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Un breve recuento sobre los hechos que están desenvolviéndose en territorio palestino

Tras días de protestas y disturbios en Jerusalén (Al-Quds), el escalamiento de las tensiones entre Palestina e Israel se ha hecho notar en los medios internacionales a partir de los últimos acontecimientos: el bombardeo llevado a cabo por Israel en la Franja de Gaza, como respuesta a los cohetes lanzados por Hamás (Movimiento de Resistencia Islámico) desde este enclave. Sin embargo, y entre diversas opiniones y versiones de los hechos, es necesario poner sobre la mesa elementos y puntos clave que permitan a las audiencias tener un panorama de los hechos recientes.

No se pretende simplificar un conflicto y ocupación que han perdurado décadas, cobrando la vida de miles de seres humanos, provocando el desplazamiento de millones de palestinas y palestinos y profundizando las condiciones de desigualdad, discriminación y violencias sistematizadas. En este sentido, el objetivo de estas líneas es contextualizar la situación. 

Cercana la fecha en que se celebra el fin del mes del Ramadán, las tensiones se acrecentaron cuando cuatro familias palestinas fueron amenazadas de ser despojadas de sus propiedades en el barrio de Sheikh Jarrah, ubicado en Jerusalén del Este. Tales eventos fueron perpetrados por colonos israelíes con el respaldo de la fuerza policíaca, justificándose en la pertenencia histórica del territorio. Estas acciones no son casos aislados, pues de acuerdo con una nota de Al-Jazeera, “cuarenta y tres palestinos fueron expulsados ​​de Sheikh Jarrah en 2002 y otros nuevamente en 2008 y 2017, y sus hogares fueron ocupados por colonos israelíes”. 

Sumado a las amenazas de despojo, la población palestina ha sido testigo de actos consecutivos de asedio, hostigamiento y violencia proveniente de colonos israelíes y, principalmente, de jóvenes, quienes grabaron los ataques en contra de palestinos, mismos que difundieron en redes como Telegram, TikTok e Instagram. 

Frente a ello comenzó una serie de protestas masivas, ante las cuales la respuesta israelí se tornó cada vez más violenta durante los últimos días. El punto álgido ocurrió durante la tarde del 10 de mayo en el Complejo de Al-Aqsa, después de tres días en que las fuerzas de seguridad israelíes intentaron asaltar y desalojar a las personas que se encontraban en la Mezquita de Al-Aqsa (en días previos, estas fuerzas habían impedido el acceso a Jerusalén de cientos de palestinos). Ese día se llevaría a cabo una marcha en la que los israelíes celebran la ocupación de Jerusalén Oriental a partir de la Guerra de los Seis Días de 1967. 

Estos ataques fueron perpetuados al interior de la mezquita, como puede observarse en este video publicado en Instagram.

Tras los ataques, Hamás y otras facciones amenazaron con responder en contra de Israel en caso de no retirar sus fuerzas en Al-Aqsa y detener la represión en Jerusalén y, en efecto, el 11 de mayo las Brigadas al-Qassam anunciaron el envío de más de doscientos cohetes hacia las ciudades de Tel Aviv, Ashkelon y Beersheva. Posteriormente, el gobierno israelí anunció el despliegue de sus tropas bajo una una operación denominada “Guardián de los Muros” bombardeando edificios en la Franja de Gaza, donde se encontraban funcionarios de Hamás.

A la fecha, los ataques no se han detenido: el lanzamiento de cohetes a ciudades israelíes ha continuado, al igual que el bombardeo en Gaza. Hasta el momento, el Ministerio de Salud de Gaza ha anunciado el fallecimiento de sesenta y siete palestinos a causa de los impactos, entre ellos una mujer embarazada y dieciséis niños, y más de trescientos heridos. En Israel se registra un total de seis personas fallecidas, entre ellas un menor de edad y decenas de heridos.

Las protestas palestinas han tenido lugar en más de veinte ciudades tanto palestinas como israelíes, entre ellas Jerusalén, Ramallah, Haifa, Jaffa, Nazaret, Nahf y Al-Lydd (en esta última se declaró estado de emergencia). En tales manifestaciones es posible observar la participación de generaciones jóvenes que, a pesar de no haber experimentado momentos y procesos como la Nakba (catástrofe) de 1948 o la Naksa (retroceso) de 1967, viven bajo una ocupación territorial y sufren numerosas formas de violencia sistemática. 

La escalada continúa a pesar del llamamiento de organizaciones intergubernamentales y representantes políticos alrededor del mundo a un cese al fuego entre Hamás (y sus facciones) e Israel. No obstante, es necesario no perder de vista las acciones y demandas del pueblo palestino, reconociendo su participación independientemente de actores como Fatah, Hamás, la Jihad Islámica u otros grupos. Se trata de un pueblo que ha enfrentado un proceso denominado por Ilan Pappé como limpieza étnica, traducido en actos como la fragmentación territorial, la apropiación cultural, el control sobre los recursos y la movilidad. 

 

Twitter de la autora: @Marlene_HM9


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Imagen de portada: Ahmed Abu Hameeda / Unsplash