*

Top 10 obras de arte contemporáneo que te harán preguntarte por qué son arte

Por: Jimena O. - 12/11/2013

Bastan unos pocos objetos de uso cotidiano, algo de cinta adhesiva y un título que evoque la imaginación de los teóricos del arte: ¡listo!, ya eres un artista.

A pesar de los acres y furibundos comentarios que la crítica de arte Avelina Lesper hace a través de su columna, creemos que tiene un punto: el arte contemporáneo (por llamarlo de alguna manera) se ha vuelto repetitivo, aburrido y predecible.

Tras la estela de las vanguardias históricas y su pretendida democratización de la práctica artística (al poner en crisis el espacio museístico como admisión al cánon estético), el arte se convirtió en un juego de provocaciones que en algún momento hicieron temblar las nociones preestablecidas o clásicas acerca de la belleza, el gusto, el estilo o la ejecución de una pieza; sin embargo, esta tendencia parece haber llegado a un punto de inmovilidad o impasse: el punto de Duchamp ha quedado probado, no se necesita ser un "artista" (en el sentido de dominar un ars, una técnica) para hacer arte.

El método duchampiano (y sus posteriores epígonos, como Merda d'artista de Piero Manzoni) fue interesante porque nadie lo había hecho, además de porque pudo seguirse haciendo; colocar una roca o una bacinica en una galería parece sencillo, y el "mérito" del arte contemporáneo parece residir en hacer cosas que nadie ha hecho antes, pero ¿en qué momento la infinita productividad de un método se vuelve reproductibilidad vacía? ¿Cuándo un método deja de ser significativo como práctica artística? Probablemente haya que ver casos particulares, como las obras que presentamos en esta selección.

Bastan unos pocos objetos de uso cotidiano, algo de cinta adhesiva y un título que evoque la imaginación de los teóricos del arte (aunque siempre se puede recurrir al inefable Untitled) para tener una pieza cotizada y exitosa en el mercado internacional.

Como desde hace 11 años, la ciudad de Miami alberga una vez más el Art Basel, una de las ferias más importantes del circuito artístico debido al capital económico que se desplaza en ella. He aquí algunas de las "piezas" sobre las que probablemente podrían escribirse sendas disertaciones teóricas pero que, sin embargo, son muestra también del agotamiento de la provocación como motor del arte. Sin pretender llegar a un punto definitivo a este respecto, nos preguntamos: si vivimos en los días en que todo es arte, ¿qué es arte entonces? 

En el documental The Mona Lisa Curse, Robert Hughes propone que el primer viaje de la famosa obra de Leonardo da Vinci fuera del Louvre cambió la forma en que la gente veía el arte: Hughes afirma pertenecer a la última generación de personas que veían arte sin preguntarse cuánto cuesta. En nuestros días el arte parece medirse principalmente por eso: una paleta chupada o una pelota sin aire son "obras de arte" (es decir, objetos considerados valiosos) simplemente porque hay gente que está dispuesta a pagar exhorbitantes sumas de dinero por ellas. Aquí el documental de Hughes: