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Un documento invaluable que consigna tanto la subjetividad como la creatividad de Frida Kahlo

La idea de escribir un diario es relativamente reciente en la historia cultural de la humanidad. Si bien la escritura surgió fundamentalmente ante la necesidad de llevar un registro, pasaron muchos siglos antes de que dicha actividad se consagrara a la subjetividad, el mundo interior y la perspectiva individual de la realidad que son propios de una persona. Las ideas de identidad, intimidad, el yo y varias otras afines tuvieron que modificarse gradualmente para que a alguien se le ocurriera sentarse frente a una página en blanco para consignar su percepción del mundo y la existencia.

Afortunadamente, pues a partir de entonces fue posible contar con uno de los documentos mas valiosos para conocer la doble hebra que suele sostener la realidad humana: la percepción individual de la realidad y el entramado intersubjetivo que llamamos condiciones externas. Un yo habita un mundo preexistente, dado, pero no fijo ni inmutable, sino en cambio constante, hecho además a partir de las acciones de otros seres humanos.

En ese sentido, cuando los diarios son elaborados por personas inteligentes, sensibles y agudas, se convierten en una especie de joya preciosa en cuyo interior pueden observarse muchos mundos: el de las emociones y el de la Historia, el del yo y el de la sociedad, el mundo de una familia, de un país, de un medio artístico y muchos más.

Ese es el caso del diario de Frida Kahlo, algunas de cuyas imágenes acompañan esta nota. En el caso específico de este cuaderno, cabe mencionar que se trata de una relación que Kahlo sostuvo durante los últimos 10 años de su vida, que fueron especialmente arduos para ella, sobre todo por causa del deterioro de su salud física y mental.

Con todo, como a veces pasa en el caso de los artistas, el sufrimiento en el que vivió encontró expresión creativa y estética. Como si de una transmutación se tratase, Kahlo partió de esa materia dolorosa para elaborar una obra admirable.

De hecho, los cuadernos destacan más por su valor artístico que por los posibles datos biográficos o históricos que quisieran encontrarse. De acuerdo con investigadores que han tenido acceso a los documentos, salvo algunos detalles concretos (como alusiones a reuniones del Partido Comunista o citas con el médico), en los diarios de Kahlo la precisión histórica brilla por su ausencia. 

A cambio, además de dibujos, acuarelas y pequeñas pinturas, el diario abunda en textos creativos en poesía y prosa, juegos de palabras en los nombres dados a las ilustraciones, relatos de sueños tenidos, ejercicios de asociación libre y otros mecanismos que a partir de la escritura sirven para explorar y dar cauce a la subjetividad.

Ars longa, vita brevis, dice el viejo adagio latino. Nuestro paso por este mundo es fugaz, nuestros sufrimientos son transitorios, la vida humana es tan breve… Sin embargo, si somos capaces de hacer algo con todo ello, quizá algo de nosotros sobreviva. Quizá, en el fondo, de eso se trata el arte.

Como dato final agregamos que este diario fue editado hace casi 10 años en una edición facsimilar que aún puede conseguirse; lo acompaña un ensayo de introducción de Carlos Fuentes y un estudio de Sarah M. Lowe. Para los interesados, el libro puede adquirirse en este enlace.

 

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