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La asombrosa capacidad vocal de Freddie Mercury explicada por la ciencia

Freddie Mercury es una de esas personas extraordinarias que cada tanto (pero con menos frecuencia de lo que se cree) irrumpen en una disciplina creativa, la música en este caso, y exceden con su talento, su ingenio y su propia vitalidad los límites hasta entonces marcados en dicho campo. Su impacto suele ser una mezcla de habilidades y rasgos propios bien cultivados pero en buena medida también es resultado de la combinación de circunstancias únicas, algunas subjetivas y otras históricas, irrepetibles, que contribuyen por esta misma razón al brillo del genio y a cierta idea de “pieza única” que se forma en torno a éste.

En el caso del líder de la banda Queen, una de dichas circunstancias es su voz, tan inconfundible como su presencia en los escenarios y el sello que dio a sus composiciones. La voz de Freddie Mercury desborda energía y fuerza, pero además, desde un punto de vista estrictamente técnico, se trata de uno de los cantantes más notables en la historia del rock y de la música en general.

Recientemente, un grupo de investigadores especializados en el estudio de la voz (abordada desde distintas perspectivas: la biofísica y la otorrinolaringología, entre otras) analizó algunos registros existentes de la voz de Mercury para establecer las cualidades específicas que hicieron de él un cantante excepcional.

Entre otros indicios, la investigación mostró que al hablar y cantar, en el aparato vocal y respiratorio de Freddie Mercury operaban los pliegues ventriculares y vocales, una condición poco común que producía como resultado un espectro sumamente rico y amplio de subarmonías y un vibrato particularmente veloz. Sobre este rasgo, los investigadores hacen una comparación un tanto peculiar: la tráquea de Mercury vibraba de tal modo, con tal velocidad, que ni siquiera el legendario tenor Luciano Pavarotti podría reproducir tal sonido. 

En una persona común, el vibrato se encuentra en un rango promedio de frecuencia de entre 5.4 y 6.9Hz; los investigadores aseguran que el vibrato de Mercury se encontraba en los 7.04Hz.

Cabe mencionar que estas observaciones son fruto del análisis de grabaciones, pues por razones obvias los investigadores no pudieron estudiar directamente la estructura anatómica del cantante. Entre otros registros, se tomaron en cuenta entrevistas donde se escucha hablar a Mercury y especialmente sus grabaciones a capella de algunas de las canciones más emblemáticas de Queen.

Con cierto ánimo legendario se dice que Mercury era capaz de cubrir ocho octavas, una cifra un tanto increíble si se tiene en cuenta que los cantantes de ópera sueñan con rondar las dos o tres octavas y la voz del ser humano común se encuentra por debajo de esa cifra (en un piano, es posible interpretar canciones en siete octavas). Asimismo, una anécdota asegura que el cantante declinó participar en un dueto operístico por temor a que sus seguidores desconocieran su voz, lo cual de algún modo sugiere que Mercury sabía que con su voz podía ir más allá de lo que solía mostrar.

Y si bien este estudio desmiente un tanto esta aura maravillosa en torno al cantante, de cualquier modo aporta evidencia del carácter extraordinario de Freddie Mercury.

La investigación puede consultarse en este enlace.

 

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