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“La habilidad para aprender efectivamente debería ser una capacidad en la vida. Es como un anticriptonita. Te da como un poder casi mágico que da la capacidad de ser exitoso en cualquier campo”

En 1952, el científico Albert Einstein confesó que no poseía ningún talento especial que lo hiciera inteligentísimo: “Sólo soy apasionadamente curioso”. Es decir, para él, el aprendizaje se trataba realmente de un estilo de vida que no acababa en las clases de la escuela sino que continuaba a lo largo de la curiosidad del por qué, el cómo, el para qué de cada una de las cosas que se encuentra a nuestro alrededor. Sin embargo, para Ulrich Boser, del Center for American Progress y autor de Learn Better: Mastering the Skills for Success in Life, Business and School, el aprendizaje requiere una fórmula un poco más rigurosa que la curiosidad.

En palabras de Boser, “la habilidad para aprender efectivamente debería ser una capacidad en la vida. Es como un anticriptonita. Te da como un poder casi mágico que da la capacidad de ser exitoso en cualquier campo”. De modo que para poder continuar con el proceso de aprendizaje, Boser recomienda poner en práctica tres principales estrategias:

 

– Encontrar un sentido

La investigación realizada por Boser ha demostrado que la motivación es un elemento clave para el aprendizaje exitoso. De modo que para dominar una idea, es indispensable descubrir el “para qué sirve” o “qué tiene que ver” con los intereses de uno mismo. En palabras de Boser: 

Es imposible aprender si no queremos aprender, y para ganar experiencia tenemos que observar tanto las habilidades como el conocimiento como elementos invaluables. Tenemos que crear un sentido. Aprender es cuestión de darle un sentido a algo. 

Principalmente porque “las personas pueden hacer cosas –literalmente– miles de veces sin realmente aprenderlo”; sin embargo, si no nos detenemos y cuestionamos “¿qué es esto y para qué existe?”, el aprendizaje nunca surtirá efecto.

 

– Desarrollar la metacognición

Broser explica que los humanos confían en exceso en su propia inteligencia, físico y esfuerzo en general, creyéndose superiores a aquellos que se encuentran a su alrededor. Esto, por mera lógica probabilística y matemática, es imposible: “No hacemos el suficiente esfuerzo para entender las cosas que desconocemos”. Esto parece ser debido a que no se pasa mucho tiempo analizando aquello que sí y que no conocemos. Para Broser, pensar sobre el pensar es una manera muy efectiva para mejorar el aprendizaje: “La metacognición tiene dos aspectos. El primero de planificación, '¿Cuáles son mis objetivos y cómo aprenderé esto?'. El segundo, el monitoreo, '¿Hay otra manera de hacerlo? Cómo podré mejorar mi progreso? ¿Por qué estoy haciendo esto?'”.

La metacognición, de acuerdo con la Educational Endowment Foundation –EEF– del Reino Unido, es una de las intervenciones educacitivas más afectivas que se han comprobado: los estudiantes mejoran la manera en cómo piensan sobre el pensamiento al acelerar su aprendizaje y mejorar sus notas en general.

 

– Aprehender el poder del olvido

Las personas solemos olvidar a veces más del 50% de lo que se aprendió en las últimas 24 horas. Según Boser, es un hecho muy normal y, de hecho, es algo muy positivo para el aprendizaje pues se tiene la oportunidad de re-recordar y retener la información por más tiempo. De hecho, es una práctica educativa clave pues brinda ventajas como el “interabandono”. Es decir, cuando alguien se enfrenta a según qué situaciones en el trabajo, la vida en la pareja o situaciones de la vida, se requiere de un tiempo a solas para asimilar qué acaba de suceder. Esto ayuda no sólo a comprender la información, sino también a almacenarla de diferentes maneras en la memoria a largo plazo.

Si bien existen malentendidos sobre el aprendizaje, es importante comprender que cuando las emociones positivas se encuentran involucradas siempre existirá una puerta para el conocimiento y el entendimiento de cada cultura, civilización, personalidad y conducta…