*

Una llamada misteriosa a un periodista provoca uno de los hallazgos literarios más importantes de nuestra época: miles de páginas inéditas del escritor francés Louis-Ferdinand Céline

Hace unos días, el medio literario francés recibió con sorpresa la noticia del hallazgo de miles de hojas manuscritas de Louis-Ferdinand Céline que se creían perdidas desde 1944 cuando el escritor, su esposa Lucette y su gato dejaron París para exiliarse en Dinamarca. Entonces se creyó que muchos documentos de Céline, incluidos los manuscritos y borradores de sus novelas (algunas conocidas, otras inéditas), habían sido robados del departamento donde habitaba en la rue Girardon. Los papeles de Céline se volvieron legendarios y uno de los tesoros más buscados por bibliófilos y seguidores del escritor. 

Hasta que un día, hace unos años, el periodista del Libération Jean-Pierre Thibaudat recibió una llamada misteriosa: una persona deseaba entregarle un paquete concerniente a Céline. Sin tomarlo muy en serio, Thibaudat y la persona acordaron un encuentro y, para sorpresa del periodista, esta tenía un gran archivo con todo tipo de documentos escritos por Céline, tanto de sus obras literarias como relacionados con su vida persona.

Al preguntarle Thibaudat si tenía condiciones para ceder el archivo, esta persona respondió que lo único que pedía era que ni la viuda de Céline ni nadie más de su familia se beneficiara del hallazgo; incluso, que ni siquiera tuvieran noticias de que esos documentos todavía existían y estaban reunidos.

Thibaudat accedió y recibió el tesoro. Durante varios años se dio a la tarea de ordenar los papeles y transcribir varios de ellos a solas y en secreto. Paralelamente, con absoluta discreción se acercó a un abogado especialista en propiedad literaria para trazar la estrategia que seguiría al momento de hacer público el hallazgo.

Entre otras medidas, esperó al fallecimiento de Lucette, ocurrido en noviembre de 2019, cuando la viuda de Céline contaba con 107 años de edad. Cuando algunas instituciones públicas se enteraron de la existencia del archivo y Thibaudat fue requerido por la policía francesa para explicar por qué esos papeles estaban en su poder, el periodista invocó su derecho de proteger a sus fuentes. 

Al final Thibaudat salió bien librado del embrollo legal. Los propietarios legítimos de los derechos de la obra de Céline recibieron el archivo íntegro, pues el periodista nunca quiso conservarlo. Según escribe en el blog de Médiapart, él se sintió siempre “su depositario provisional”.

Entre los documentos se encuentra la novela Casse-pipe, publicada parcialmente en 1948 en la revista Los cuadernos de la Pléyade de la editorial Gallimard y cuyo manuscrito consta de más de seiscientas páginas. Ya editada y publicada, se estima que la novela alcance cerca de cuatrocientas páginas, lo cual dista mucho de las casi cien de la versión disponible hoy en día. 

Casse-pipe tendría que haber formado una trilogía junto a Viaje al fondo de la noche y Muerte a crédito. De ahí el entusiasmo de los lectores de Céline, pues los manuscritos hallados son la pieza que faltaba en el rompecabezas narrativo del autor.

Los legajos contienen otros dos manuscritos, uno de más de mil páginas de una novela totalmente inédita, Londres, y un millar de páginas pertenecientes a una versión de Mort à Crédit distinta a la conocida hasta ahora. 

Tan sólo estos manuscritos parecen completar la obra narrativa de Céline que, por otro lado, posee un amplio sustento autobiográfico, en particular de sus experiencias vividas al enrolarse al 12º regimiento de cuirassiers del ejército francés y participar en la Primera Guerra Mundial.

La parte de ficción de los manuscritos encontrados se completa con el original de una novela de juventud, La Vieille dégoûtante, y el manuscrito de La Volonté du roi Krogold, una novela de la que se tenía noticia pero se creía irremediablemente perdida.

El hallazgo también incluye papeles personales del autor como fotografías de su hija Colette, su cartilla militar, recetas y otros documentos médicos, dibujos de su amigo pintor Gen Paul, así como cartas a varios destinatarios: mujeres con quienes tuvo relación, su editor Robert Denoël y el escritor de derecha Robert Brasillach (a quien detestaba), entre otros.

Además contiene la documentación antisemita que muy probablemente Céline utilizó para redactar los panfletos Bagatelles pour un massacre (1937) y L'École des cadavres (1938), polémicos ya en la época y por los cuales fue perseguido judicialmente al final de la Segunda Guerra Mundial.

Se trata de un hallazgo sumamente interesante y trascendente, capaz de modificar la manera en que hasta la fecha se ha leído y estudiado la obra de Céline. Resta esperar a que los documentos sean editados y publicados.


También en Pijama Surf: Los 150 años de Marcel Proust y la publicación de una obra inédita

Imagen de portada: Picryl