¿Es la oposición a que se fume marihuana en realidad miedo al sexo?
Por: Luis Alberto Hara - 08/10/2012
Por: Luis Alberto Hara - 08/10/2012
En un principio esta correlación podría parecer extraña: ¿qué tiene que ver el miedo al sexo, específicamente a la promiscuidad, con una actitud negativa en torno a la marihuana, o a las drogas recreacionales?
Generalmente se cree que una actitud sexual recatada, monogámica, es el resultado de la conservaduría religiosa o que las personas que rechazan por default el uso recreacional de drogas son personas que tienen una estricta educación moral --dentro de un contexto generalmente religioso. Pero lo contrario también podría ser cierto: es nuestra actitud a la sexualidad la que regula nuestra actitud ante las drogas o la religión.
Según el investigador Jason Weeden, bajo un modelo evolutivo, una perspectiva conservadora es el resultado de una estrategia de apareamiento monógama. Según Weeden, en el fondo lo que ha influido históricamente nuestras decisiones ha sido nuestra estrategia reproductiva, el sexo y el gen están antes que Dios. Controvesialmente implica que el pensamiento religioso, por ejemplo, el cristianismo, que esgrime la monogamia como parte de su dogma, ha sido creado como una extrapolación ideológica de un sofisticado impulso biológico: en algún momento para la supervivencia fue apto hacer que los hijos tuvieran un sólo padre --que este suministrara los cuidados necesarios para la familia. La biología desdobla la religión (y la cultura, en general) como un software que le permite seguir actuálizandose y reproducir su código.
El matrimonio, no la unión sagrada de las polaridades femeninas y masculinas, sino la relación institucional, es amenazado por una sociedad que fomente la promiscuidad. El matrimonio ciertamente puede considerarse como una estrategia reproductiva tanto biológica como un imperativo moral-religioso. ¿Pero cuál es el verdadero causante?
Jason Weeden considera que esta estrategia reproductiva --que padecemos más que escogemos-- permea todas las decisiones subsecuentes. Una de las más claras es el uso de drogas recreacionales como la marihuana. Un estudio realizado en la Universidad de Central Florida halló que existe una clara correlación entre la opinión que tiene del uso de drogas recreacionales y la opinión que se tiene del sexo casual. Ignorando cuestiones como la religión, afiliación política e incluso características de personalidad, los investigadores pudieron inferir la perspectiva de las personas en torno al uso de drogas con sólo preguntar sobre su actitud al sexo, cosas como "¿Te parece bien tener sexo sin estar enamorado?" Evidentemente las personas con una actitud positiva al sexo casual mostraron también mayor aceptación al uso de drogas recreacionales.
La información no parece ser demasiado contundente, pero ciertamente se revela interesante y merece una investigación más profunda. Parece tomar la misma tendencia que tomó Freud con la psique, que el sexo es la madre de todas las causas y determina todo tipo de comportamientos. En este caso el sexo como la herramienta fundamental que tiene la evolución para continuar su camino dentro de un phylum.
Resulta de esto extraños sofismas como "¿no quieres fumar ese porro porque le tienes miedo a participar en esa orgía?". O "¿es el miedo a ea pipa de ganja miedo al pene?". Sin duda una simplificiación no del todo aplicable a la realidad, pero divertida para tu surf psicológico del día o para la próxima vez que te encuentres en una cita, con una chica o un chico: tal vez si quiere fumar marihuana o tomar cerveza es una señal de que podría dormir contigo ese día.