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Por qué el Templo Satánico es una farsa (o cómo ha creado la fachada de ser una religión para influir en la sociedad)

Política

Por: Luis Alberto Hara - 08/09/2018

El Templo Satánico se ha vuelto en una popular religión en Estados Unidos, sólo que en realidad no es una religión

En los últimos 50 años ha habido geniales religiones fársicas como The Church of the Subgenius, el Pastafarismo y el Discordianismo. Estas organizaciones criticaron la religión o jugaron con las ideas de control que se ejercen en ciertas religiones, de una manera divertida y por momentos brillante. Sin embargo, ninguno de estos movimientos se hicieron pasar realmente por religiones ante el Estado  -más allá de que algún iluso pudo haber creído que se trataba de organizaciones religiosas reales (tan reales como los Illuminati)-. Resultaba evidente que eran parodias, y ellos mismos sabían perfectamente que no eran religiones como tal.

En tiempos recientes ha surgido una organización religiosa llamada El Templo Satánico, que dice ser heredera de la Iglesia de Satán que fundó Anton LaVey. El Templo Satánico, fundado por Lucien Greaves y Malcolm Jarry, se ganó la aceptación de cierto público liberal pues promovió una serie de mandamientos que parecían ser sumamente razonables, muy ad hoc para nuestros tiempos, pugnando, sobre todo, por la libertad. Además generó mucha polémica al construir estatuas gigantes de Satán en diversas partes de Estados Unidos, incluso en sitios de gran religiosidad, para cuyos feligreses esto fue una ofensa. El Templo Satánico argumenta que esto es libertad de culto religioso. En los últimos tiempos la organización se ha dedicado sobre todo a apoyar movimientos en favor del aborto, la libertad de culto, la laicidad y demás. En primera instancia parece pertinente que defiendan esto, ya que ellos pugnan por su derecho de adorar a Satán. El tema aquí es que realmente no adoran a Satán. El Templo Satánico no considera que Satán exista realmente: para ellos existe como puede existir Hércules, Iron Man o Bugs Bunny; es un héroe simbólico que representa la total rebeldía. No obstante, el Templo Satánico tiene el estatus de religión y goza de algunos de los beneficios de ser una religión organizada en Estados Unidos.

En una entrevista con el New York Times, Jarry dijo que el Templo fue concebido primero como una organización que pudiera ser capaz de "obtener fondos" de acuerdo con una iniciativa creada por George W. Bush, pero que no le interesaran los mismos. Aunque el Templo Satánico no cobra por ser miembro de su organización, sí promueve que se le hagan donaciones. Lo cual no significa necesariamente que tengan fines de lucro velados. Más que una idea para ganar dinero, parece ser una idea para defender un fundamentalismo político o ideológico que se vale de los medios que sean para avanzar su agenda.

Notablemente, el Templo Satánico defiende cosas como el matrimonio gay y el aborto mediante la utilización de lenguaje religioso: señalan que se trata de un derecho religioso, pues defienden la autonomía del cuerpo como un "sacramento". Está muy bien que defiendan el matrimonio gay o el aborto, el tema es que no son realmente una organización religiosa (aunque sí legalmente) y no tienen sacramentos; por lo tanto, hay una disonancia cognitiva y uno podría hablar de un cierto engaño intencional. Pues, aunque existe religiones no teístas, como puede ser el budismo, estas religiones lo son porque defienden principios trascendentes y tienen una dimensión no secular; es decir, justamente no se inmiscuyen en cuestiones de Estado, algo que -contradictoriamente- no hace el Templo Satánico. Incluso se podría hablar de una organización religiosa ateísta que defienda una presunta "espiritualidad ateísta", pero se esperaría, entonces, que este culto tenga una dimensión religiosa y que su ámbito no sea político. Claro que el Templo Satánico realiza ritos, pero la mayoría de ellos son sátiras religiosas o críticas políticas. De nuevo, criticar a la religión es algo que tiene cabida en la sociedad, pero esto puede perfectamente hacerse desde la secularidad, no bajo la máscara de una religión. Es evidente que la agenda del Templo Satánico es socavar a la religión haciéndose pasar ellos mismos como una religión, algo que se puede observar en el hecho de que parte fundamental de su discurso es criticar a las religiones establecidas y parodiar su lenguaje. A algunas personas les puede parecer astuto (como a Richard Dawkins, quien cree que la religión es un virus maligno), pero es también una falta de respeto a las personas que sí tienen auténtica fe.

