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El volcán de Cumbre Vieja en la isla de La Palma sigue activo, dejando destrozos e imágenes impactantes

El pasado 19 de septiembre hizo erupción el volcán Cumbre Vieja en la isla de La Palma, en las Canarias españolas. Más de 3 semanas después la erupción sigue en marcha, modificando radicalmente el paisaje de la isla, dejando a su paso una terrible destrucción e imágenes espectaculares.

La isla La Palma tiene más de 80 000 habitantes; algunos han perdido sus casas y muchos han visto sus vidas radicalmente modificadas. Debido a la magnitud de la actividad del volcán, no hay certidumbre para el futuro.

Toda erupción volcánica es un fenómeno natural estéticamente impresionante y la de La Palma se está convirtiendo en un evento único en este sentido. Las imágenes que se han generado son de las más impactantes en tiempos recientes.

En los días previos a la erupción, se empezaron a producir "enjambres sísmicos" que indicaban una posible reactivación. Después de la primera erupción, se comenzó a desalojar a los pobladores de la isla; al 20 de septiembre, la población desalojada sumaba 5 000 personas. En los días subsecuentes se fueron abriendo más bocas, creando coladas por las que la lava fluía.

Se estima que el volcán está emitiendo hasta 11 500 toneladas diarias de dióxido de azufre, que podrían llegar incluso al Mediterráneo. Una nube de polvo y ceniza que alcanzó 6 000 metros de altura llegó hasta islas lejanas como Tenerife o Gran Canaria.

La ministra de industria de Comercio y Turismo, Reyes Maroto, afirmó que la erupción podía tener el potencial de atraer turistas, siguiendo el modelo del volcán Fagradalsfjall en Islandia, que no dejó víctimas y para cuya apreciación el gobierno islandés habilitó una ruta de miradores. Esta veta de "turismo apocalíptico" podría traducirse en una fuente de ingresos. No debe sorprender que Maroto fue duramente criticada por querer sacar provecho de la tragedia.

Imagen: Maxar

Esta imagen muestra el flujo de lava que va desde el volcán de Cumbre Vieja hasta el mar. La lava fluye desde las montañas, cruzando poblados hasta desembocar en el mar. Una serpiente de fuego de más de 6 kilómetros. 

Imagen: Agencia Espacial Europea

Un periodista  describe  las visiones hipnóticas del suceso en el sitio El Manifiesto:

He encontrado la manera de dormir con la tele puesta, mientras emite a cámara fija el panorama de Cumbre Vieja, con el volcán proyectando lava entre rugidos minerales y fogonazos de cíclope cabreado, un concierto del Tártaro que sobrecoge y despierta arcanos instintos de prevención y temor entre los pobres mortales. El fuego, los resplandecientes ríos de lava y las oscuras nubes de ceniza, más oscuras que la noche, componen un cuadro hipnótico ante el cual podría detenerme horas y horas sin ningún remordimiento por haber perdido el tiempo: a fin de cuentas, estoy atento a un informativo especial sobre un evento que afecta directamente —y cómo— a todos los avecindados en las islas Canarias. Supongo que a mucha gente le pasará lo mismo. Cuando la naturaleza se desbrava y nada podemos hacer para enmendar su curso implacable, lo mejor es acogerse a la inocencia bendita en el refugio del espectador. Aparte de esta ventaja, como decía, se duerme de maravilla, perfectamente relajado antes de conciliar el sueño, mullido entre la amabilidad del viscoelástico y la penumbra anaranjada de la pantalla, un susurro de luz aletargante que en los últimos tiempos, sin gozo y sin queja, me acompaña hasta el amanecer.

 

El volcán ha creado una nueva masa o lo que se conoce como "fajana" (la delta esculpida por la lava).

Este hermoso y a la vez terrible espectáculo natural continúa en marcha y puede seguirse en vivo en maratones contemplativos a través de la TV local de las Canarias en este enlace.


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Imagen de portada: Wikimedia Commons