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A punto de suicidarse, este escritor escuchó esta pieza de Brahms y cambió de parecer

Arte

Por: Joaquín Bretel - 12/12/2022

Un episodio casi milagroso de belleza salvífica en el abismo más profundo de la depresión

William Styron fue un multipremiado escritor, conocido por novelas como Sophie's Choice. Pese al éxito de la crítica, en la década de los años ochenta Styron atravesó una profunda depresión, la cual narra en su autobiografía Darkness Visible.

En 1985 vivía en París y a causa de problemas de salud decidió dejar de beber; al mismo tiempo se volvió adicto a un medicamento para la ansiedad y el insomnio. Durante ese periodo, Styron comenzó a planear su suicido, sintiendo una profunda desolación. Primero pospuso su suicido gracias a las intervenciones de un amigo y de su esposa. Sin embargo, llegó a un punto en el que su decisión parecía definitiva.

Durante una noche de insomnio vio en un videocasete de la película The Bostonians. En el filme, los personajes atraviesan un conservatorio en el que suena una pieza de Brahms.

Más allá del muro, a través de músicos invisibles, llegaba una voz en contralto, un súbito pasaje encumbrándose: la Rapsodia para alto de Brahms. Este sonido, del cual, como de toda la música –y como de todo el placer–, había impasiblemente perdido la sensibilidad, rasgó mi corazón como una navaja, y en una avalancha de veloces recuerdos pensé en las alegrías que la casa había conocido: los niños que habían corrido por sus cuartos, los festivales, el amor y el trabajo, el sueño ganado honestamente, las voces de ágil conmoción, la tribu perenne de gatos, perros y pájaros –y entonces me di cuenta de que era más de lo que podía abandonar

Estos recuerdos, despertados por la belleza de la música, hicieron que Styron concluyera que "no podía infligir este sacrilegio sobre mí mismo. Saque el último atisbo de sanidad para percibir las dimensiones aterradoras del predicamento moral en el que había caído. Desperté a mi esposa y pronto llamadas telefónicas se hicieron. Al día siguiente me admitieron en el hospital".

Más allá de la enorme belleza de la obra de Brahms, había operado una especie de milagrosa conexión, algo que Jung quizá habría llamado una sincronicidad. Styron al principió sólo supo que la música había logrado cortar los témpanos de hielo que le habían quitado todo deseo vital, pero luego recordó que su madre, muerta en su adolescencia, había cantado esta misma rapsodia.

Más aún, estaba la conexión de que la obra reflejaba también el corazón roto de Brahms, quien había compuesto esa obra también en un estado de depresión luego de que Clara Schumann, a quien amaba secretamente, se casara con el conde Vittorio Radicati en 1869.

La rapsodia de Brahms está basada en el poema de Goethe "Harzreise im Winter", que, de nuevo, ominosamente repite el tema de la depresión. En este caso, una súplica a Dios para que ayude a superar el estado de más profunda deyección. "¡Ay, quien sanará el sufrimiento/de uno para quien bálsamo se ha vuelto veneno...", escribe Goethe. "Despreciado al principio y ahora despreciando,/ secretamente devora su propio valor". Y suplica a Dios: "¡Padre del amor, si hay/un sonido en tu salterio/que sus oídos pueden discernir/refresca su corazón!/Revela a su mirada ensombrecida/miríadas de fuentes/a un lado del hombre sediento/en el desierto".

La manera en la que el poema de Goethe cobró vida -para literalmente revitalizar a Styron- es asombrosa. En el poema Goethe la voz narrativa pide a la divinidad un sonido que "refresque su corazón" que está sumido en las tinieblas de la depresión. Y ese sonido, proveído por la inspiración de Brahms, al menos para Styron, llegó en el momento último, como una fuente maravillosa en el desierto. Dostoyevski escribió que "la belleza salvará al mundo". Y aunque es difícil determinar si el mundo entero puede salvarse por la belleza, es indudable que ciertos individuos sí llegan a ser salvados por ella. 


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Imagen de portada: The Week