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Exceso de proteína en la dieta de nuestros ancestros podría explicar la domesticación de los perros

Ciencia

Por: Jimena O. - 01/20/2021

Esta nueva teoría ofrece una comprensión más amplia de los procesos de domesticación de lobos y perros desde perspectivas ecológicas y geográficas

A primera vista parece fácil entender las razones por las cuales los perros se volvieron el mejor amigo de los humanos: la mayoría de las especies son muy dóciles, protegen el territorio de amenazas exteriores y algunas razas son incluso lo suficientemente fuertes y grandes como para cargar provisiones, jalar trineos y proveer de calor durante las noches frías.

Todos estos beneficios son producto de largos procesos de domesticación y evolución. Sin embargo, después de casi un siglo de estudios que han buscado entender cómo ocurrió dicho fenómeno, a la fecha no hay consenso sobre qué fue lo que posibilitó la domesticación de los primeros perros. 

Una nueva teoría sugiere que el origen del perro doméstico (Canis lupus familiaris) podría encontrarse en un momento en el que nuestros antepasados se alimentaron casi exclusivamente de carne, aun cuando el organismo humano no está desarrollado para digerir un exceso de proteínas. El excedente de carne lo compartían con lobos y esos restos de comida pueden haber sido el inicio de la domesticación.

Esta teoría es la primera que ofrece una explicación ecológica de la domesticación de los primeros perros. Maria Lahtinen, investigadora de la Autoridad Alimentaria de Finlandia e investigadora visitante del Museo Finlandés de Historia Natural, se ha especializado en el estudio de la dieta de los cazadores-recolectores del pleistoceno tardío en la Eurasia ártica y subártica.

Hace aproximadamente veinte mil años, el mundo pasaba por el periodo más frío de la Era de Hielo. En un ambiente tan adverso, los seres humanos obtenían la mayor parte de su comida de la carne de animales cazados. En su investigación, Lahtinen y su equipo descubrieron que durante dicho lapso tan frío, estos cazadores-recolectores comían casi únicamente carne sin grasa de renos y caballos salvajes, es decir, su alimentación consistía casi exclusivamente de proteína animal. 

Sin embargo, si los humanos nos alimentamos sólo de carne, eventualmente eso provocará diarrea y, con el paso de algunas semanas, un exceso de proteína en el organismo deriva en envenenamiento e incluso puede conducir a la muerte. Los humanos no estamos totalmente adaptados para llevar una dieta mayormente carnívora, pues no somos capaces de digerir grandes cantidades de proteína.

La teoría es que los lobos que también habitaban la zona e intentaban sobrevivir aprovecharon las sobras dejadas por los humanos y, poco a poco, ellos y su descendencia se volvieron más dóciles con sus compañeros de dos patas.

Esta teoría no sólo tiene mucho sentido desde la perspectiva ecológica, sino también geográfica: los descubrimientos de perros del Paleolítico vienen principalmente de las regiones en las que predominó un ambiente frío durante esa era.

De acuerdo con Lahtinen, en mejores condiciones ecológicas, lobos y humanos hubieran competido por los mismos animales. Pero en las circunstancias del invierno ártico y subártico, compartir la carne excedente con los lobos no significó una desventaja para los humanos. Más aún, dejar restos de carne fue un efecto natural de su propia preservación.

Asimismo, Lahtinen, que de hecho no tenía como objetivo resolver el misterio de la domesticación, dijo que su propuesta no pretende ofrecer una respuesta simple y rápida a la domesticación, pero hace énfasis en la necesidad de tener más elementos para comprender la complejidad de este proceso.

Esta teoría fue publicada en Scientific Reports de la prestigiosa revista Nature y puedes consultarla en este enlace.

 


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Imagen de portada: M L / Unsplash