'Licorice Pizza', la nueva película del infalible director Paul Thomas Anderson
Arte
Por: Luis Alberto Hara - 12/02/2021
Por: Luis Alberto Hara - 12/02/2021
La filmografía de Paul Thomas Anderson es una de las más impresionantes en los tiempos recientes. Anderson tiene 51 años, una edad considerablemente joven para un director de cine, pero ya ha filmado varias películas.
Su primero éxito fue Boogie Nights (1997), sobre un actor porno, y la cual le permitió hacer una obra de auteur: Magnolia (1999), que para algunos es su mejor película y es ciertamente la mejor actuación de Tom Cruise. Más tarde filmó Punch-Drunk-Love (2002), un gender-bender que empleó a Adam Sandler en un papel "serio" (o relativamente serio) con notables resultados y le sirvió para ganar el premio al Mejor director del Festival de Cannes en 2002. Posteriormente filmó There Will Be Blood (2007), con una magistral actuación de Daniel Day-Lewis. En 2012 hizo una arriesgada versión de la vida del fundador de la Iglesia de la Cienciología, L. Ron Hubbard, The Master, de nuevo con una interpretación sublime, esta vez de parte de Philip Seymour Hoffman, uno de sus actores más cercanos, con quien ya había filmado Boogie Nights, Magnolia y Punch-Drunk-Love. El lector podrá apreciar ya un tema: Anderson filma con los grandes actores de cine de nuestra época y a veces los eleva a un nivel superior. Filmó Inherent Vice (2014) con Joaquin Phoenix, una genial y subestimada stoner-comedy, basada en una novela del gran Thomas Pynchon. Volvió a filmar con Daniel Day-Lewis en Phantom Thread (2017), su segunda película nominada al Óscar como Mejor película en 2017.
Todo esto viene a colación porque Anderson tiene una nueva película, lo cual es siempre un acontecimiento en el mundo del cine. La cinta Licorice Pizza (2021) es una historia de amor entre un adolescente de 15 años y una mujer de 25 que ocurre en California sobre el fondo de una tienda de discos.
Se trata de una trama quizá poco impresionante, pero también poco pretenciosa y entrañable. The Guardian la llama "la más relajada y divertida de sus películas", lo cual no es poco, pues Anderson no es ningún extraño a las comedias. Elevando a sus actores a niveles inalcanzados, el tema de Anderson se repite, esta vez con dos semidesconocidos: el hijo de su querido Philip Seymour Hoffman, Cooper Hoffman, quien ha sido ungido con este filme para convertirse en un actor emblemático y Alana Haim, de la banda de pop Haim. Además, la película cuenta con la participación de Bradley Cooper, pero en un papel diferente.
Aunque la trama es relativamente convencional, la audiencia gozará de la maestría de Anderson, esta vez con libertades oníricas, poéticas, románticas y, sobre todo, humorísticas. No sólo los entusiastas del cine disfrutarán esta obra; también los melómanos, pues la película está ambientada en los años setenta del siglo XX y tiene una notable banda sonora.
Lo que queda claro al final, con una nueva adición a su casi perfecta filmografía, es que Anderson está llamado a ser uno de los directores de cine más importantes de su país y de la industria mundial por mucho tiempo.