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El Mundial Brasil 2014 produjo buen futbol (salvo del país sede), pero políticamente fue un desastre y los torneos de la FIFA parecen ir en esta tendencia, según se espera en Qatar 2022

 

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La organización Article 19  ha publicado un notable documento sobre lo que ha dejado la Copa del Mundo, más allá del futbol: saldos rojos en un país descontento por los resultados de su equipo pero, sobre todo, la enorme desigualdad y al exceso de inversiones en estadios de futbol que en poco o nada ayudan al desarrollo del país.

Por lo menos ocho personas murieron y se realizaron cientos de arrestos, agresiones y demás, en más de 696 protestas. Por eso la presidenta Roussef titubeó tanto al entregar la Copa, en medio de abucheos generalizados. Mientras que la FIFA, quien obligó al país sede a recibir exenciones fiscales, se hinchaba de plata, el pueblo brasileño vivía desplazamientos.

Por si esto fuera poco, se espera que Qatar 2022 sea mucho más oneroso. Cientos de muertes en construcciones en condiciones inhumanas parecen inevitables (a 10 años del torneo, ya se han producido varias). Enorme calor, pésimo nivel de juego a temperaturas de 40 grados, excesivos gastos en aire acondicionado e igualmente que en Brasil, estadios que permanecerán como cementerios o mausoleos.