Ordeñamos vacas y “cultivamos” gusanos de seda, pero a la arañas no les habíamos encontrado un uso específico, a pesar de que recientemente se descubrió que su tela posee sorprendentes propiedades de resistencia. El diseñador Thomas Maincent montó una fascinante instalación en la que 20 arañas de seda de Madagascar, una especie que secreta un hilo en tonos dorados, pueden vivir y proliferar en un ambiente estético y artificial.
Spiderfarm es una fábrica de arañas y al mismo tiempo un sistema que, por evidente, pretende despertar conciencia sobre la vulnerabilidad de la naturaleza. Vale la pena ver el video porque además de hermoso (de una extraña manera) es una réplica del mundo de las arañas salvajes, el cual rara vez tenemos oportunidad de ver y es poco menos que encantador. Eventualmente, el sistema podría crear material, objetos y elementos que aún no hemos podido vislumbrar.