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El laureado director hace cortos con los cuadros de Hopper

Edward Hopper es uno de los pintores de culto que actualmente son invocados como una especie de visionarios de los tiempos de distancia, desolación e introspección. El artista estadounidense captó como casi nadie la particular sensación de tedio, melancolía y aislamiento de la vida moderna, particularmente de la vida americana. 

El director Wim Wenders describe la pintura de Hopper diciendo que logra "mantenernos en suspenso sobre qué es lo que va a suceder después. Sus personajes  están en un estado de expectativa". Seguramente Wenders, como otros, nota que la pintura de Hopper es muy cinematográfica.

Para coincidir con una nueva exposición de Hopper montada por la Fundación Beyeler de Basilea el director alemán ha creado una serie de cortos en los que recrea minuciosamente algunas pinturas de Hopper -incluso la luz y los semblantes- de las cuales se desdobla un acción, animando esos momentos de suspenso y melancolía que están congelados en la pintura. 

Wenders da vida a las viñetas, jugando a descifrar los cuadros del elusivo pintor: una interpretación cinematográfica de momentos enigmáticos. Para hacer estas minificciones Wenders viajó al estado de Montana, en una misión para encontrar el mundo de Hopper.

 

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