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Este 21 de diciembre de 2018, a las 4:23pm (hora del centro), sucederá el solsticio de invierno, una fecha que era considerada sagrada por las culturas antiguas por conjugar un profundo simbolismo

Este viernes 21 de diciembre ocurrirá el solsticio de invierno en el hemisferio norte, a las 4:23pm de la Ciudad de México (9:23pm, tiempo universal). Al mismo tiempo, en el sur se celebrará el inicio del verano con el solsticio vernal. En el norte tendremos el día más oscuro del año, en medio de frío y melancolía natural y en el sur la máxima luminosidad, la plenitud y el calor.

Como siempre hacemos en este sitio en cada uno de los cuatro pivotes cósmicos del año -los solsticios y equinoccios-, describiremos aquí algunas de las costumbres tradicionales y el simbolismo espiritual de estas fechas que permiten entrar en resonancia con el ritmo del cosmos, una especie de teúrgia, como era tan importante para las tradiciones que el cristianismo designaría como "paganas".

En términos astronómicos, el solsticio marca el punto en el que el Sol aparenta llegar a su punto máximo sur o norte, dependiendo de si es invierno o verano, en su excursión anual en relación al ecuador celeste. El término "solsticio" significa literalmente "sol quieto" y sugiere el momento de quietud o detenimiento que ocurre en los solsticios cuando el movimiento estacional del Sol, visto desde la Tierra, se detiene en su límite norte o sur y revierte su dirección​. Una especie de pausa cósmica que marca un cambio estacional. En el norte, este será el día más oscuro del año y el inicio oficial del invierno. 

En términos astrológicos, el solsticio marca el ingreso a la constelación de Capricornio, el signo asociado a lo frío, a lo seco y a Saturno, la divinidad que rige la tierra y también el más alto intelecto y a la que en la astrología new age se le conoce como el Señor del Karma, una forma suavizada de hacer referencia al hecho de que en la astrología clásica Saturno es el poder que limita, que pasa juicio y que asigna lo que es merecido. La influencia de Saturno en este caso es doblemente enfática, ya que este planeta se encuentra además actualmente en Capricornio, el signo al cual rige, que transita por un período de cerca de 2 años y medio.

Mucho se ha dicho sobre el tema un tanto polémico y especulativo de que el nacimiento de Jesús fue asignado en estas fechas como una forma de sincretismo asociada al solsticio que, después de todo, no sólo es la muerte simbólica del Sol sino también, de alguna manera, su renacimiento. Esta tesis se basa en gran medida en que los romanos también celebraban las fiestas de Saturno, las Saturnalias, en el solsticio de invierno o en las fechas próximas. El filósofo neoplatónico Porfirio mantiene que la fecha se debía justamente a que Saturno entraba a Capricornio, lo que tenía un significado esotérico, ya que Capricornio es llamado "la puerta de los dioses", o, la puerta a través de la cual las almas ascienden o se liberan del mundo material (lo cual es incluso ciertamente paradójico, porque Capricornio es astrológicamente el planeta más ligado con la densidad material). Esto era recreado por la tradicional práctica que se realizaba en la Saturnalia, de liberar temporalmente a los esclavos e invertir el orden establecido de la sociedad (los esclavos eran servidos con banquetes, regalos y demás).

El solsticio de invierno ha sido, durante milenios, una de las fechas del calendario religioso de las más diversas culturas. Una constante era la noción del mito del dios solar, el Sol Invictus, quien atravesaba un proceso de muerte y renacimiento. Siendo el Sol el gran símbolo del Sí mismo, del alma humana, es factible ver en esto un proceso microcósmico de muerte y renacimiento o al menos de una especie de proceso de silencio y recogimiento, de una meditación que da a luz una nueva fase. Como escribió Camus: "En mitad del invierno encontré en mí un verano invencible". Una incursión hacia la profundidad más sombría para encontrar ahí la luz inextinguible del espíritu, la vida misma que se mueve por los abismos para renovarse. Siempre el Sol ha sido considerado el símbolo de la vida y la conciencia. El filósofo y ocultista Manly P. Hall dijo sobre esto:

El Sol es vida, y esta vida es la propiedad común en todas las cosas, el poder del cual dependemos. Desde el más pequeño átomo hasta la más grande estrella, la luz es un símbolo de la presencia de la vida...

​En todos lados encontramos símbolos, y en donde hay símbolos encontramos la historia del Sol Victorioso, la misteriosa luz universal que iluminó el ser de todas las cosas, y esta luz y este poder es la vida de los hombres. Es la vida de toda la creación, distribuida a través de las hojas de pasto, atravesando toda forma en el vasto árbol de la vida; por ello, en el análisis final, toda la vida es una sola vida, y esa vida es la eterna Luz-Vida en sí misma, el poder de la divinidad en toda la creación.

Como siempre, los solsticios y los equinoccios nos recuerdan que el tiempo no sólo es Cronos, el tiempo del reloj, de cantidades discretas, todas idénticas, sino que es también Kairós, el tiempo oportuno, el tiempo cualitativo. Hay un tiempo para cada cosa, incluyendo la muerte. Esto además nos permite sintonizar los ritmos y patrones naturales y, por ende, conservar energía.

 

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