Por su parte, la Iglesia Satánica los ha acusado de falsificar su ideología y utilizar principios satánicos como fachada. Esta agrupación señala -ellos que sí creen en Satán- que el Temblo Satánico ha hecho de su deidad una caricatura. 

Recientemente Emma Story, quien fungía como líder de una de sus 22 sedes en Estados Unidos y Canadá, anunció que renunciaría a la organización debido a lo que veía como la visión tiránica de Greaves, el líder del Templo Satánico. Story señala que Greaves practica una especie de absolutismo de la libertad de expresión, donde todo acto que coarte el libre albedrío debe prohibirse sin ningún claroscuro. Por ejemplo, Greaves condenó el veto reciente que Facebook, YouTube y otras plataformas hicieron del host Alex Jones, quien es famoso por sus radicales teorías de la conspiración, lo que incluye haber difundido el famoso Pizzagate. Recientemente Greaves contrató al abogado Marc J. Randazza, mismo que defiende a Alex Jones en un caso en el que los padres de los niños muertos en la matanza de Sandy Hook acusan al conductor por decir que el evento fue un hoax. El tema es que Randazza no sólo ha defendido a asesinos y líderes neonazis -algo que puede esperarse de ciertos abogados- sino que él mismo tiene una ideología de extrema derecha -o al menos, ha defendido la opinión de sus clientes- y ha aparecido incluso en el show de Jones, donde ha expresado ideas que Story ubica dentro de la alt-right. Claro que Greaves tiene derecho de hacer esto, pero al parecer Story ve en ello una contradicción, ya que por una parte, en teoría, Greaves promueve la igualdad y la diversidad, y por otra parte se asocia con individuos que expresan ideas excluyentes. Story escribe:

Cómo se puede esperar que personas de grupos minoritarios crean una palabra de lo que decimos cuando estamos ocupados aliándonos con un hombre que pasa su tiempo trabajando y amistándose literalmente con neonazis. 

Así que Story ha abandonado el Templo Satánico por razones de incongruencia en su mando. El tema de fondo aquí es la libertad a ultranza, que puede oponerse a la moralidad. Al defender la idea de que todo se vale y el derecho a hacer y pensar cualquier cosa, se relativizan todos los valores. Por supuesto, existe una importante corriente filosófica -a partir de Nietzsche- que defiende la relatividad de todos los valores y es posible que en términos filosóficos sea cierto que los valores son relativos, pero una sociedad no puede funcionar si no tiene una mínima dirección de lo que considera que es bueno y malo. El tema de Alex Jones es un buen ejemplo. El derecho de Jones de expresarse no debe coartarse pero otra cosa es como sociedad tener que darle un espacio en una plataforma como Facebook o YouTube, donde tiene un enorme alcance, pues su información -más allá de algunas interpretaciones que pueden ser discutibles- suele ser claramente falsa y promueve un clima de violencia y enfrentamiento. Si la sociedad ni siquiera puede defender la verdad o la mera noción de que existe tal cosa, entonces se desmoronan todas sus instituciones y principios aglutinantes y reina el caos. Lo cual ciertamente es uno de los peligros de no tener referentes absolutos, de no considerar que existe un bien, una belleza o una verdad trascendentes que pueden aplicarse universalmente.  

El eslogan que defienden este tipo de organizaciones es Nada es verdad; todo está permitido.