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Burkini: el traje de baño musulmán para mujeres que causa polémica en Francia

Sociedad

Por: José Robles - 06/21/2022

Una prenda se convierte en tema de discusión nacional en Francia

Como es sabido, en algunos países europeos la presencia de población adscrita a la religión del islam es importante. En términos demográficos y sociales, esto se debe a la cercanía entre Europa y los países del Maghreb, al pasado común que comparten (en particular los procesos de colonización) y una historia sumamente cercana tanto entre países y culturas como entre religiones. La relación entre Europa y el islam se remonta al menos al siglo VIII de nuestra era, cuando la expansión política musulmana alcanzó las fronteras europeas.

El paso de los años y los cambios de las sociedades no ha contribuido a facilitar dicha relación. Si bien se podría decir que actualmente los valores de las sociedades europeas y los de la población musulmana conviven mejor que hace algunas décadas, la tensión persiste.

Prueba de ello es el burkini, una prenda que quizá en otras circunstancias hubiera pasado desapercibida o se hubiera considerado un asunto trivial, pero que en Francia es protagonista de una polémica.

Grosso modo, el burkini es una combinación de burka y bikini, es decir, un traje de baño que conserva algunas de las cualidades prescritas en el islam para la vestimenta de las mujeres: cubrir su cuerpo casi por completo, con excepción del rostro, las manos y los pies (como lo hace la burka, la prenda tradicional musulmana que permite a las mujeres creyentes mostrarse en público).

El burkini existe desde 2004, cuando fue ideado por la diseñadora de origen libanés Aheda Zanetti, quien resolvió de esta manera la necesidad de las mujeres musulmanas que buscaban disfrutar de los placeres de las playas y las albercas públicas.

Más o menos desde entonces, el uso del burkini comenzó a generar incomodidad en Francia, en donde un sector importante de la población (y también de los medios) lo consideró una afrenta especialmente la laicidad, uno de los valores más estimados de la civilidad francesa surgida de la Ilustración.

En esa pugna, el burkini fue prohibido en las albercas municipales de todo el país. Así es: el uso de un traje de baño en una alberca fue prohibido por los legisladores franceses. Más aún, un tipo de traje de baño se convirtió en uno de los grandes temas de discusión nacional.

La polémica se aquietó hasta hace unos días. El 16 de mayo pasado, el consejo municipal de Grenoble, ciudad situada en el sureste de Francia, se permitió diferir de la ley nacional y encontró atribuciones para autorizar el uso del burkini en las piscinas públicas de la municipalidad bajo el argumento de que en la alberca también debería ser posible “expresar como en la calle las convicciones político-religiosas”, según declaró el presidente municipal, Eric Piolle, de filiación ecologista. “Es simplemente una cuestión de igualdad de acceso a un servicio público”, dijo Piolle.

Parecía improbable que el gobierno nacional tolerara el disenso en un tema tan relevante y pronto el ministro del interior, Gérard Darmanin, instruyó a Laurent Prévost, prefecto del Isère (Departamento francés situado en la región de Auvernia-Ródano-Alpes), para que apelara la decisión del consejo municipal de Grenoble. Desde la perspectiva oficial, la deliberación del cuerpo colegiado grenoblés “atenta gravemente contra los principios de laicidad y neutralidad de los servicios públicos”.

Más aún, a través de Twitter, el ministro saludó con beneplácito la iniciativa del prefecto y aseguró que “el Estado [francés] continuará combatiendo todo tipo de promoción de comunitarismo”. Con ello hizo alusión a una tendencia de pensamiento político que busca el reconocimiento de las comunidades agrupadas en torno a pertenencias culturales, étnicas, religiosas o sociales, mientras que se opone a la homogeneización que caracteriza especialmente a las sociedades occidentales modernas. “Me comprometo”, sentenció Darmanin en su mensaje.

El capítulo más reciente de esta historia ocurrió este martes 21 de junio, luego de queel Consejo de Estado de Francia, la máxima autoridad judicial en materia administrativa del país, falló en contra de la decisión del consejo municipal de Grenoble, concluyendo que el uso del burkini atenta en contra del principio de neutralidad que la autoridad gubernamental está obligada a sostener frente a la religión.

Como vemos, el incidente va más allá de una simple prenda o, mejor dicho, los niveles de complejidad que ha alcanzado la convivencia humana lo vuelven así. Desde cierta perspectiva podría decirse que qué más da que una mujer nade y disfrute de un lugar público con el traje de baño que le venga en gana, pero al parecer las cosas en nuestra época no pueden ser así de sencillas. En todo caso, no todavía.

 

Artículo actualizado el 22 de junio de 2022.


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Imagen de portada: dw.com