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Pareja simbiótica: cuando te crees responsable de lo que tu pareja siente

Salud

Por: Jimena O. - 10/06/2019

Por norma general, vincularse desde una posición de "tu dolor = mi responsabilidad" tiende a resultar en un tipo de pareja conocida como "pareja simbiótica"

En terapia de pareja es usual encontrar relaciones que mantienen conductas autodestructivas aparentemente sin darse cuenta. Los celos excesivos, la falta de confianza en el otro, la dificultad para emprender proyectos en pro del futuro de la pareja, entre otros más.

Y aunque a veces no lo parezca, una de esas conductas nocivas es el responsabilizarse de los actos, emociones y pensamientos del otro y , a su vez, responsabilizar al otro de nuestras conductas, emociones y pensamientos. Esa discusión más o menos típica de la pareja en que uno y otro se reclaman por las cosas que hacen es, de hecho, expresión parcial de esta conducta. 

Por norma general, vincularse desde una posición de “tu dolor = mi responsabilidad” tiende a resultar en un tipo de pareja que, de acuerdo con los terapeutas especializados, se define como pareja simbiótica.

Las parejas simbióticas suelen tener un vínculo en donde la individualidad no tiene un sitio dentro de la relación y, por consecuencia, se limita la presencia de otras personas como amigos, familiares o compañeros de trabajo o de escuela. Como consecuencia, el vínculo se vuelve una especie de hoyo negro en donde desaparece la confianza y comodidad de ser aceptado y amado sin condiciones: se empiezan a guardar secretos, las exigencias son cada vez más recurrentes, las tensiones y peleas se vuelven cotidianas. ¡Inclusive es imposible tener una conversación normal!

 

¿Qué hacer si se está en un vínculo simbiótico?

La reactividad simbiótica se debe principalmente a la apropiación de las emociones, pensamientos y conductas del otro: nos hacemos responsables de todo eso, reaccionando siempre a la defensiva y con rechazo. Desde esta posición, es difícil escuchar el verdadero malestar de la pareja y se pierde la oportunidad de la intimidad, necesaria para compartir abiertamente la experiencia, las emociones y los sentimientos.

Como puede deducirse, la clave es evitar hacerse cargo del malestar del otro ni reaccionar responsabilizándose al respecto.

Los terapeutas de pareja recomiendan realizar los siguientes pasos para aprender a desaprender la apropiación de las emociones, pensamientos y conductas del otro:

  • Comienza a tomar conciencia sobre si tú, en tu relación de pareja, buscas hacerte cargo de las emociones, pensamientos y conductas del otro o si, en otro sentido, tiendes a responsabilizar al otro de tus acciones. Si en una discusión has usado o escuchado expresiones como "Es tu culpa que…", "Por tu culpa…", "Tú me dijiste que…", o si la discusión se convierte en una lista de todas las cosas que tu pareja hace, es probable que esta conducta esté presente en la relación.
  • Reflexiona sobre los beneficios y pérdidas que esta posición tiene para tu bienestar y el bienestar de la relación de pareja. Si lo haces o lo sufres, es por algo… pero pregúntate: ¿ese algo vale la pena?
  • Encuentra un lugar seguro para poder hablar acerca del dolor, la frustración y el malestar en general que se viven dentro de la relación. Es importante que estas sesiones sean más o menos breves (recomendamos 15 minutos por sesión), constantes y sobre todo ambos deben hacer el compromiso de no reaccionar agresivamente ni justificar las conductas pasadas, sino más bien haciendo el esfuerzo de escuchar al otro, escuchar lo que el otro tiene que decir sobre sus emociones, tratando de comprenderlas desde la empatía y la asertividad. Cabe decir incluso que estas no son sesiones para disculparse, pedirse perdón y ni siquiera para intentar encontrar una solución al problema. Como decimos, son encuentros para escucharse. 
  • En el momento que empiece una conducta reactiva, defensiva o agresiva, es tiempo de detenerse. También es importante parar a los 15 minutos, aunque el resultado esté yendo por un buen camino. Siempre se puede volver a hablar del tema en un lugar seguro. Pero en ese momento, ya no es un buen tiempo. 
  • Aprende a respirar profundamente. Mantén una disposición abierta y amorosa hacia tu pareja. Recuerda que el otro no quiere hacerte daño ni tener poder sobre ti. Es su subjetividad expresándose y, como tal, uno también requiere un espacio para sí para expresarse completamente desde una comunicación asertiva.
  • Comparte esta información con tu pareja, para empezar un nuevo camino en su vínculo afectivo: tener un lenguaje en que ambos estén de acuerdo puede facilitar el proceso de cambio.

Este proceso requiere tiempo y mucha toma de conciencia; sin embargo suele recomendarse para brindar un poco de flexibilidad dentro de las relaciones de pareja. De este modo se pueda ofrecer un vínculo más auténtico y realmente amoroso.

Después de todo, uno es responsable del tipo de vínculo amoroso que desea tener.

 

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