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Antes de los años 70, el LSD mostró un potencial terapéutico inusitado en una amplia gama de estudios, previamente a que la sustancia fuera clasificada como droga. El profesor David Nutt está tratando de recuperar el tiempo perdido

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Durante algunos años hemos seguido con interés las investigaciones del profesor David Nutt, del Imperial College London, acerca de los potenciales efectos benéficos del LSD para tratar una amplia gama de padecimientos psicológicos, desde la depresión hasta la angustia de pacientes terminales. En otoño próximo, el profesor Nutt publicará una investigación realizada gracias a 20 voluntarios que aceptaron tomar LSD en condiciones clínicas mientras un equipo médico realiza placas de resonancia magnética para ver lo que ocurre en sus cerebros.

"El potencial terapéutico podría surgir si vemos cambios en el cerebro que pudieran rectificar anormalidades, por ejemplo en la adicción, en la depresión. Nos daría una base racional para recuperar algunas de las antiguas investigaciones para las que el LSD fue usado, particularmente con las adicciones", comenta Nutt a The Independent.

Por ahora sólo se han dado a conocer los testimonios de tres voluntarios; un recuento de primera mano acerca del LSD como una medicina, más que como una droga social o simplemente recreativa:

Tom

Para él, estar dentro del escáner, con todos sus extraños sonidos, "resulto una experiencia de hipnótico trance". El tiempo dentro de la máquina resultaba "irrelevante", y a pesar de que Tom pensaba que no podría articular palabra, pronto descubrió que "podía expresarme de una manera seguramente bastante pseudointelectual", con una experiencia yoica similar a "pelar capas de una cebolla, permitiéndome ir más profundo dentro de la experiencia alucinógena".

La preocupación de Tom era el "malviaje" de tener una experiencia de este tipo "en un entorno estéril y clínico, sin la camaradería y la experiencia compartida de tus amigos, y sin los estímulos visuales y auditivos de estar en un club o yaciendo en el campo". Pero pronto se dio cuenta de que este improbable entorno le permitió concentrarse en su experiencia "con mucho más detalle, y salir al menos un poco más lúcido gracias a ella."

Timothy

En su caso, lo más abrumador fue el "'espectro' de posibilidades emocionales que se presentaban a cada instante", y a pesar de que "había poco tiempo (si acaso) para explorarlas", todas ellas se sentían extrañamente familiares, como si las hubiese experimentado antes en su infancia o en los sueños. Sin embargo, el LSD le permitió acceder a ellas de manera directa, con la conciencia despierta.

Toby

Para él la experiencia tomó el sentido plástico de "una mansión con interminables ventanas que se abrían a múltiples paisajes --la mansión era la amplitud e historia de la mente humana misma". Pronto, Toby se encontró "viajando en un cosmos interno libre de las preocupaciones de la existencia ordinaria", aunque no todo en su viaje fue agradable.

"La experiencia de ver disolverse mi ego al principio fue una fase gozosa y existencial de apocalíptica claridad, pero pronto se volvió una pesadilla". Poco a poco, al perder la perspectiva egótica, se encontró en posibilidad de "confrontar estas enfermedades ocultas como llave de nuestro crecimiento".

La conclusión de Toby puede ser la clave sobre el futuro de la terapia con LSD: "Un entorno terapéutico junto con un guía y un paciente bien preparado podrían utilizar una sola dosis de LSD para trabajar sobre patrones y comportamientos arraigados y navegar dinámicamente este terreno".