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La Tierra como un organismo vivo: la singular relación entre terremotos, huracanes y el clima del planeta

Ecosistemas

Por: Mateo León - 02/08/2023

Si la Tierra puede verse como un sistema holístico (incluso como un ser vivo), sus fenómenos son más interdependientes de lo que solemos considerar

Ante los recientes desastres naturales, el ser humano busca darles sentido y suele preguntarse si éstos están relacionados entre sí o si este tipo de fenómenos se están incrementando. Pero, ¿realmente tienen que ver entre sí o es simplemente este deseo humano de conectar las cosas y proyectar significado a la naturaleza? ¿Realmente están incrementando su frecuencia o se trata solamente de que somos más conscientes de ellos por la magnificación de los medios digitales? Algunas de esas preguntas intentaremos entender en este artículo.

Los terremotos se producen debido a la acumulación de energía, una especie de "estrés telúrico". Cuando se acumula suficiente energía, se desprenden las placas tectónicas que se encuentran enlazadas, lo cual impide que se libere la energía acumulada. La energía que detona un sismo puede producirse por dislocaciones de segmentos en la corteza terrestre, erupciones volcánicas o explosiones humanas. Asimismo, existen teorías que sugieren que la energía gravitacional potencial almacenada en la configuración de elementos de la Tierra es la fuente de energía de los terremotos.

Un temblor supone siempre un reacomodo de la corteza terrestre, en el cual disminuye la inercia e incrementa la velocidad angular. Esto hace que los grandes terremotos (como el de Chile del 2010 y el de Japón del 2011), al incrementar la velocidad angular, hagan que disminuya levemente la duración del día, en una magnitud de microsegundos.

Sobre la relación entre los terremotos y el cambio climático hay algunos trabajos interesantes. Uno es el del profesor Bill McGuire del University College de Londres, quien sostiene que el derretimiento de los casquetes polares debido al calentamiento global puede tener numerosos efectos, que incluyen terremotos.

Otro que podría tener algo que decir al respecto es Chi Ching Liu, del Instituto de Ciencias de la Tierra de Taipei, quien sostiene que existe una correlación entre tifones y terremotos, sugiriendo que una reducción de la presión atmosférica (lo cual caracteriza a dichos sistemas del Pacífico, equivalentes a los huracanes) es suficiente para hacer que las fallas sísmicas se muevan y desprendan estrés acumulado. Como señala el geofísico John McCloskey, una falla sísmica que ha reunido energía suficiente a veces no necesita más que "la presión de un apretón de manos". Sin embargo, este vínculo observado no es inmediato; un huracán podría causar un terremoto, pero meses o años después.

Según Shimon Wdowinski, de la Universidad de Miami, en algunas partes de los trópicos grandes terremotos tienden a formarse después de huracanes excepcionalmente fuertes. Esto parecería haberse presentado en el terrible terremoto de Haití en el 2010, el cual pudo tener como antecedente la erosión de la tierra producida por las tormentas del 2008.

En este contexto, se supone que las inundaciones lubrican las fallas telúricas. O, como sugiere Wdowinski, la erosión de derrumbes de las lluvias torrenciales reduce el peso de una falla y le permite moverse más fácil.

Una asociación similar ha sido observada en el caso del terremoto de Nepal del 2015, posiblemente relacionado a la temporada de verano de los monzones. Si estas tormentas están vinculadas al cambio climático, parece lógico decir que los terremotos también lo están.

Surajal Sharma, físico de la Universidad de Maryland, cree que los eventos naturales no existen en aislamiento, sino que forman parte de una memoria de la evolución del planeta, al cual considera un sistema holístico o incluso un ser vivo, como se afirma en la llamada Teoría de Gaia. "El sistema de la Tierra como un todo, en el cual existen huracanes, inundaciones, terremotos, tormentas solares y demás, es un sistema integral. Así que la memoria de todo el sistema afecta eventos extremos", señala.

En México se ha vivido con enorme sorpresa la trágica coincidencia de tres sismos de alta magnitud ocurridos el mismo día: un 19 de septiembre (en 1985, 2017 y 2022). Aunque para la conciencia popular mexicana septiembre será el "mes de los temblores", científicamente no existe una correlación significativa entre la temporada del año y la frecuencia de terremotos, a diferencia de los huracanes. No existe una correlación estadística significativa entre el calor y los terremotos (algo en lo que curiosamente sí creían los griegos). 

