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Quizá quieras echarle un poco de seso a esto: golpear mucho un balón con la cabeza puede causar daños cerebrales similares a los que se dan en el box y el futbol americano

cabezazo

Desde hace mucho sabemos que deportes como el futbol americano y el boxeo pueden ser causa de daños cerebrales debido a los constantes golpes en la cabeza recibidos por los atletas, pero pocas veces se habla de este problema en relación al soccer.

La evidencia muestra que golpear excesivamente el balón con la cabeza puede causar importantes daños en el cerebro. Robert Cantu, profesor de neurocirugía de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston, fue entrevistado por Scientific American al respecto y comentó varios puntos interesantes.

Entre los problemas que puede acarrear el golpear repetidamente el balón con la cabeza está la encefalopatía crónica. Sacudir mucho el cerebro puede producir problemas cognitivos como pérdida de memoria y repentinos cambios de humor, además de ansiedad y depresión. Otros síntomas incluyen problemas para dormir y fuertes dolores de cabeza.
 
Aún no hay suficiente información como para determinar qué fuerzas lineales y rotacionales pueden causar un daño, pero se sabe que hay personas que pueden aguantar impactos a 150 gs sin tener contusiones, mientras que otras tienen contusiones con golpes de apenas 50 o 60 gs.
  
Sin embargo, aunque un impacto no llegue al límite de causar una contusión, puede producir un trauma que genere cambios estructurales en el cerebro al afectar la conexión entre axones. 

Es importante tener en cuenta varios factores, como el sexo (las mujeres se lesionan más fácil que los hombres), la fuerza del cuello, el estado de hidratación, etc., pero el más importante de todos es la edad. En general, se recomienda que los jóvenes menores de 14 años no golpeen el balón con la cabeza. Esto porque antes de esta edad las fibras nerviosas no se encuentran bien recubiertas con melanina, además de que los jóvenes tienen cabezas grandes y cuellos débiles.
 
Lo que revelan estos estudios no es motivo para dejar de jugar futbol, pero sí para tener precauciones, sobre todo si se empieza a jugar a una edad temprana.