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Continuamos el recorrido editorial a través de los discos y conceptos musicales de Luis Miguel

Icono y máximo exponente de la industria musical hispanoamericana durante las últimas décadas, Luis Miguel, quien ha vendido más de 100 millones de copias alrededor del mundo, fue nombrado en el 2011 “el cantante latino más importante en 25 años” por la revista Billboard. Amén de este reconocimiento en el 2012 recibió, además de las llaves de la ciudad de Viña del Mar de manos de su alcaldesa, la primera Gaviota de Platino en la historia del certamen musical de mayor tradición en Latinoamérica; y de suyo, la gira “Luis Miguel/Grandes éxitos Tour” se convirtió para el año el 2013 en la ronda musical más exitosa jamás realizada por un cantante hispano (los récords anteriores también los tenía Luis Miguel, vía “Amarte es un placer” 1999-2000 y “México en la piel” 2004-2006), la cual, entre los años 2010 y 2013, recorrió 22 países, al pleno de 223 conciertos.

Lee la primera parte de este decálogo

Como mencionamos en la entrega anterior, una lista de sus mejores discos podría incluir a debate Palabra de honor, Soy como quiero ser, Busca una mujer, 20 años, Romance, Segundo romance, Aries, Nada es igual, Romances, Amarte es un placer, México en la piel, Cómplices y México por siempre. De hecho, su diversa oferta musical posibilita catalogarla desde el género musical, emisión de sencillos, influencia en las listas de popularidad, venta de discos, e incluso impacto regional, ya que un disco puede tener mayor repercusión en un país que en otro. De igual modo, la audiencia que Luis Miguel ostenta rebasa la clasificación generacional, por lo que la preferencia, el gusto y el apego, nos brindan una amplia vía libre para este periplo conceptual que iniciamos en la primera entrega.

Y mientras el cantante hace una pausa en su exitosa gira “México por siempre Tour”, la cual proseguirá en España durante el verano, y se aproxima la conclusión de la primera temporada de su serie autobiográfica, en DECÁLOGO, continuamos el recorrido editorial a través de los discos y conceptos musicales de Luis Miguel.

 

5. El concierto  (De cátedra)

Productor: Luis Miguel

Género: En vivo-Directo

Año: 1995                                                  

Fue en diciembre de 1995 cuando tuve oportunidad de escuchar por primera vez en directo a Luis Miguel en el Estadio Luis “Pirata” Fuente del Puerto de Veracruz, donde se cumpliría una fecha más de la gira homónima El concierto. Como anécdota, recuerdo que las puertas del estadio seguían aún cerradas y no permitían el paso; la audiencia, lejos de incomodarse, solicitó la apertura del recinto entonando de forma coral “Si nos dejan”, el primer sencillo del enunciado álbum. Acto seguido se permitió el acceso, y la energía contenida fluyó durante aquel recital. Fue la primera ocasión que escuché a Luis Miguel en un foro abierto (la siguiente sería en el Estadio Azteca), pero aquel momento de simbiosis entre recinto, intérprete y público fuera del escenario, quedó grabado en mi memoria.

Elegido para inaugurar importantes plazas musicales, como la Arena Ciudad de Mexico en el 2012, Luis Miguel fue el encargado de reinaugurar en 1992, el emblemático y entonces recién remodelado Auditorio Nacional en la Ciudad de México, y lo hizo de la mano promocional de su disco Romance, que hacia finales de 1991 había irrumpido como un torbellino de nostalgia y pasado en las radios de Iberoamérica y varios países del mundo.

Aquel 1992 fue un año cumbre en la trayectoria profesional de Luis Miguel. Aunado a sus conciertos en el coloso de la Avenida Reforma de la Ciudad de México, del que hizo su base histriónica, llevó a cabo su ya famosa presentación en la Expo Sevilla 92, donde el despliegue de su voz y manejo del escenario brillaron intensamente. Con esta gira Luis Miguel produjo un disco conmemorativo que incluyó tres boleros interpretados en sus presentaciones en el Auditorio Nacional y la canción que hiciera famosa en los años 70 el desaparecido cantante español Nino Bravo, “América, América”, la cual Luis Miguel grabó para el orfeón “Barcelona Gold”, placa conmemorativa de las Olimpíadas de Barcelona. El disco que incluyó los boleros en directo y el sencillo olímpico fue América y en vivo.

