Nesyamun era un sacerdote que cantaba rezos de adoración en el templo de Karnak en Tebas. Cuando murió fue momificado y sellado en un ataúd con una inscripción grabada: "Nesyanum, el de la voz verdadera".
De acuerdo con arqueólogos de la Royal Holloway University, en Londres, Nesyamun murió aproximadamente a los 50 años. Especulan que la causa de su muerte fue debido a una reacción alérgica, probablemente por la picadura de algún insecto. Eso explica que, cuando abrieron el ataúd, la momia tuviera la lengua de fuera.
El Dr. David Howard y su equipo realizaron un estudio en torno al cuerpo momificado de este sacerdote, en el cual, entre otras acciones, realizaron una tomografía para que a partir de las imágenes obtenidas pudieran imprimir el interior de su garganta en 3D . Una vez impreso el tracto bucal, combinaron el resultado con una laringe electrónica para recrear el sonido de su voz.
El Dr. Howard cuenta que Nesyamun no puede hablar por el momento, pero esta investigación tiene el objetivo de que a largo plazo se puedan reproducir palabras. Hasta ahora esta réplica sólo puede producir un sonido, el cual, según el equipo de investigadores, se parece al que hacen las vocales A y E, como puede apreciarse en la siguiente grabación:
Y si bien este pequeño sonido no parece la gran cosa (es sólo un sonido, ni siquiera una palabra), lo sorprendente de los resultados obtenidos es que la ciencia y la tecnología permitió a este equipo de investigadores reproducir la voz de una persona que vivió hace tres mil años.
El equipo espera que en los próximos años el software que usaron para esta reconstrucción sonora sea capaz de modificar los elementos que permiten los patrones del habla, a saber, el tamaño de la lengua, el funcionamiento de los músculos y la posición de la mandíbula. De esta manera será posible crear una réplica más fiel a los patrones del habla de Nesyamun o de otras personas fallecidos cuyos restos se conservan en condiciones más o menos óptimas.
*Garganta sintética de Nesyamun
Se trata sin duda de un desarrollo sorprendente. Quién sabe, quizá algún día escucharemos la voz de nuestros antepasados más remotos, de un orador griego o de un guerrero azteca.
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