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El comediante Bill Hicks demostró en diversas ocasiones que el humor es uno de los mejores vehículos para decir la verdad
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Imagen: Walt Cisco (Wikimedia Commons)

El humor ha sido, casi desde siempre, uno de los vehículos más efectivos para expresar la verdad. Desde los bufones en las cortes shakesperianas, el chiste en su relación con el inconsciente o la sátira hecha a los personajes de poder, reír ha sido una forma de colar aquello que a veces no puede decirse francamente, de disimular en una broma algo que dicho seriamente podría ser motivo de furia o escándalo. La risa, en ese sentido, es un recurso liberador, una forma de minar la seriedad, de erosionar lo solemne, de volver ligero aquello sobre lo cual se ha impuesto un peso innecesario.

Entre los comediantes contemporáneos, el estadounidense Bill Hicks fue un representante digno de esa tradición satírica, un hombre que no sólo tenía un sentido refinado e inteligente de la comedia, sino que además entendió pronto que esta lo colocaba fácil y cómodamente en un punto en que sería escuchado e incluso tal vez comprendido ―y que no podía desaprovechar esa oportunidad. Su versión de una “buena noticia” sobre drogas en los noticieros televisivos es una de las mejores lecturas sobre la percepción social de las sustancias psicoactivas, una revisión sucinta de las múltiples aristas en torno a esta situación:

 

Asimismo, su certeza de que la vida es “un paseo en un parque de diversiones”, un viaje que o no debe tomarse demasiado en serio o, en otro sentido, está hecho esencialmente para que nos divirtamos mientras nos encontramos aquí:

 

Ambos videos resumen, en cierta forma, tanto la actitud de Bill Hicks como su arco de intereses con respecto a la comedia y los temas de donde tomaba elementos para hacerla. De la metafísica a los problemas de todos los días, Hicks decía lo que muchos pensaban y opinaban pero con gracia y talento. Y esa fue, para él, su diferencia, y para su público el punto de identificación. Un hombre que, además, no se sustrajo de los temas políticamente incorrectos de su tiempo, a los cuales también dedicó no pocos chistes.

En esta ocasión retomamos un compilado de videos publicado en el sitio truthteory.com a propósito de cuatro grandes mitos de la narrativa ideológica estadounidense que, en distintos momentos, Hicks examinó a la luz del escepticismo y la incredulidad, no de manera gratuita sino crítica, sospechando de las versiones oficiales que, casi siempre, están hechas desde el poder para proteger al poder mismo.

El asesinato de John F. Kennedy

 

 

El asedio de Waco

 

 

La guerra contra las drogas

 

 

La guerra contra el terrorismo

 

 

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