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Esta comunidad mundial está integrada por jóvenes lectores que comparten, en vídeos de YouTube, sus experiencias literarias

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Mucho se habla de las mieles de la lectura. Me refiero a los incontables beneficios que este hábito conlleva para quien lo practica, por ejemplo el fortalecer la memoria, cultivar la empatía o desarrollar diferentes habilidades cognitivas. Sin embargo, y a pesar de que nadie parece dudar de que leer es algo benéfico, existen todavía muchas sociedades entre las que la lectura es poco promovida y, curiosamente, aún menos practicada –por ejemplo, según la Encuesta Nacional de Lectura en México no alcanzamos a promediar tres libros por habitante en 1 año–.   

Con la consagración de internet y su galaxia de dispositivos electrónicos, además de la masificación de formatos multimedia, muchos temen que la lectura, en especial el acto de tomar físicamente un libro y sumergirte en él, termine erradicándose. Generalmente internet se presenta como un enemigo frontal de la lectura tradicional, pero si nos detenemos un poco a observar el escenario, entonces emergen posibilidades digitales que terminan por, tal vez paradójicamente, incentivar la lectura tradicional. Y en este sentido el booktubing, una tendencia cada vez más popular, es un perfecto ejemplo. 

Entre las generaciones que somos cada vez más, radicalmente, audiovisuales, promover la lectura por medio de videos parece una fórmula ideal. Booktube es una especie de subcultura digital –ya que posee sus propios códigos–, originada entre usuarios angloparlantes hace unos 6 o 7 años y que desde hace un par de años se ha popularizado también en español.  

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En pocas palabras se trata de una comunidad, o una red de comunidades, integrada por personas que además de disfrutar la lectura, acostumbran compartir sus experiencias lectoras en YouTube –es decir, se autograban en video exponiendo su vivencia literaria–.

Uno de los aspectos más cautivantes del booktubing es la honestidad con la que los usuarios abordan y comparten sus lecturas, y pocos pretenden fungir como críticos o autoridades literarias. En lugar de eso la premisa es transmitir el sabor o sensaciones que un libro te deja, y las reflexiones que su lectura detonó en ti. Otro es que además de combinar los nuevos hábitos digitales con el tradicional acto de disfrutar un libro, el booktubing transforma una experiencia esencialmente solitaria, el leeren una dinámica colectiva, pues no sólo compartes sino que recibes comentarios o recomendaciones, e incluso se generan discusiones alrededor de tu experiencia lectora. 

Ya profundizando un poco en la subcultura booktubera, notamos que existen varios subgéneros de este formato. Por ejemplo, hay reseñas casuales, pero también hallazgos (charlar sobre libros potencialmente desconocidos), tours por tus repisas (recorridos a través de tu biblioteca personal), "novel notions" (discusiones alrededor de un tópico en particular de una novela contemporánea de ficción) o tags (respuestas a preguntas virales).

En inglés hay cientos de canales booktuberos que suben semanalmente videos y que acumulan millones de views al mes. Por ejemplo, encontré Little Book Owl o Booktalk. También, por suerte, ya existen decenas de canales en español, entre ellos Las palabras de Fa (joven mexicana con más de 120 mil suscriptores y al parecer una de las pioneras en habla hispana), El coleccionista de mundos (joven español con casi 100 mil suscriptores) o Abriendo libros (otro mexicano, con más de 60 mil suscriptores). Con un poco de paciencia tal vez encontrarás a tus booktubers favoritos (yo aún no lo logro), aquellos con los que te identificas en cuanto a actitud o preferencias literarias se refiere. 

En todo caso, más allá de las particularidades de cada booktuber, lo fascinante es que cada uno de ellos son francos promotores de la lectura, personajes que montados en esta tendencia o comunidad transmiten, y en muchos casos contagian, una genuina pasión por leer –algo que, lamentablemente, los educadores y autoridades de muchos países no han sabido hacer–. Así que la próxima vez que pienses en internet como el enemigo público número uno de la lectura, recuerda que también existen "hacks" pro literarios en las estepas digitales, o mejor aún, trata de imaginar nuevas herramientas interneteras que incentiven la comunión con la literatura.  

 Twitter del autor: @ParadoxeParadis