Ya en 1990 había dado a conocer una producción audiovisual denominada Un año de conciertos, que incluía presentaciones dedicadas casi en exclusivo a sus discos Soy como quiero ser, Busca una mujer y la sorpresa del video de la canción Entrégate, que anunciaba su disco 20 años, pero es con El concierto de 1995 donde Luis Miguel se consagra como un cantante capaz de lograr incluso mejores versiones en directo que en sus álbumes. Y de esta forma, en la cúspide de su carrera publica un disco doble que, resultado de un proyecto ambicioso y de autoafirmación, consigue brindar frutos al colectivo. El concierto se convierte en uno de los mejores discos en directo en cualquier idioma de los años 90.

Grabado durante las presentaciones del astro en el Auditorio Nacional en 1994, El concierto centra su repertorio en exclusivo sobre canciones grabadas para el sello Warner Music. El cantante abordaría nuevamente en sus conciertos las canciones de su época en EMI (infancia y adolescencia) hasta sus presentaciones del nuevo milenio. Así, El concierto destaca las interpretaciones de los dos álbumes más recientes hasta ese momento, Segundo romance, que dio origen a la gira, y Aries, su joya pop de los años 90.

Una introducción llena de intensa batería y guitarra eléctrica, da paso a una tercia de canciones del disco Aries: “Luz verde”, “Pensar en ti” y “Dame tu amor”; después, “No sé tú” de Romance y “Alguien como tú” del disco 20 Años armonizan una combinación de bolero y pop que destaca la frase “¿Cómo dicen mis metales esta noche?”, que a la postre sería un sello distintivo del cantor. Justo después aparece el celebrado y admirado medley de canciones de los tres discos pop antes enunciados, mediante una seguidilla que enhebra baladas pop y el despliegue de su capacidad vocal a plenitud.

“Yo que no vivo sin ti”, “Culpable o no”, “Fría como el viento”, “Entrégate”, “Tengo todo excepto a ti” y en especial “La incondicional”, logran la conexión perfecta entre intérprete y público; el juego vocal es bien recibido y el cierre portentoso de su canción definitiva permite el entero lucimiento del nacido el 19 de abril de 1970, y para cerrar el primero de los discos, “Suave”, un tema que define el ambiente musical que generaba Luis Miguel en la primera parte de la década.

Kiko Cibrián se encarga de hacer el interludio musical y a su vez la introducción al tema “Hasta que me olvides”, al que sigue el rítmico “Qué nivel de mujer”. Después prosiguen los temas del Segundo romance “Historia de un amor”, “Nosotros”, “Somos novios”, “Sin ti”, “El día que me quieras”, y “La media vuelta”, lo que abre la puerta a los sencillos promocionales del álbum que posteriormente daría origen a dos sendos álbumes de mariachi: “Si nos dejan”, “Amanecí en tus brazos” y “El rey” del gran José Alfredo Jiménez.

Después de ese momento de catarsis en la audiencia en franca comunión de balada, pop, bolero y rancheras, el disco cierra con “Será que no me amas” del disco 20 años en una de sus versiones en directo mejor logradas, y que bien combina la composición de Michael Jackson y la adaptación de Juan Carlos Calderón en directo.

En el año 2000, Luis Miguel daría a conocer su disco Vivo, que grabado bajo el amparo de la gira “Amarte es un placer”, el cual estructura un recorrido en bloques que para entonces adhiere a su repertorio los discos Nada es igual, Romances y el propio Amarte es un placer, ofreciendo segmentos medley concertados de cada uno de los discos de la serie romance, y el tradicional acoplamiento de sus álbumes pop.

