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Una medida celebrada por muchos que, sin embargo, no deja de ser delicada

Una legislación que ha entrado en vigor este año escolar en todas las escuelas del estado de Nueva York, hará obligatorias clases de salud mental. La idea detrás de esta medida es que se puedan prevenir las enfermedades mentales y haya una mayor aceptación de las personas que padecen ciertos trastornos, varios de los cuales están en aumento entre los jóvenes.

Los alumnos aprenderán a expresar sus sentimientos y emociones a través de ejercicios; recibirán clases de inteligencia emocional y aprenderán sobre los diferentes trastornos mentales. No se trata de clases de psicología, sino de proveer herramientas prácticas para la vida cotidiana.

Se tiene información que indica que el 50% de los individuos empiezan a manifestar síntomas de enfermedades desde los 14 años, así que esto permitirá un tratamiento temprano y posiblemente, una prevención. Esperemos, sin embargo, que se tengan considerados métodos suaves de tratamiento y no se acabe produciendo una aún mayor sobremedicación. Esto es lo que ha generado cierta polémica en torno a esta medida. No obstante, es evidente que es necesario responder a un problema nacional y posiblemente global, ya que la depresión, la ansiedad, el déficit de atención y otros trastornos mentales están al alza entre jóvenes. En Estados Unidos, en los últimos 5 años de los que se tienen datos, se ha incrementado el suicidio en niñas de 14 a 19 años en un 50% y en un 30% en niños, lo cual hace que sea urgente hacer algo al respecto.

En líneas generales, esta medida parece ser una buena idea; sin embargo, habrá que ver hasta qué punto las clases son una forma de adoctrinamiento, y si es posible que se mantengan independientes de ciertas ideologías que existen en el mundo académico, que pueden ser peligrosas o distorsionantes. Una cosa es estar abierto a hablar de lo que se siente y tener más confianza para aceptar algún trastorno, y otra es ser rápidamente encasillado dentro de un trastorno psiquiátrico con un protocolo de tratamiento sólo por ser divergente. Esperemos también que los jóvenes reciban lecciones de higiene tecnológica, ya que es bastante probable que el incremento de los trastornos mentales en los últimos años esté correlacionado con el uso excesivo de aparatos digitales.