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Una selección para distraerse, pero mantener estimulada la inteligencia

En Pijama Surf hemos escrito antes sobre los peligros de la distracción, un comportamiento que en nuestra época parece especialmente presente, sobre todo a partir de la “revolución” digital que, como otros medios masivos de comunicación anteriores, comenzó como una promesa de conocimiento y sabiduría pero terminó en el punto opuesto, convirtiéndose en un vehículo más del que quizá sea el mayor punto débil de la humanidad, aquel al que Aldous Huxley se refirió como un apetito insaciable por estar distraídos.

El tema, sin embargo, no es del todo sencillo de tratar, pues sin duda podría confundirse ese señalamiento con una especie de prohibición hacia todo aquello que tenga la más mínima semejanza con un entretenimiento. ¿Pero en verdad es así? ¿Y qué hay de los juegos, por ejemplo, del arte mismo, de las adivinanzas y los enigmas? ¿No son estos y otros ejemplos una clara muestra de que el ser humano también necesita entretenerse? ¿De que, en cierto momento, necesita ocupar su tiempo en el ocio y el descanso?

En efecto, pero incluso así existe la posibilidad de hacerlo inteligentemente. Es decir, con un entretenimiento que estimule nuestra razón o nuestra imaginación, que nos invite a pensar, que suscite preguntas que hasta entonces no nos hemos hechos y que aun así (o justamente por eso) nos deje al final con un buen sabor de boca, con la sensación de haber pasado un buen rato y, también, de haber aprovechado nuestro tiempo.

A continuación compartimos 10 películas seleccionadas bajo esa idea. Se trata de cintas con humor, ingenio, sorpresa o alguna otra suma de cualidades en la que se combinan el entretenimiento y la inteligencia.

 

North by Northwest, Alfred Hitchcock (1959)

Una de las virtudes más extravagantes de Alfred Hitchcock fue que aunque tuvo una conciencia incomparable del lenguaje cinematográfico y su potencial, en ningún momento se interesó en hacer eso que ahora llamaríamos “cine de autor”. En cierta forma Hitchcock hizo y quizá incluso inventó este tipo de cine, pero sin tener nunca esa pretensión. Él simplemente filmaba películas que entretuvieran al público. Y lo lograba, pero al mismo tiempo experimentó con la dirección de cámaras y la decoración, con las luces, las perspectivas y, en suma, todo aquello que está involucrado en la nada sencilla tarea de contar una historia a través del cine.

North by Northwest es un buen ejemplo de esa peculiar forma en la que Hitchcock pasó a la historia. La cinta sigue el equívoco que se desata cuando un publicista de Nueva York es confundido con un espía internacional.

 

Il buono, il brutto, il cattivo, Sergio Leone (1966)

Conocida mundialmente como El bueno, el malo y el feo, esta cinta es además un clásico de la historia del cine y uno de los ejemplos más conocidos del llamado spaghetti western. Si pasó a la historia fue sobre todo porque Leone demostró un manejo excelso de la dirección cinematográfica, orientada a mantener en suspenso a la audiencia. 

 

Annie Hall, Woody Allen (1977)

Una de las cintas más emblemáticas de Allen, en la cual se encuentra todo lo que se suele asociar a su estilo: el protagonista neurótico, la dificultad para sostener una relación amorosa, cierta dulce nostalgia al hacer el recuento de los hechos y un ingenioso sentido del humor.

 

Shaun of the Dead, Edgar Wright (2004)

Edgar Wright es, probablemente, uno de los directores de comedia cinematográfica más inteligentes de esta época. Pocos como él aprovechan el lenguaje visual del cine no para mostrar o contar una broma, sino para construirla en una sucesión de imágenes hábilmente preconcebidas. Shaun of the Dead fue su primera cinta: una historia de zombis en la que el horror se convierte en humor.

 

Children of Men, Alfonso Cuarón (2006)

Adaptación de la novela homónima de P. D. James (1992), esta cinta relata los hechos distópicos de un mundo en el que la humanidad se ha vuelto infértil, por lo cual se encuentra al borde del colapso.

 

Burn After Reading, Joel y Ethan Coen (2008)

Como en otras cintas de los Hermanos Coen, en esta todo parte de una confusión mínima que poco a poco va creciendo hasta volverse incontrolable y por ello mismo absurda, y esa es la base de su humor singular.

 

Inglourious Basterds, Quentin Tarantino (2009)

Hasta cierto punto, Tarantino se asemeja a Hitchcock en la cualidad a la que nos referimos anteriormente. Se trata de un director eficaz, que también se ha consagrado al entretenimiento. Esta cinta cuenta una historia alterna y fantasiosa en la época de la segunda guerra mundial, con la cual Tarantino ejerce una especie de venganza cinematográfica contra el régimen nazi.

 

The Wolf of Wall Street, Martin Scorsese (2013)

Si tuviera que usarse una palabra para describir esta cinta, quizá “seductora” sería la más precisa. Esta película es uno de los ejemplos más recientes de la magia con que alguna vez Hollywood sedujo al mundo. Dinero, drogas, fraudes, riesgo, fama, poder: el sueño occidental hecho realidad a través de la biografía de Jordan Belfort (Leonardo DiCaprio), un vendedor que se convirtió en uno de los corredores de bolsa más exitosos de los años 80 del siglo XX.

 

Only Lovers Left Alive, Jim Jarmusch (2013)

Una cinta de vampiros al estilo de Jarmusch, esto es, con un cuidado notable en la historia y la producción, con una buena dosis de poesía (visual y textual) y además, con un toque de irreverencia que le da una densidad especial a la película.

 

Relatos salvajes, Damián Szifron (2014)

Seis historias distintas cuya constante es el humor negro y, más especialmente, la exploración ingeniosa de los limites de la civilización humana. ¿Qué pasaría si en situaciones aparentemente normales, como una boda o un incidente de tránsito, diéramos rienda suelta a nuestros instintos más animales y no a los dictados de la cultura y la sociedad?

 

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