Dichos segmentos son un referente si se quiere hacer acopio de los discos en vivo del cantante, y de suyo la versión final de “Te propongo esta noche”, resulta por demás sobresaliente. Cierto es que Vivo presenta al cantante a plenitud, en control absoluto del entorno, con una producción más espectacular en la escenografía y entregado de lleno a la mejor versión de su música en directo. Sin embargo, El concierto guarda el cénit áureo para el cantante, el ensanche interpretativo y la dilatación de sus rangos vocales, que hacen de este álbum un disco doble de celebración a su música.

 

4. 20 años (De afirmación)

Productor: Juan Carlos Calderón

Género: Balada-Pop

Año: 1990

1990 significó la consagración de Luis Miguel en la balada pop de Hispanoamérica; su fuerza interpretativa, popularidad, éxito comercial y de crítica estaban a tope gracias a la publicación del disco 20 años.

El disco consumaba cuatro colaboraciones consecutivas de Luis Miguel con el compositor y productor Juan Carlos Calderón, una en EMI (Palabra de Honor) y las tres consecutivas para Warner Music: Soy como quiero ser, Busca una mujer y 20 años.

En una entrevista, el desaparecido maestro Juan Carlos Calderón declaró su preferencia por este disco al que consideraba más logrado, cuidado y lleno de detalles, además de que terminaba por afinar y definir el sello distintivo de esa mancuerna musical. Si Soy como quiero ser logró ser un eslabón de transición musical, de edad, voz y audiencia en la carrera del cantante y Busca una mujer alcanzó la gloria generacional y el éxito inusitado, 20 años implicó una afirmación en todos los sentidos para Luis Miguel.

El título del disco hace referencia directa a lo personal, su edad, y a que asumía una nueva década, una nueva etapa, un nuevo camino; 20 años es el primer disco en total independencia del cantante, lo que se consumará, amén de la coproducción del disco Romance, nuevamente en Aries, primer disco en solitario producido por Luis Miguel.

20 años se convirtió en un éxito instantáneo, todas las canciones del álbum formaron un carrusel de sencillos consecutivos que legaron al tope de las listas de popularidad y brindaron a Luis Miguel una nueva nominación al Grammy. “Oro de ley”, “Cuestión de piel” y “Alguien como tú” mostraron que la mancuerna Juan Carlos Calderón-Luis Miguel estaba llena de holista creatividad y de una energía cómplice de emociones, sentimientos e intenciones; los temas pop bailables hicieron de las tardes y reuniones un banda sonora continua y que, paliada en el romance de “Hoy el aire huele a ti” con la participación del enorme Herp Alpert, compaginó óptimamente con “Más allá de todo” y “Más”.

“Entrégate”, “Tengo todo excepto a ti” y “Amante del amor” fueron baladas tan poderosas como populares, de fuerza interpretativa y ejercicio lírico de quien desde 1985 había deslumbrado y que terminaba por instaurarse como el máximo intérprete en español en el mundo; 1990 y sobre todo 1991 y 1992, son los años en que deja de ser el ídolo juvenil para convertirse en el cantante más reconocido, joven o adulto de la industria, y en gran medida se debe al disco 20 años. El disco se dibuja mediante dos lados, uno cubierto por las canciones más populares y exitosos sencillos, y otro dedicado a canciones más expuestas al juego vocal de Luis Miguel.

La trascendencia de 20 años permitió que la sinergia que tenían las anteriores producciones de la mancuerna Calderón-Luis Miguel llegara al sitio más alto del escalafón; además de gozar del coral seguimiento de cada uno de los sencillos, gozó de la coreografía de la canción “Será que no me amas”, cuyo estribillo “No culpes a la noche…”, que intituló el compilatorio de temas pop-dance en remixes que Luis Miguel publicó en el 2009, sigue siendo sumamente popular.  

