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Mocihuaquetzques, mujeres guerreras: morir en el parto es como morir en combate

Sociedad

Por: Marijo Bazán - 05/25/2022

Según la cosmovisión prehispánica, la vida después de la muerte no es igual para todos

Toda cultura milenaria tiene su propia forma de explicar la muerte y la existencia más allá del plano terrenal. En el caso de la cosmovisión mexica, no sólo existía el Mictlán como lugar de descanso para las almas. Además de Mictlantecuhtli, otras deidades recibían el espíritu de los mexicas, según la forma en que morían. 


Imagen: @INAHmx

El dogma católico que dicta el lugar de descanso de un alma se basa en las acciones realizadas en la vida de la persona fallecida. Si eres bueno, el cielo; si eres malo, el infierno. Si necesitas purificarte, el purgatorio. A diferencia de estas creencias impuestas por la evangelización y el cristianismo, los mexicas creían que el alma de una persona obtenía su lugar de descanso dependiendo del lugar y la forma en la que moría.

Por ejemplo, los guerreros que morían en combate tenían un lugar reservado en el Tonatiuichan, junto a Huitzilopochtli, Dios del Sol y de la Guerra. Sus almas acompañaban al sol naciente en las mañanas hasta el mediodía. En la creencia mexica, el lado oeste del manto estelar pertenecía a la masculinidad, y por ello despertaban con el sol. Aunque en las culturas mesoamericanas no existía el concepto occidental de machismo u opresión femenina, sí había una clara distinción entre la división social de los hombres respecto de las mujeres. Por eso sólo los varones iban con Huitzilopochtli al morir

Sin embargo, también había un lugar muy importante reservado para ciertas mujeres que habían dado su vida para otorgar otra. Para el pueblo mexica el parto era considerado una batalla, pues el cuerpo entra en un estado de conflicto, dolor y sufrimiento. Si una mujer moría en el acto de dar a luz era elevada al nivel de los guerreros mexicas. Su sacrificio le valía un lugar único junto al Dios Sol. 

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Las parteras tenían que hacer todo lo posible para que tanto el bebe como la madre salieran victoriosos del temazcal donde se realizaba el parto. Si el bebe era quien moría dentro de las entrañas de la madre, la partera debía introducir una piedra tallada con filo, llamada itzil, para cortar el cuerpo del óbito fetal. Con esta acción se pretendía salvar la vida de la madre antes de que entrara en un estado crítico. 

Si, por el contrario, quien fallecía en el momento del parto era la madre, se debían preparar una serie de rituales para rendirle honor y preparar su visita a Huitzilopochtli. Se bañaba el cuerpo y cabello de la madre con agua limpia y después se le ponía un vestido nuevo. Debían esperar al atardecer para llevarla en una procesión hasta el lugar de su entierro. Este sacrificio de vida era tan valorado por la comunidad que una mujer muerta en el parto era nombrada mocihuaquetzque, que significa "mujer valiente"

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Después del entierro, el esposo y varones de la familia y amigos velaban durante 4 días el cuerpo de la mocihuaquetzque para evitar su exhumación. Era costumbre entre los mancebos (jóvenes guerreros) cortar un mechón de cabello o cercenar el dedo medio de la mano izquierda del cadáver de una madre muerta en el parto. Ello para portar "amuletos" que les concedieran la valentía, intrepidez, coraje y energía necesarios para enfrentarse en las batallas. 

Si te interesa saber más al respecto, puedes disfrutar la conferencia  sobre la muerte entre los mexicas del Dr. Eduardo Matos Moctezuma


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Imagen de portada: Archivo Digital Museo Nacional de Antropología