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Desde un festival en las Bahamas hasta un fraude millonario a Salinas Pliego y un estafador en Tinder, estas estafas muestran cómo el engaño se disfraza de lujo, amor y negocios.

Estafadores, personas mal intencionadas y doble cara siempre hay por todas partes. No es novedoso que estos personajes –amantes de lo ajeno y grandes manipuladores– actúen impunemente, pero en tiempos modernos, sus actos han dejado una huella en la mente colectiva y por mucho que no queramos creerlo, nunca sabemos si la persona que viaja a nuestro lado, un compañero de trabajo, un posible socio o incluso nuestra pareja, pueda ser un estafador o estafadora. 

Y más aún hoy, cuando el tiempo impera en que las apariencias lo son todo, las estafas más efectivas no siempre se construyen a base de amenazas o engaños burdos, sino de promesas seductoras, marcas bien vestidas y escenarios que parecen sacados de una película. 

Desde islas paradisíacas en las Bahamas hasta aplicaciones de citas y redes empresariales sofisticadas, algunas de las estafas más sonadas de los últimos años han logrado burlar a inversionistas, celebridades y figuras del poder económico. En Pijama Surf recopilamos estos tres casos que muestran cómo el fraude puede vestirse de lujo, amor o supuesta credibilidad.

El fraude de Fyre Festival

En 2017, cientos de jóvenes privilegiados volaron hacia una isla en las Bahamas con la expectativa de vivir una experiencia de otro mundo. Las promesas eran tan exageradas como tentadoras con villas de lujo, comida gourmet de chefs de renombre y conciertos íntimos con artistas internacionales, todo en una isla “que alguna vez perteneció a Pablo Escobar”. La campaña de promoción fue viral gracias a influencers como Kendall Jenner, Bella Hadid y Emily Ratajkowski, quienes publicaron imágenes del evento como si se tratara del paraíso mismo.

Lo que encontraron los asistentes al llegar fue un campamento improvisado con tiendas de campaña comunes, alimentos empaquetados y total desorganización. No había agua potable ni salidas garantizadas del lugar. El caos fue documentado casi en tiempo real por los propios asistentes, lo que volvió viral al fallido Fyre Festival como uno de los fraudes más evidentes y bochornosos de la década.

Junto con el rapero Ja Rule, Billy McFarland, el principal organizador, fue arrestado y sentenciado a seis años de prisión por fraude. A pesar del desastre, recientemente volvió a los titulares al anunciar la venta oficial de la marca FYRE, como si el escándalo aún tuviera un valor comercial.

 

Estafan a Salinas Pliego

En 2021, el empresario mexicano Ricardo Salinas Pliego fue blanco de un sofisticado fraude internacional. Una investigación del diario británico The Times, dio a conocer que el fundador de Grupo Salinas habría sido víctima de un hombre que se presentó como “Thomas Mellon”, supuesto heredero de una antigua dinastía financiera vinculada al fondo Astor Asset Management. 

Detrás de ese personaje estaba Vladimir Sklarov, un ucraniano que utilizó una compleja red de empresas fantasma y documentación apócrifa para ofrecer un préstamo multimillonario con garantías sobre acciones de Grupo Elektra. Sin embargo, las acciones terminaron vendiéndose sin autorización y los fondos fueron transferidos a cuentas bancarias en Mónaco bajo el nombre de personas cercanas a Sklarov.

El monto del fraude supera los 416 millones de dólares y revela que ni siquiera los empresarios “más poderosos” están exentos de caer en las redes del engaño.

 

Simon Leviev, el estafador de Tinder 

En el terreno más íntimo del fraude aparece Simon Leviev, alias de Shimon Hayut, un ciudadano israelí que se convirtió en símbolo del engaño emocional y financiero a través de Tinder.

Haciéndose pasar por el hijo de un magnate de la industria de diamantes, Leviev cortejaba a mujeres con cenas lujosas, viajes en jets privados y una historia bien construida sobre su linaje empresarial.

Una vez que sus víctimas caían rendidas, comenzaban las solicitudes de dinero. Lo sorprendente es que muchas mujeres accedían a prestarle miles de dólares, endeudándose por completo. Su red de mentiras lo llevó a estafar hasta 10 millones de dólares en total.

Su historia fue recogida en el documental de Netflix El estafador de Tinder, donde varias de sus víctimas relatan el patrón casi teatral con el que las manipuló. A pesar de haber sido detenido por varios cargos menores, Leviev quedó en libertad tras cumplir apenas cinco meses de prisión en Israel.

 

En todos estos casos, lo que se repite no es solo el deseo de enriquecerse, sino la habilidad para disfrazar el engaño con la imagen de éxito. Esto deja en claro que las estafas ya no solo ocurren en callejones oscuros o esquemas piramidales mal hechos, sino también en islas de ensueño, juntas de inversión o incluso en el chat romántico de una app.


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