20 años fue también el primer disco de Luis Miguel con una mayor distribución en CD, y está dedicado en su versión vinilo a todas sus incondicionales; además, no sería el único disco del cantante en cuyo título enuncia su nombre o su edad. Para muchas publicaciones el nombre de Luis Miguel, amén de aparecer como nombre del artista, tiene juego directo en los títulos de los discos También es rock, Soy como quiero ser, Busca una mujer y Luis Miguel del 2010. Mientras que su edad volverá a tener repercusión en el disco 33, que hace referencia a la edad de Cristo y a una etapa de mayor madurez en el cantante.

33 fue publicado en el 2003 y tuvo como estandarte el tema “Te necesito” de Juan Luis Guerra, y cuenta con líricas desgarradoras como la melancólica “Nos hizo falta tiempo”, así como “Devuélveme el amor”, “Qué tristeza” y “Que tú te vas”, apacibles temas como “Un te amo” y los más rítmicos como “Y sigo”, “Eres” y “Vuelve”. 33 puede considerarse, sin duda, como el mejor y más logrado álbum pop de los dos que Luis Miguel ha realizado en el nuevo milenio (33 y Luis Miguel).

En 20 años, Juan Carlos Calderón, junto a Robbie Buchanan, Paul Jackson Jr. y otros integrantes de su talentoso equipo, culminaron mediante esta gran producción un trabajo de ideas creativas, adecuaciones vocales y empatía lírica que sigue siendo un referente del pop y un imprescindible en los conciertos del cantante latinoamericano. 

 

3. México en la Piel (De legado-mariachi)

Productor: Luis Miguel

Género: Regional-Mariachi-Bolero Ranchero

Año: 2004

En 1985 el programa televisivo de variedades Siempre en domingo, conducido por Raúl Velasco, celebró el cumpleaños número 15 de Luis Miguel.

Para redondear la tradicional partida del pastel, Velasco conminó a Luis Miguel a cantar en vivo, con mariachi, la canción “Cucurrucucú paloma” del célebre compositor mexicano Tomás Méndez. Previamente, un encuentro del entonces niño Luis Miguel con la enorme Lola Beltrán en su programa de televisión dedicado a entrevistas y a la música vernácula, sería el antecedente de Luis Miguel con mariachi, esa semilla sembrada que germinó en 1994, cuando el cantante incluye el clásico “La media vuelta” de José Alfredo Jiménez, máxima figura de la composición mexicana, en su disco secuela  Segundo romance.

En aquella producción, el video del sencillo incluyó una visualización en blanco y negro que reunía, a modo de tertulia, a varias celebridades de la música regional y de la vida bohemia mexicanas; la misma Lola Beltrán aparece al lado del cantante junto a la actriz Ofelia Medina y el escritor Carlos Monsiváis. A estas personalidades se sumaron la diva Katy Jurado, el actor Jorge Russek, la cantante Amalia Mendoza, y como un guiño de la historia, el cantautor más importante de habla hispana, Juan Gabriel, entre otras figuras consagradas y nacientes de la actuación o música mexicanas.

El éxito de la canción repercutió en la gira del álbum, que más tarde, como hemos mencionado, dio paso al disco doble El concierto, y a la grabación de otras tres canciones emblemáticas del compositor guanajuatense. Más tarde, en el año 2000, el disco Vivo incluyó dos temas más en mariachi, la emblemática “La bikina” de Rubén Fuentes, y la arenga “Y” del compositor dominicano Mario de Jesús Báez, que brindaron un complemento estupendo a la estructura del celebrado álbum en directo.

En el 2004, 1 década después de aquella media vuelta en su aproximación musical con mariachi, Luis Miguel presenta México en la piel, primera producción de estudio en esta índole para el cantante, y uno de los discos más vendidos y premiados del género regional mexicano en la historia.

El álbum es una extraordinaria gama musical que contiene temas de José Alfredo, “Paloma querida” y “Un mundo raro”, aunados a un serial de canciones referentes del mariachi y del bolero ranchero. El disco fue capaz de revivir algunas canciones ya clásicas y de popularizar otras menos conocidas pero que en la voz del intérprete alcanzaron su mayor exposición, como es el caso de “Sabes una cosa”. 