El hecho de que los huracanes y los temblores parezcan coincidir en el tiempo tiene que ver simplemente con que las áreas propensas a huracanes y tormentas suelen ser también susceptibles a temblores, lo cual aumenta la posibilidad de que estos eventos coincidan.

Dicho eso, al parecer los huracanes sí pueden influir en la generación de sismos, pero no inmediatamente. Algunos sismos de gran magnitud, por otro lado, sí pueden generar otros sismos en otra parte distante del planeta, como ocurrió con el temblor de Sumatra de agosto de 2017 (coincidencia que, no obstante, es suamente rara).

Los huracanes de categoría cinco están considerados entre los eventos metereológicos más destructivos de la naturaleza. Sin embargo, diversos datos muestran que son los huracanes de categoría tres los que están volviéndose un poco más comunes. En el Caribe, desde que se tienen registros en 1851, ha habido 33 huracanes de categoría 3 o más; 23 de ellos se han formado desde 1961, 11 en los últimos 14 años.

Aunque en parte estas cifras pueden deberse a la mejora en el equipo de monitoreo, el incremento persiste incluso en las épocas de mediciones de tecnología satelital.

Los huracanes más fuertes requieren de un océano excepcionalmente caliente para intensificarse (de ahí que la temporada de huracanes ocurra cerca del verano. Estos sistemas furibundos se están alimentando en tiempos más recientes por las temperaturas del Caribe, las cuales han alcanzados niveles históricos. Según los científicos del clima, desde 1970 los océanos han retenido el 90% de la energía excedente del calentamiento global.

A grandes rasgos se puede decir que los huracanes convierten energía de calor en energía de viento, y con más energía en el mar por el calentamiento global, simplemente hay más energía disponible. Debido a que existe consenso en que la actividad humana, particularmente la emisión de combustibles fósiles, está produciendo un calentamiento global, algunos científicos empiezan a decir que lo que está ocurriendo ya no debe llamarse solamente un "desastre natural", en tanto que existe una injerencia humana.

El huracán Harvey (2017) representó un fenómeno sin precedentes que algunos relacionaron con el cambio climático. Usualmente las tormentas pierden intensidad al acercarse a tierra firme. En 30 años de registros, ninguna tormenta el oeste de Florida se había intensificado durante las últimas 12 horas antes de hacer contacto con la Tierra. Pero Harvey sí lo hizo, alcanzando la categoría 4 algunas horas antes de que tocara la costa de Texas. Lo más sorprendente del fenómeno fue que el agua se mantuvo caliente para que Harvey pudiera seguir aumentando su poder, algo inédito.

Si bien las observaciones científicas en torno a los cambios en estos eventos metereológicos se encuentra todavía en etapas iniciales, existe cierto consenso sobre la relación entre el clima y los huracanes. Según Kerry Emanuel, especialista del MIT, el aumento en las temperaturas del planeta se encuentra en relación directa con el incremento en la intensidad de tormentas y huracanes, tal y como ocurrió con el ya mencionado huracán Harvey, o los huracanes Irma y María, ambos de 2017 y los dos especialmente devastadores.

Para concluir debemos mencionar que aunque la ciencia climática, la meteorología y la geología han hecho grandes avances en lo que concierne a la relación entre estos diferentes fenómenos, sus causas y el entendimiento del planeta como un sistema holístico e incluso como un ser vivo, existen indudablemente muchas cosas que permanecen desconocidas y que podrían en un futuro revelar una mayor interconexión e interdependencia. Por ahora, parece muy probable que los huracanes y los terremotos tengan una relación y esto mismo parece estarse intensificando con el cambio climático.


Con información de The Guardian, Mother Jones, Newsweek


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Imagen de portada: Panorama de una zona en Hatay, Turquía, luego del temblor ocurrido el 6 de febrero de 2023. Imagen tomada el 7 de febrero de 2023 (Burak Kara/Getty Images)

Artículo publicado originalmente el 26 de septiembre de 2017. Actualizado el 8 de febrero de 2023.