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Estas versiones de llamada «fiesta brava» muestran que es posible conservar la esencia de las corridas de toros sin recurrir al sufrimiento animal, permitiendo que la tradición evolucione hacia una práctica más ética y respetuosa

Las corridas de toros han sido durante siglos una de las tradiciones más debatidas en el mundo, especialmente por el sufrimiento que pueden implicar para los animales. Sin embargo, en algunos países esta práctica ha evolucionado para mantener el folclore y la destreza de los toreros sin necesidad de lastimar a los toros. 

Con estas versiones alternativas lo que se busca es preservar el arte taurino, al tiempo que eliminan la violencia y el maltrato animal. También han ganado popularidad en distintas regiones del mundo, donde los espectáculos de este tipo se enfocan en la destreza, la velocidad y el ingenio, dejando atrás las escenas sangrientas que tradicionalmente caracterizan a la tauromaquia. La intención es que tanto el espectador como el animal vivan una experiencia menos agresiva y más armónica con el entorno. En Pijama Surf te contamos sobre tres países donde se han adoptado formas alternativas de corridas de toros que excluyen la violencia y el sacrificio de estos animales.

 

Estados Unidos: corridas de toros sin sangre

En Estados Unidos, las leyes establecen que las corridas de toros están permitidas únicamente si no se derrama sangre, ya que cualquier espectáculo que implique daño o sufrimiento animal se considera crueldad, lo que está severamente penalizado. En estados como California y Texas, estas corridas se llevan a cabo en escenarios más pequeños, con aforos que no superan los 10 mil espectadores. Durante el evento, el toro participa en una demostración de habilidad y técnica, pero regresa ileso a su ganadería una vez que concluye el espectáculo.

 

Francia: la 'Course Camarguaise'

En la región de Camarga, en Francia, se practica una versión peculiar de la tauromaquia que se aleja por completo del sacrificio animal. En esta modalidad, se utilizan toros más pequeños, pero rápidos y ágiles, que son el centro de una competencia protagonizada por jóvenes vestidos de blanco. Su objetivo es correr alrededor del animal e intentar quitarle cintas u objetos que cuelgan de sus cuernos, acumulando puntos según sus logros. Esta actividad, que se extiende por unos 15 minutos, culmina con la liberación del toro, quien regresa sin daños a su lugar de origen.

 

Ecuador y el giro hacia la tauromaquia sin violencia

Las corridas de toros también han adoptado una versión sin sangre. La evolución de esta tradición responde a la creciente preocupación social por el bienestar animal. En estas corridas se elimina cualquier forma de violencia física hacia el toro, manteniendo solo los elementos culturales y artísticos que caracterizan a este tipo de espectáculos.


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