México en la piel está integrado por 13 temas y dos canciones adicionales, “Por un amor” de Gilberto Parra y “Mi ciudad” de Guadalupe Trigo, sumadas al repertorio final tras la exitosa venta del álbum en su edición diamante; cuenta con la dirección musical de Armando Manzanero, la producción ejecutiva de Francisco Loyo y la producción general de Luis Miguel y fue grabado con el acompañamiento del mariachi más laureado y famoso en el mundo, el Mariachi Vargas de Tecalitlán, dirigido de forma emérita por el mismo Rubén Fuentes.

“El viajero” inicia en tono de invitación el recorrido musical a través de las coplas mexicanas, le siguen “Entrega total” y “Échame a mí la culpa”, para dar paso a la canción que intitula el disco, “México en la piel”, de José Manuel Fernández Espinoza. Este paisaje por las tierras mexicanas, por las fiestas, tradiciones, por la descripción de sus montañas, lagos, por su natura y su gente, da paso a sencillos más tendientes al desamor, característicos del género musical que dubita entre el desamor y el jolgorio o algarabía musicales.

“Cruz de olvido”, “De qué manera te olvido”, “Luz de luna” y “Cielo rojo”, aportan el sentir doliente del jinete, la llanura y la serranía, entrelazado en el ambiente por la canción italiana “Motivos” de Italo Pizzolante, arqueado al no cese del sentimiento por el primer sencillo del álbum y del cual se filmó un colorido videoclip, “Que seas muy feliz”, de Consuelo Velázquez. México en la piel recibió el Grammy de la Academia Estadounidense y el Grammy Latino a Mejor Álbum Regional Mexicano.

En el 2017, 13 años después de la exitosa travesía, y tras 7 años de no publicar un disco de estudio -el más reciente había sido Luis Miguel del año 2010- Luis Miguel presenta el imponente México por siempre, un disco vocalmente más arriesgado que México en la piel y que incluye temas de José Alfredo Jiménez y apuestas interesantes como “Los días felices” del francés Charles Aznavour o “El Balajú” de Pedro Galindo Galarza, y que une partituras del “Huapango” de Pedro Moncayo, la “Serenata Huasteca” o “Qué bonita es mi tierra” del maestro Fuentes. Nuevamente acompañado por el Mariachi Vargas de Tecalitlán, promoviendo “Llamarada” de Jorge Villamil y en especial “No discutamos” de Juan Gabriel, Luis Miguel volvió a posicionar en los primeros lugares la música regional mexicana enarbolando un video lleno del color de San Miguel de Allende vía “La fiesta del mariachi”.

 

2. Romances (De nostalgia/clásico)

Productor: Luis Miguel

Género: Bolero

Año: 1997

En el otoño de 1991, emblemático año del eclipse solar que vistió de claroscuros a varios países en el mundo, el año de la muerte de Freddy Mercury, y a su vez el año de la Tormenta del Desierto, la industria musical de habla hispana se iluminaría con notas que décadas atrás habían ocupado los anhelos, deseos y suspiros románticos ahora vueltos nostalgia: los boleros.

“Inolvidable”, bolero de 1944, autoría del pianista cubano Julio Gutiérrez, cimbró con estruendo las radiodifusoras latinoamericanas y las estaciones que incluso estaban destinadas en su totalidad al pop o a programación juvenil. Luis Miguel, el mismo intérprete que consolidara su estatus de gran figura con el disco 20 años, sorprendía a toda la comuna sonora.

Los acordes de “Inolvidable” eran el inicio de un disco fundacional que, envuelto en el pasado, definía el presente musical latinoamericano. Noviembre de 1991 será recordado por el lanzamiento de Romance, primera entrega del serial romántico del cantante mexicano que combinaría en sus diferentes ediciones boleros, baladas y tangos. Los Romances como un concepto que derivó en cuatro álbumes, Romance (1991), Segundo romance (1994), Romances (1997) y Mis romances (2001), aunados al  compendio Todos los boleros (1998) y Mis boleros favoritos (2002).

