El principito, de Antoine de Saint-Exupéry, es sin duda uno de los libros más entrañables de la historia de la literatura, quizá porque oscila con gracia entre la sabiduría y la ternura, la sencillez y la profundidad, las evocaciones infantiles y las lecciones vitales.
Pues bien, este libro, el cual se cuenta desde hace algunos años entre los más vendidos del mundo (con cerca de 140 millones de copias desde su publicación original, en 1943), todavía es capaz de dar algunas sorpresas a sus lectores, y no sólo a aquellos que se adentran en sus páginas por vez primera, sino también a aquellos que creen conocerlo de memoria y de principio a fin.
Según se dio a conocer hace un par de días, Antoine de Saint-Exupéry realizó un croquis y un par de bocetos para su relato que hasta ahora no se conocían. En el caso del croquis, se trata de una serie de anotaciones manuscritas al respecto de la historia, y los dibujos son borradores para las acuarelas que el autor realizó después de dos de los personajes con los que el principito se encuentra durante su travesía por distintos planetas: el ebrio y el zorro.
Este material inédito fue localizado en la herencia de Bruno Stefanini, un magnate de origen italiano que llegó a Suiza a los 14 años y eventualmente hizo gran fortuna a través de la compra y venta de bienes inmuebles. A lo largo de su vida, Stefanini fue también un gran coleccionador de arte, y aunque su acervo personal todavía está en proceso de catalogarse, se calcula que asciende a más de 100 mil objetos de todo tipo: pinturas, esculturas, manuscritos, fotografías y más.
En 1980, Stefanini creó la Fundación Winterthur para el arte, la cultura y la historia, con sede en esa misma ciudad suiza, Winterthur, en la cual residió durante casi toda su vida. En ese entonces, el magnate cedió a la Fundación cerca de 34 mil objetos de su colección de arte para formar así el acervo de la institución.
Luego del fallecimiento del magnate, acaecido en diciembre de 2018, a los 94 años, la Fundación Winterthur se ha encargado de catalogar la colección, y fue así como se encontraron con el material inédito de El principito. Según declaró Elisabeth Grossmann, la conservadora principal de la Fundación, todo indica que Stefanini compró los documentos en 1986 en la ciudad suiza de Bevaix, cerca de la frontera con Francia.
Entre los documentos, localizados en perfecto estado, también se encontró un poema de Saint-Exupéry ilustrado con un dibujo realizado también por el escritor, el cual acompañaba a su vez una letra de amor para su esposa Consuelo.
Cabe mencionar que el manuscrito original de El principito se encuentra en Nueva York, resguardado en los archivos de la Morgan Library, lo cual explica por qué fue en esa ciudad donde Saint-Exupéry escribió y publicó por vez primera El principito, en 1943. La primera edición en Francia data de 1946, y de hecho se trató de una edición post mortem, pues Saint-Exupéry desapareció el 31 de julio de 1944 en las inmediaciones de Marsella, mientras pilotaba su avión en una misión de reconocimiento.
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