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La fachada del "milagro mexicano" se derrumbó y ahora la prensa internacional advierte uno de los peores pecados de la democracia: un gobierno que no rinde cuentas

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Sin duda alguna la rendición de cuentas es uno de los pilares de la democracia. Incluso podríamos afirmar que es el alma de dicho modelo. Por eso, que un gobierno no entregue cuentas a su ciudadanía, de forma clara y permanente, es una de las más graves omisiones en las que puede incurrir.

El actual gobierno mexicano, habiendo ya completado la primera mitad del sexenio que le corresponde, ha destacado por su absoluta falta en este sentido. Ya sea que se trate de escándalos de corrupción que involucran a sus más altos funcionarios, incluido su presidente y su responsable de finanzas, o una insultante falta de solvencia en las investigaciones alrededor de uno de los acontecimientos más penosos de las últimas décadas en el país, el caso Ayotzinapa, el gobierno de Enrique Peña Nieto se ha distinguido no sólo por su incapacidad de dar respuestas creíbles y suficientes a los mexicanos, sino también por demostrar un insultante desinterés ante esta obligación fundamental.

Tras haber sido elogiado hace un par de años por los medios internacionales, hoy el gobierno mexicano ha probado que todos aquellos pronósticos que alguna vez le fueron tan favorables están lejos de la realidad presente. 

Recientemente el Comité Editorial del New York Times publicó una editorial titulada “Las respuestas que Peña Nieto no le da a México”, en la que brevemente recapitula algunas de las más graves faltas del gobierno mexicano al momento de rendir cuentas. Lo peor es que ya sea por soberbia, por ignorancia, por flagrante irresponsabilidad o por una nefasta combinación de todas, a Peña Nieto y compañía parece importarles poco este tipo de descalificaciones y, menos aún, la opinion pública que emiten aquellos para quienes debiesen estar trabajando, la sociedad de México.