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Una extraña combinación de vehemencia expresiva y sutileza hacen del kabuki una de las artes escénicas más estimulantes

El kabuki es una forma de arte similar a lo que llamamos "teatro" o "drama", con un fuerte componente de danza o de lo que hoy podríamos llamar performance. Lo más notable del kabuki es su naturaleza hiperbólica, altamente estilizada, sofisticada y dramática. Particularmente esto se refleja en el vestuario y en las actuaciones.

El kabuki se originó en el periodo Edo, en el siglo XVII. Fue creado por Izumo no Okuni, quien reunió a un grupo de bailarinas con las que realizaba ligeras puestas en escena en la ciudad de Kioto. Con el tiempo fue adaptado para que los actores fueran solamente hombres. Se considera que la característica exageración que pretende el kabuki es mejor transmitida por hombres que encarnen mujeres en  las obras. Aquellos que se especializan en papeles femeninos son llamados onnagata. Asimismo, existen dos tipos de roles en las obras, el estilo violento (o aragoto) y el suave (o wagoto).

A diferencia del drama occidental, el kabuki no depende casi nada en una obra escrita, todo el peso dramático recae sobre los actores y los aspectos visuales y sonoros que enmarcan su presencia

La utilización de maquillaje vívido, vocalizaciones exageradas, música pintoresca, y movimientos altamente expresivos produce un poderoso espectáculo sensorial. En cierta manera similar al arte dramático indio, basado en el concepto de rasa (deleite estético), el kabuki genera emociones a través de artificios y ornamentos que han sido rigurosamente clasificados por la tradición y tiene como fin el entretenimiento, el placer estético. Pero a diferencia del arte dramático indio, el kabuki no se ajusta a la realidad o a una categoría definida de emociones que deben ser reflejadas. Refleja una concepción sobrenatural del mundo. Aunque el kabuki suele inclinarse hacia el lujo, la magnificencia y la hipérbole expresiva, existen ciertos actores capaces de provocar estados de gran tensión y sutileza emocional.

Algunos derivan kabuki del término "kanji" que puede significar "canto", "danza" o algún tipo de habilidad performática. Sin embargo, la etimología se refiere a algo "fuera de lo ordinario", de aquí también la asociación con la interpretación del kabuki como una forma de arte avant-garde, un teatro que explota todo lo extraño y bizarro. 

A lo largo de los siglos, el kabuki ha atravesado numerosas transformaciones temáticas y estilísticas, sirviéndose también de innovaciones tecnológicas en la puesta en escena. Inicialmente estaba asociado a manifestaciones de la cultura del pueblo, pero se ha ido volviendo más sofisticado y refinado. A partir de la apertura de Japón a la influencia occidental en la segunda mitad del siglo XIX, el teatro kabuki empezó a adaptar estilos modernos y se reinventó de tal manera que se volvió más interesante para las clases altas.

La UNESCO nombró hace unos años a esta peculiar forma artística parte del "patrimonio inmaterial" de la humanidad. Según esta organización, actualmente "el kabuki es la forma de teatro japonés más apreciada". 

En este video podemos ver una excelente muestra de la variedad y el poder expresivo del kabuki:

No hay duda de que el kabuki es una de las formas artísticas más extrañas y estimulantes que existen hoy en día. Se presta tanto a dejarse llevar por una cascada vehemente  de sensaciones y emociones como a una refinada y sutil contemplación de la música y los movimientos gráciles y hasta hipnóticos de los actores. En realidad, el kabuki es una experiencia que elude las palabras y debe experimentarse.


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Imagen de portada: Flickr