Nadie hubiese imaginado que esa mágica noche de 1989, en pleno furor del disco Busca una mujer (1988), cuando Luis Miguel y el compositor Armando Manzanero compartirían algunos boleros en un programa nocturno conducido por la actriz Verónica Castro, produciría a posteriori uno de los discos más vendidos en la historia de la música grabada en español -aproximadamente 15 millones de copias, y contando-.

Una serie de joyas musicales que, a modo de concepto, son ya parte de la fonoteca nacional. Y es Romances, tercera entrega del premiado romancero, un álbum que destaca como ninguno en el serial romancero, la calidad interpretativa, el registro vocal y la riqueza referencial del mejor álbum del catálogo.

“Inolvidable”, “No me platiques más”, “Cuando vuelva a tu lado”, “Mucho corazón”, “La mentira”, “Contigo en la distancia” y el himno “No sé tú”, hicieron de este álbum el más exitoso en la historia de la música en español, y por ende, en la discografía del reconocido intérprete mexicano.

Luis Miguel produjo Segundo romance en colaboración con tres compositores vitales de su carrera, Juan Carlos Calderón, responsable de varios álbumes del astro mexicano, el ya citado Manzanero y Kiko Cibrián, quien alcanzaría su cénit como compositor y arreglista con Aries (1993), que junto a discos como Bajo el signo de Caín (1993) de Miguel Bosé, o Más (1997) de Alejandro Sanz, es uno de los mejores álbumes pop de la década de los 90. Una colaboración diversa brindó un corolario interesante al disco, le imprimió un sello muy particular y logró posicionar varios éxitos con gran impacto, como “La media vuelta” de José Alfredo Jiménez, “Todo y nada” de Felipe Garrido, “Delirio” de César Portillo de la Luz (a inspiración visual del bossa nova en homenaje a Joan Carlos Jobim) y “El día que me quieras”, el clásico por excelencia del cancionero argentino, compuesto por Lepera y el inmortal Carlos Gardel.

Romances dio un viraje hacia la obra primigenia en 1991, y presentó por una parte el regreso del maestro argentino Bebu Silvetti, quien incluso aporta una canción de su autoría, y varias composiciones de Manzanero, donde sobresale “Por debajo de la mesa”, que tal como sucediera con “No sé tú” en el primer Romance, brindaría un sello distintivo al disco.

A diferencia de “No sé tú”, que fue un sencillo de confirmación, “Por debajo de la mesa” enarboló la nueva producción lanzada en 1997. La epifanía del álbum fue premiada con el Grammy estadounidense, reconocimiento que había alcanzado ya Segundo romance y que injustamente no alcanzó el mítico Romance, a pesar de ser nominado. La innovadora introducción de Romances comienza con una canción doble de Armando Manzanero, “Voy a apagar la luz” y “Contigo aprendí”, suave y evocador aviso del armonioso contenido que devendría con “Sabor a mí” de Álvaro Carrillo. El disco avanza hacia la multiplatino “Por debajo de la mesa”, y para entonces el escucha está ya cautivo. Esta canción además es el único sencillo que tuvo videoclip de promoción, un elegante audiovisual lleno de clase, distinción y a la vez vulnerabilidad del cantante como personaje, una propuesta de nostalgia que recordaría los años de las bandas y orquestas nocturnas neoyorquinas.

José Antonio Méndez y su bella “La gloria eres tú” prosiguen la pausa y recuerdan los acordes que Chamín Correa había dado a “La barca” en la primera entrega. La quinta canción es un portento estilo Manzanero, “Amanecer”, que da continuidad a la celebración del amor y su circunstancia, misma que justo a la mitad del disco da paso al desamor, a la asimilación de las costumbres, de la necesidad y el desamparo amoroso mediante “Encadenados” de Carlos Arturo Briz.

