Editorial Diana publica 'El Acto de Crear' del genio del hip hop Rick Rubin
Libros
Por: Alejandro Massa Varela - 11/05/2024
Por: Alejandro Massa Varela - 11/05/2024
Ganador de nueve premios Grammy y enlistado por la revista TIME como una de las cien personas más influyentes del mundo, el productor Rick Rubin cambió para siempre la industria de la música. Hoy no nos pide leer su nuevo libro, sino que llegan juntos como una ola.
Cofundador de Def Jam Recordings, fundador de American Recordings y ex copresidente de Columbia Records, prácticamente no existe un solo humano desde la generación X a la Z que no haya sido afectado por el gusto de Rubin. Ahora este viejo lobo de mar, que supo seducir o vencer a los corsarios trajeados de las grandes discográficas, parece querer seguir la ruta de un viaje sin retorno hacia las aguas de la generación A, la zona Alfa de la consciencia donde, como diría John Cage, empezó la primera música fragmentando un mágico silencio.
Desaparece en su propio destino el punto de partida del libro de Rubin El Acto de Crear: Una Manera de Ser, publicado este 2024 en español por Editorial Diana, basado en el original The Creative Act: A Way of Being de Penguin Press. ¿La obra de un gurú en toda regla?
Por lo menos se trata de un tipo con experiencias fuera de lo común y que se ha codeado con algunos de los mejores compositores e intérpretes de la mal llamada “música popular”. Existe para Rubin simplemente “música” que hacen y escuchan las personas, universos con orejas, martillo, yunque y estribo que se crean a sí mismos y a ese largo retorno de su propio Big Bang a la estabilidad de la energía. ¿Experiencias en el mar abierto de lo comercial y nada más?
Rubin ayudó a popularizar el hip hop al producir discos para artistas como Beastie Boys, Geto Boys, Run-DMC, Public Enemy y LL Cool J. Y lo interesante es que es el caso de un tipo que contó solo con escasísimos conocimientos técnicos y con la base de sí mismo como la base de un tipo de gusto, con consejos viscerales, del “hará” o del “segundo chakra” donde se acumulan la creatividad y la alegría de vivir. Su intuición le ayudó a notar que la mayor parte de la energía del hip-hop que inundaba los viejos clubes no fluía hasta las disqueras de su juventud.
Solo un tipo que confió en los orígenes profundos de su propia identidad, convencido de que estos eran los de la propia música, no como una técnica, algo de lo que hasta cierto punto carecía y cuyo desarrollo necesita de otra exploración, sino como una preferencia que coincide con nuestras coincidencias con el mundo como si fuéramos un mismo creativo. Esto explica también cómo aprendió a coincidir con el público y su empuje a artistas de todo tipo de géneros: del pop como Kesha, Adele y Lady Gaga, del heavy metal como Danzig, Metallica y Slayer, del rock alternativo como The Cult, Red Hot Chili Peppers, Rage Against the Machine, The Strokes y Weezer, del hard rock como Audioslave y Aerosmith, del nu metal como Linkin Park, System of a Down y Slipknot, y del country como Johnny Cash, The Avett Brothers y The Chicks.
Intuir lo es todo y, sin embargo, ¿qué podría ser para Rubin la intuición? Es interesante mencionar que también desde sus inicios intentó discriminar la fuente de esa alegría de vivir y de la creatividad de cualquier resultado producido. Y esto a veces es más difícil verlo no solo como un disco o una canción que nos decimos haber producido, sino como ciertos márgenes yoicos que son, paradójicamente, ciertos límites a la identidad. Que Rubin haya practicado meditación desde que tenía catorce años tiene algo que ver con salir de estos márgenes. Más o menos lo mismo que haber emprendido una carrera convirtiéndose en intuición o “preproducción”.
Marco Aurelio como buen estoico expuso con dos frases la claridad necesaria del gurú genuino:
Tienes poder sobre tu mente, no sobre lo externo. Date cuenta y encontrarás fuerza.
Dedícate a la belleza de la vida. Observa las estrellas y mírate corriendo con ellas.
En estas frases se encuentra la negación de lo producido para regresar al acto creativo y a la inspiración. Marco Aurelio separaba ambas cosas, un poder creativo que es uno, y un poder fuera que no podemos controlar, porque confundirlos no lleva a reconocer un origen común, sino a confundir la realización con “autorrealización”, como si solo nosotros tuviéramos poder, y la inspiración con idealización, como si solo el mundo fuera poder. Los vendedores de autoayuda confunden a muchos que ya sabían cómo crear como sabe Rubin:
El universo es tan grande como nuestra percepción de él. Cuando cultivamos nuestra conciencia, expandimos el universo. Esto expande el alcance, no solo del material a nuestra disposición para crear, sino también de la vida que podemos vivir.
