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La personalidad complaciente: en qué consiste, qué efectos tiene y cómo cambiar algunos componentes

Salud

Por: Sandra Nieto - 11/06/2022

¿Qué tiene prioridad para ti? ¿Tus deseos y necesidades o los de los demás?

Hacer cosas por y para los demás porque nos nace del corazón es algo sumamente positivo. Sin embargo, cuando hacemos cosas de las que no estamos realmente convencidos sólo por agradar y darles gusto a los demás, eso puede volverse un problema y es importante solucionarlo a tiempo.

Ser complaciente con los demás significa que les damos prioridad a las necesidades y deseos de los demás por encima de los nuestros, con el fin de sentirnos queridos y aceptados

 

¿Por qué nos volvemos complacientes con los demás?

La actitud complaciente surge de una necesidad de aprobación y del sentimiento de compensación que se tiene al recibir la atención positiva de los otros. Desafortunadamente, a menudo se produce a expensas de nuestras propias preferencias, deseos, necesidades y bienestar general. De hecho, lejos de hacernos sentir bien, este afán de ser complacientes muchas veces nos deja una sensación de arrepentimiento y frustración.

La verdad es que todos somos complacientes hasta cierto punto. Está en nuestra naturaleza humana querer agradar, ser aceptados y pertenecer, pues es un mecanismo adaptativo evolutivo como seres sociales que somos. Además, en el pasado era una cuestión de supervivencia, pues ser rechazado implicaba ser excluido de la tribu, por lo que esa persona tenía que valerse por sí misma y enfrentar todos los riesgos en soledad, lo que reducía sus posibilidades de sobrevivir.

Actualmente, al analizar dónde se originan estas tendencias y comportamientos complacientes en el mundo actual, lo más probable es que podamos rastrearlos hasta la infancia. 

La abrumadora necesidad de complacer muchas veces se desarrolla como un mecanismo de afrontamiento para conectar con figuras paternas que sólo pueden brindar amor bajo ciertas condiciones. Este suele ser el resultado de un estilo de crianza autoritario, que prioriza la obediencia, la disciplina, donde los errores no son tolerados y se castigan duramente. 

El niño aprende que para evitar el castigo y recibir algún tipo de amor o cuidado debe ser perfecto, seguir las reglas al pie de la letra y, en última instancia, hacer todo lo que esté a su alcance para complacer al cuidador. 

Sin embargo, lo que una vez funcionó y nos permitió mantenernos a flote en nuestra infancia, pocas veces se traduce en comportamientos útiles en la vida adulta. Este es especialmente el caso cuando los comportamientos causan tensión en nuestra cotidianidad y afectan nuestra calidad de vida.

 

Señales de que eres complaciente con los demás

  • Vas más allá de tus límites, atendiendo las necesidades de todos, excepto las tuyas.
  • Prefieres decepcionarte a ti mismo e ir en contra de lo que quieres que decepcionar a los demás. 
  • Cambias tus planes y horarios para hacer que los que te rodean se sientan cómodos, sin considerar lo que funciona mejor para ti.
  • Te reprimes emocionalmente y tienes dificultad para expresarte cuando te han lastimado las acciones de otras personas.
  • Sientes resentimiento contra ti mismo por no poder hablar y defender lo que realmente deseas.
  • A menudo te sientes no auténtico, como si no estuvieras viviendo la vida que quieres, en tus propios términos.
  • Tu prioridad es asegurarte de que los demás te quieran y aprueben lo que estás haciendo.
  • Escuchas los "deberías" que te dicen los demás, en lugar de prestar atención a tus verdaderos deseos y necesidades. 
  • Buscas validación externa para regular tus sentimientos de insuficiencia.
  • Valoras la postura y la experiencia de los demás por encima de tu propia sabiduría interior.

 

Cómo dejar de ser complaciente

Si ya identificaste que sueles tener comportamientos y actitudes complacientes con los demás, ahora es momento de contrarrestarlo para que puedas enfocarte en ti, en lo que realmente quieres y es benéfico para ti. Para ello, los siguientes puntos te pueden ayudar.

 

Identifica de dónde surge esa necesidad de agradar

Dado que los comportamientos de ser complaciente suelen surgir como mecanismos de afrontamiento desde la infancia, analiza y reflexiona sobre cómo se desarrollaron estos comportamientos y para qué propósito te servían al crecer. Esto te ayudará a comprender mejor por qué lo haces y a sanar esa necesidad de validación al conocer su origen. En ese proceso, sé amable y comprensivo contigo, no te juzgues.

 

Identifica las situaciones o relaciones donde te vuelves más complaciente

Haz un ejercicio reflexivo para identificar aquellas áreas en tu vida o relaciones en las que sientas que no estás siendo tú mismo, sino que te estás comportando de cierta manera con el fin de agradar y ser aceptado. Fíjate en dónde te sientes poco auténtico e identifica las formas en que te has decepcionado a ti mismo para no decepcionar a los demás. 

Haz una lista de los "deberías" que son parte de tus creencias y pregúntate si son realmente tuyos o vienen de otra persona. Pregúntate qué estarías haciendo, pensando y sintiendo si fueras totalmente honesto contigo mismo y congruente con tus anhelos más profundos. A partir de esto, visualiza y pinta una nueva imagen para una versión futura de ti mismo.

 
Crea un conjunto de declaraciones del tipo "Si/Entonces" 

Como por ejemplo: "Si me piden que haga algo que no me gusta o no quiero hacer, diré que no sin sentirme culpable”; "Si noto que estoy descuidando mis necesidades por priorizar las de los demás, me enfocaré en lo que realmente quiero". De esta manera podrás hacer consciente la importancia de ponerte a ti en primer lugar y priorizar tus necesidades y tu bienestar.

Lo fundamental de este ejercicio es la repetición. Así es como se crean nuevas conexiones y patrones cerebrales. El cambio está en las acciones. Si quieres dejar de complacer a las personas, tienes que practicar continuamente elegirte a ti mismo.

 

Salir de los patrones profundamente arraigados de complacer a las personas no es fácil, especialmente cuando se han convertido en parte de nuestra identidad. Sin embargo, sabemos que no están funcionando cuando generan tensión en nuestro bienestar mental y en nuestras relaciones.

A medida que aprendemos cómo dejar de complacer a las personas, es importante tener paciencia con nosotros mismos durante todo el proceso, pues hacer el cambio requerirá tiempo y constancia. 

 


Contenido cortesía de harmonia.la

 


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Imagen de portada: Unsplash