Y para cerrar la primera mitad del disco, el productor no nos abandona sino que da un guiño de esperanza tras la separación; Consuelito Velásquez aparece con la canción que en la vox populi acumula mayor cantidad de versiones, desde la inicial con Emilio Tuero (1941), pasando por la versión melodiosa de Pedro Infante en A toda máquina (1951, de Ismael Rodríguez), hasta las versiones que Frank Sinatra y Los Beatles realizaron de la misma.

El disco ha ya cumplido con creces la expectativa, y es entonces cuando se adentra en la segunda mitad del álbum y que, para mi gusto, es la que ofrece el más complejo, rico y variopinto mosaico interpretativo del cantante en un disco de boleros.

Luis Miguel la interpreta de forma rítmica, alegre y bailable, haciendo de su versión una alternativa apuesta, a la que continúa la poderosa balada “Contigo” de Silvetti y Silvia Riera, mi favorita del disco, para después retar a la crítica con  un clásico monumental, “Noche de ronda” de Agustín Lara. Prueba superada para aliviar un poco la tensión y deleitar al escucha a través de “El reloj” de Roberto Cantoral. Una vez que el disco ha cumplido su decena y satisfecho la obra, irrumpen las canciones de ofrenda, “Júrame” de María Grever, que tanto se ha especulado que se compuso durante la estancia de la compositora en Xalapa, Veracruz, y “De quererte así”, composición traducida del gigante francés Charles Aznavour. Dolosa y sensible, esta canción hace del álbum un sendo homenaje a diferentes exponentes de la canción internacional.

Luis Miguel sella su Romances con dos clásicos arriesgados y que de igual forma aprueban el reto: “Uno” el tango legendario, elegía e introspección a soliloquio de Enrique Santos y Mariano Mores, y finalmente “Mañana de carnaval”, la brasileña retórica de Luiz Bonfá y Antonio María que en la paradoja festiva lamenta y aspira a la vuelta de la razón de vivir, el sentido de la vida que aguarda la espera.

Sean las composiciones, los arreglos, la interpretación o la variedad creativa del álbum, Romances abre la puerta de la nostalgia y solicita que el riesgo del amor sea frontal o por debajo de la mesa; la declaratoria de amor es, en este disco, una confesión.

 

1. Aries (De innovación)

Productor: Luis Miguel

Género: Pop

Año: 1993

Aries, el disco más innovador, vanguardista y genuino en la trayectoria musical de Luis Miguel, el mismo que realizado en todo su esplendor en 1993, alcanzó altas ventas y la popularidad de sus sencillos, el reconocimiento unánime de la crítica y por consecuencia el Grammy de la Academia Estadounidense, Aries es una de las grabaciones de mayor influencia y fundacionales del pop en español.

Distinto, único en su comparativa con otros discos hasta ese momento en el canon Luis Miguel, Aries refresca completamente lo realizado exitosamente por los discos pop del cantante, y brinda un cambio de página extraordinario ante el incalculable éxito que había tenido el disco Romance.

Entre el disco 20 años (1990) y Amarte es un placer (1999), Luis Miguel intercala discos de pop y boleros con estupenda habilidad y la acostumbrada calidad manifiesta de sus producciones gracias a sus compositores de cabecera: Calderón, Manzanero, Cibrián; alternativos: Lerner, Pérez, Loyo, Guerra; músicos de alto nivel: Buchanan, Paul Jackson Jr. y asesores musicales como David Foster. Aries (1993), Segundo romance –con El concierto como interludio– Nada es igual (1996), Romances (1997) y Amarte es un placer (1999) integraron una década de magníficas producciones musicales que, en el campo de los intérpretes en español, marcó un hito inigualable hasta la fecha.

Aries  es uno de los discos en la industria de la música latina que han tenido mayor presupuesto en su realización, y la inversión puede cotejarse con la descripción del inmenso equipo de trabajo que participó y que puede leerse en el propio folleto informativo del álbum.

