¿Conoces a alguien manipulador? ¿Alguna vez te han dicho que lo eres o tienes la sospecha de serlo? La manipulación se presenta de muchas formas, es más común de lo que piensas y muchas personas pueden actuar así alguna vez, incluso sin ser plenamente conscientes de ello.
La manipulación es una táctica mental que se usa para engañar a otra persona con el fin de que haga lo que el manipulador quiere; por ejemplo, el manipulador puede comportarse de cierta manera para obtener algo del otro o lograr algún favor de su parte, pero sin decirlo directamente, consiguiendo que la otra persona actúe sin comprender lo que ocurre.
Las personas que se vuelven manipuladoras lo hacen en gran parte porque están convencidas de que si pidieran directamente lo que quieren y necesitan, la respuesta sería “no". Esta creencia pudo surgir por no haber visto satisfechas sus necesidades mientras crecían, e incluso porque su familia se las inculcó a través del comportamiento de los padres y cuidadores.
Todas las personas pueden llegar a ser manipuladoras de vez en cuando, a veces sin siquiera darse cuenta, porque es un mecanismo de defensa humano; además, hay muchos comportamientos que pueden considerarse manipuladores.
La clave es que eres manipulador si quieres algo de alguien y sientes que tienes que lograrlo de forma indirecta, en lugar de simplemente expresar con claridad lo que quieres o necesitas. La manipulación surge de la falta de responsabilidad afectiva, al no ser capaz de asumir tus propios sentimientos, emociones y necesidades, ni de manejarlos de una manera madura.
Haces todo lo posible para salirte con la tuya. La manipulación está dirigida a obtener un resultado determinado. Esto puede llevar a una persona manipuladora a hacer lo que sea necesario para obtener lo que quiere, incluso a expensas de los demás. En lugar de aceptar un no por respuesta, un manipulador manejará la situación para conseguir su objetivo.
Tienes dificultades para expresar directamente tus necesidades. La manipulación puede surgir de la incapacidad para decir lo que quieres o necesitas. Por ejemplo, en lugar de pedirle a alguien que te ayude a cuidar a tus hijos, dices algo como: “realmente desearía poder salir esta noche, pero tengo que quedarme en casa con los niños, no hay nadie que los cuide"; la respuesta esperada es que la otra persona ofrezca la ayuda sin haberla pedido de forma directa.
Mientes para lograr lo que quieres. Es muy obvio que mentir es manipular. Si te das cuenta de que evitas o ignoras la verdad con regularidad, lo haces por una razón. Ocultar tu verdad es de lo que se trata la manipulación, sobre todo cuando la mentira busca obtener algún beneficio o satisfacer una necesidad.
Haces que la gente se sienta culpable. Los manipuladores son maestros en hacer sentir culpables a otros, con el fin de que terminen por hacer lo que ellos quieren. Por supuesto, está bien expresar dolor y decepción, pero si se hace no por desahogo sino para obtener algo con ello, es una forma de manipulación y chantaje emocional.
No cumples las promesas. Sí, las promesas sin cumplir son manipulación, especialmente cuando en ningún momento tuviste la intención de hacer lo que prometiste. Hacer promesas que no cumples es una forma de manipular a las personas para que permanezcan en tu vida.
Haces cosas buenas para obtener algo a cambio. Hacer el bien es algo muy positivo, pero si no se hace por la bondad y el deseo real de ayudar sino con el fin de obtener un beneficio a cambio, eso es manipulación, pues no lo haces por los demás sino por ti.
Otros comportamientos manipuladores:
El primer paso es reconocer que lo eres y las formas en que lo has sido. A partir de ahí, debes preguntarte qué dolor subyacente podría haberlo causado. La siguiente pregunta es: ¿cómo podría cuidar de mí mismo frente a este dolor? Y la etapa final es interactuar desde un lugar más saludable.
Un terapeuta puede ayudarte con esto, y si estás en una relación, la terapia de pareja también es una buena idea, ya que tu pareja puede ser el blanco principal de la manipulación.
Debido a que los patrones de manipulación se vuelven habituales, puede ser muy difícil volver a cablear esos circuitos, pero no imposible.
Puedes empezar por esforzarte para ser franco con las personas más cercanas y decirles lo que quieres o necesitas con claridad, así como aprender que es válido que se nieguen a ayudarte o hacer lo que les pides, y no por ello son malas personas ni han dejado de quererte. Una gran parte del trabajo será aceptar que no siempre puedes obtener lo que quieres.
También puedes pedirles a personas cercanas y de tu confianza que te digan amablemente cuando noten que intentas manipular a alguien.
Finalmente, debes esforzarte por ser más consciente de tus interacciones con los demás. Una forma de empezar es hacerte preguntas como: ¿qué es lo que quiero lograr aquí? ¿Estoy siendo directo al respecto?
Si te has dado cuenta de que eres manipulador o tienes tendencias manipuladoras, ya has dado un gran paso al reconocerlo y querer mejorar. Con un poco de trabajo interior y sanación puedes mitigar esos comportamientos, satisfacer tus necesidades sin engaños y aprender a aceptar que las cosas no siempre van a ser como quieres.