El autor de El Acto de Crear: Una Manera de Ser parecería negar a Marco Aurelio, como si creyera que una mente individual, su propio control o el control que es fuera las cosas que ve y su propio control invisible. Como si no hubiera nada fuera de nosotros mismos, nada creable, sino manipulado por un yo que siempre existe. Sin embargo, Rubin solo identifica la realidad con la intuición, las maneras en que el universo encuentra como “ser”, más que “tener” percepciones. Sin ser una suma de identidades, es nuestra intuición para crear, nuestra identidad sin forma definitiva, pero que cuenta con su pasado, con las ilusiones y las desilusiones de control, el sufrimiento de la música y el desahogo que no puede alcanzar, pero que ofrece musicalmente:
En esto posiblemente coincide Rubin con el filósofo y artesano del “chawa” Rupert Spira:
Soy lo que conoce o es consciente de toda experiencia, pero yo mismo no soy una experiencia. Soy consciente de los pensamientos, pero yo mismo no soy un pensamiento; soy consciente de los sentimientos y sensaciones, pero yo mismo no soy un sentimiento o una sensación; soy consciente de las percepciones, pero yo mismo no soy una percepción. Sea cual sea el contenido de la experiencia, yo lo conozco o soy consciente de él. Por lo tanto, saber o ser consciente es el factor común de toda experiencia.
El Acto de Crear: Una Manera de Ser propone un reencuentro no con una identidad perdida, todo lo creativo que pudimos haber sido, sino con la realidad profunda, todo lo creativo que podemos ser, aquello que puedes ofrecer al mundo. Es también un impulso de ayudar a las personas a no obedecerse como expectativas autoimpuestas, volver a ser inocentes, fuera del pecado original de “tener que ser algo” para crear, para poder fluir hacia la intuición creativa:
Me propuse escribir un libro sobre qué hacer para crear una gran obra de arte. Para mi sorpresa, en cambio, resultó ser un libro sobre cómo ser.
De nosotros no depende el mundo creado, incluido nuestro yo. De la creación depende el camino. No hay una única meditación posible. Meditar es ir sin depender de una única forma:
Para variar tu inspiración, considera variar tus estímulos. Apaga el sonido para ver una película, escucha la misma canción una y otra vez, lee solo la primera palabra de cada oración en un cuento, ordena las piedras por tamaño o color, aprende a tener sueños lúcidos. Rompe los hábitos. Busca las diferencias. Observa las conexiones.
En Pijama Surf seguimos nuestras intuiciones, y no decidimos cuándo analizar a Rubin y cuándo escribir palabras “propias”. Creamos y también queremos compartirles más de su libro:
Un indicador de inspiración es el asombro. Tendemos a dar muchas cosas por sentado. ¿Cómo podemos superar la desconexión y la insensibilización ante las increíbles maravillas de la naturaleza y la ingeniería humana que nos rodean?
La mayor parte de lo que vemos en el mundo tiene el potencial de inspirar asombro si se lo mira desde una perspectiva menos hastiada. Entrénate para ver el asombro detrás de lo obvio. Mira el mundo desde este punto de vista tan a menudo como puedas.
Sumérgete. La belleza que nos rodea enriquece nuestras vidas de muchas maneras. Es un fin en sí misma y establece un ejemplo para nuestro propio trabajo. Podemos intentar desarrollar un ojo para la armonía y el equilibrio, como si nuestras creaciones siempre hubieran estado aquí, como las montañas o las plumas.
Un río de material fluye a través de nosotros. Cuando compartimos nuestras obras y nuestras ideas, se renuevan. Si bloqueamos el flujo guardándolas todas en nuestro interior, el río no puede fluir y las nuevas ideas tardan en aparecer.
En la mentalidad de abundancia, el río nunca se seca. Las ideas siempre llegan y un artista es libre de liberarlas con la fe de que llegarán más.
Si vivimos en una mentalidad de escasez, atesoramos grandes ideas.
Piensa en el universo como un eterno despliegue creativo.
Los árboles florecen.
Las células se replican.
Los ríos forjan nuevos afluentes.
El mundo late con energía productiva, y todo lo que existe en este planeta está impulsado por esa energía.
Cada manifestación de este despliegue está haciendo su propio trabajo en nombre del universo, cada una a su manera, fiel a su propio impulso creativo.
Imagen: Rick Rubin, The Fader.