Un despliegue de recursos humanos, materiales y técnicos que conjuntaron el arte, talento y la inspiración de todo un conjunto de factores que intervinieron. Editar un nuevo material después del éxito de 20 años, y más aún, tras el fenómeno global que resultó ser Romance, obligó a producir algo que fuese original y definitivo: Aries.

Titulado en relación al signo zodiacal del cantante, Aries, que este año cumple su 25 aniversario, inicia con una refrescante, atemporal y melódica “Suave”, de Orlando Castro y Kiko Cibrián, que fue el tercer sencillo del álbum, y a mi gusto describe con mayor fidelidad el estilo característico del solista nacido el 19 de abril de 1970. “Me niego a estar solo”, una más de las canciones del músico que podrían ser autobiográficas, que posee una energía vocal impresionante y es autoría de Rudy Pérez, es una de las mejores canciones de Luis Miguel en su carrera; y es que este disco tiene al menos cinco temas que podrían reclamar un sitio en tal denominación.

“Pensar en ti” del cubano Francisco Céspedes, “Ayer” de David Foster y Rudy Pérez (primer sencillo del disco, del cual se grabaron cuatro versiones de videoclip y, para mí gusto, la mejor canción en la carrera de Luis Miguel) y “Hasta el fin” de Kiko Cibrián, elevan el disco a un lugar de privilegio. “Hasta el fin” tiene todo lo que una buena canción pop puede ofrecer: arreglos, coros, instrumentos y efectos de sonido acompasados a la voz de su intérprete, acústica y resolución; diferente a cualquier balada convencional, esta canción es sin duda la joya del álbum.

“Luz verde”, “Dame tu amor” y “Qué nivel de mujer” con la participación de Tower of Power, encienden el pop bailable que en concierto generaba reacciones llenas de energía por parte de la audiencia. La voz de Luis Miguel gravitó entre la entonación y el juego gutural de exclamaciones sugerentes de up-tempo, dance, rythm & blues, jazz, hip hop y funk. “Hasta que me olvides”, compuesta por el cantautor dominicano Juan Luis Guerra, fue el segundo sencillo y el más exitoso del álbum, y se convirtió en un himno de las y los fans del cantante.

Aries cierra con el entrañable “Tú y yo” de Rudy Pérez, en cuyo desarrollo el tema inicia y se desenvuelve con una cadencia distinta a la del resto del disco, y concluye con un solo estupendo. Aries fue seguido en el corolario pop de Luis Miguel por Nada es igual, otra joya musical de los 90.

Nada es igual repitió prácticamente el mismo equipo, Kiko Cibrián, Francisco Céspedes y Rudy Pérez en las composiciones, lo que sumado al compositor argentino Alejandro Lerner, tuvo un resultado por demás satisfactorio. En dicho álbum, además de los músicos mencionados, Luis Miguel compuso algunos de los temas, en cuya coautoría destacamos “Como es posible que a mi lado” y una canción quizá poco conocida pero que también aspira al sitio de las mejores interpretadas por el ganador de cinco premios Grammy: “Un día más”, espectacular balada pop que destaca en dicho álbum.

Nada es igual es un disco que por sí solo puede colocarse en la lista de los 10 mejores discos, sino es que los cinco mejores, en la trayectoria de El Sol de México; no obstante, al incluir sólo 10 álbumes como referentes conceptuales de su trayectoria, optamos por Aries.

A 25 años de su publicación Aries es, en lo personal, el mejor disco pop que Luis Miguel ha grabado a la fecha, y tal como mencionamos, es uno de los mejores discos que haya dado a conocer un solista masculino en la industria de la música hispanoamericana.

 

* Iván Uriel Atanacio Medellín. Escritor y documentalista. Considerado uno de los principales exponentes de la literatura testimonial en lengua hispana. Sus novelas El surco y El Ítamo (Universidad Veracruzana, 2015), que abordan la migración universal, han sido estudiadas en diversas universidades a nivel internacional. Dirigió los documentales La voz humana y Día de descanso. Es Director Editorial de Filmakersmovie.com.