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Comer pescado reduce el daño cerebral causado por la contaminación del aire (ESTUDIO)

Salud

Por: Jimena O. - 08/01/2020

Según esta investigación, en ciertas condiciones comer pescado podría mitigar los daños cerebrales provocados por la contaminación del aire

Ka He, investigador de la Universidad de Columbia en Nueva York, realizó un estudio para comprender el impacto que tiene el consumo de pescado para combatir los efectos de la contaminación del aire en el cerebro.

En general, se sabe que el pescado es una excelente fuente para obtener ácidos grasos como el omega 3, compuesto indispensable para una dieta saludable. El omega 3 ha demostrado su capacidad para disminuir la inflamación del cerebro y para mantener su estructura a medida que las personas envejecen. También contribuye a la reducción del daño cerebral provocado por neurotoxinas como el plomo y el mercurio. 

Los beneficios del omega 3 inspiraron esta investigación para saber si su consumo tiene algún efecto de protección contra otra neurotoxina encontrada en la contaminación del aire. 

En el estudio participaron 1 315 mujeres con un promedio de edad de 70 años. Las voluntarias llenaron un cuestionario para conocer su dieta, tipo de actividad física e historia médica. Ninguna de las mujeres padecía demencia al inicio del estudio. 

El equipo de investigadores usó los cuestionarios sobre la dieta para calcular la cantidad de pescado que cada mujer consumía por semana. Todos los tipos de pescado fueron incluidos, excepto el pescado frito, pues el proceso de freír afecta al omega 3. 

A cada mujer participante se le hicieron varios análisis de sangre, en los que los investigadores midieron la cantidad de ácidos grasos omega 3 presente en los glóbulos rojos. Una vez que se obtuvieron estos datos, se dividió a las mujeres en cuatro grupos según la cantidad de ácidos grasos omega 3 presentes en su sangre. 

Los investigadores usaron las direcciones de las casas de las mujeres para determinar la exposición promedio de tres años a la contaminación del aire. Luego, las participantes se sometieron a escáneres cerebrales con imágenes de resonancia magnética para medir varias áreas del cerebro, incluyendo la materia blanca y el hipocampo, la parte del cerebro asociada con la memoria.

Después de hacer los ajustes pertinentes relacionados con la edad, la educación, el tabaquismo y otros factores que podrían afectar la contracción del cerebro, los investigadores encontraron que las mujeres que tenían los niveles más altos de ácidos grasos omega 3 en la sangre tenían mayores volúmenes de materia blanca que aquellas con los niveles más bajos. Las del grupo más alto tenían 410 centímetros cúbicos (cm3) de materia blanca, en comparación con los 403 cm3 de las del grupo más bajo. Los investigadores encontraron que por cada porcentaje en el aumento de los niveles de contaminación del aire, el volumen promedio de materia blanca era 11.52 cm3 más pequeño entre las personas con niveles más bajos de ácidos grasos omega 3 y 0.12 cm3 más pequeño entre quienes tenían niveles más altos.

Las mujeres con los niveles más altos de ácidos grasos omega 3 en la sangre también tenían mayores volúmenes de hipocampo.

Estos hallazgos sugieren que los niveles más altos de ácidos grasos omega 3 en la sangre por el consumo de pescado podrían preservar el volumen del cerebro a medida que las mujeres envejecen y, posiblemente, proteger contra los posibles efectos tóxicos de la contaminación del aire.

Sin embargo, es importante tomar en cuenta las limitaciones que tiene este estudio (así como todo estudio científico). En esta investigación sólo se encontró una asociación entre el volumen cerebral y el consumo de pescado. Lo anterior no prueba que comer pescado preserve el volumen cerebral. Y debido a que otros estudios han encontrado que algunas especies de pescado pueden contener toxinas ambientales, es importante hablar con un médico sobre qué tipos de pescado es recomendable incluir en una dieta, además de informarse tanto como sea posible sobre el origen y condiciones de producción del pescado a consumir. 

Otra de las limitaciones del estudio fue que la mayoría de las participantes eran mujeres blancas mayores, por lo que los resultados no pueden generalizarse ni compararse a otras mujeres u hombres de diferentes edades, contextos sociales e incluso condición genética. Además, los investigadores sólo pudieron examinar las exposiciones a la contaminación del aire en la edad adulta, no la suma de las exposiciones a lo largo de la vida. 

Esto quiere decir que esta investigación no es definitiva, y sus resultados no son la cúspide del conocimiento sobre la dieta y sus efectos en el cerebro. 

Con todo, un estudio como este muestra que incluir pescado en la dieta es benéfico para la salud, en este caso, por un beneficio relacionado con la salud cerebral.

 

* El artículo original fue publicado por la Academia Americana de Neurología (American Academy of Neurology) y puede consultarse en este enlace.

 

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