fructuoso pensar en la campana: nuestra vida diaria está musicalizada por ellas… Las oímos (a menudo sin registrarlo) en todas partes mientras transcurrimos: pensar en ellas es entonces involucrarlas en nuestro mundo, escucharlas otra vez.

Para su clausura el 26 de octubre de este año, el festival MUTEK.MX se encargó de diseñar un evento potencialmente epifánico en el que podremos escuchar un carillón de aproximadamente 50 campanas en compañía del fino productor Pantha du Prince. The Bell Laboratory se encargará de recordarnos el tan físico y vibrante llamado de las campanas.

Porque en el fondo, tal vez, todos queremos oír campanas.

 

 “Una campana pende al aire libre y una nieve, ligera, basta para hacer sonar”

Heidegger

 

"A palabras vanas, ruido de campanas"

Dicho popular

 

“Con su son de bronce, ronco.

¡qué tristeza tan profunda nos apresa al escuchar. Cómo reza, gemebunda, la fiereza del llamar!”

"Las campanas", de Edgar Allan Poe, quién murió diciendo estas últimas palabras: "This is the knell of death": Estas son las campanas de la muerte

 

Esta impresionante escena de Tarkovsy

 

“No preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti”

John Donne