Artista crea estos espectaculares mandalas con simple sal de cocina
Por: Luis Alberto Hara - 05/29/2016
Por: Luis Alberto Hara - 05/29/2016
El clásico imperativo hogareño que los padres lanzan a sus hijos, "No juegues con la comida", tiene un nuevo y contundente detractor. Se trata de Dino Tomic, tatuador y maestro de arte que se encarga de crear espectaculares obras utilizando únicamente sal de cocina, paciencia y talento. Curiosamente, este croata radicado en Noruega comenzó a hacer estos trabajos como una actividad fisioterapéutica para relajar su muñeca tras largas sesiones de tinta y aguja que requerían una gran precisión, y por lo tanto tensión, en sus manos.
Si bien Tomic ha experimentado con distintos motivos en sus piezas, por ejemplo el retraso de un tigre de Bengala, su especialidad, o al menos su veta creativa más impresionante, es el trazo de hipnóticos mandalas. Éstos, creados exclusivamente con sal de cocina sobre el piso, nos recuerdan a esas finas piezas que ritualmente se crean en monasterios budistas con arenas de colores. La asociación es aún más estrecha si consideramos que Tomic, una vez finalizadas sus piezas, simplemente las deshace. Lo mismo ocurre con los majestuosos mandalas tibetanos que, como parte de un ritual que proyecta el desapego del hombre ante sus obras, y en particular frente a todo lo mundano, una vez culminada la labor en la que generalmente participan varias personas durante días, son simplemente barridos.
Por ejemplo, a continuación tenemos el mandala de sal más grande del mundo, el cual tomó 25 horas netas de trabajo y aquí vemos cómo es, una vez terminado, borrado por Tomic: